PSICOLOGIA HUMANISTA
bateman30 de Noviembre de 2013
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PSICOLOGIA HUMANISTA
Desde hace cinco décadas, la Psicología Humanista ha ido penetrando en forma muy significativa en los medios académicos, tanto de pregrado como de postgrado, a nivel teórico como a nivel práctico. Primero lo hizo más bien como protesta y alternativa de las dos corrientes clásicas en psicología: el psicoanálisis y el conductismo; después, presentando una visión integral, coherente y lógica, de la rica y compleja dotación del ser humano. Esta visión integral se ha ido consolidando con una firme fundamentación epistemológica de su enfoque y con el desarrollo y estructuración de metodologías y técnicas apropiadas y sensibles a lo más específicamente humano, como es la libertad, la conciencia, la creatividad, los valores y los sentimientos.
Este marcado enfoque epistemológico y metodológico llega hasta el punto de constituir un nuevo paradigma psicológico. Esto es debido a la convicción de que las diferencias entre las diversas orientaciones de la psicología actual arrancan de fuertes divergencias de naturaleza epistemológica y que sólo partiendo de esa base se puede llegar a una mayor unificación de la disciplina psicológica.
Durante la primera mitad del siglo xx, la Psicología caminó en dos direcciones notablemente diferentes e incomunicadas. Por un lado, la orientación conductista, objetivista, mecanicista y positivista. Por el otro, el grupo de psicologías que se originaron con Freud y el Psicoanálisis. Sin embargo, estas dos corrientes tenían como denominador común un principio básico sobre la naturaleza del hombre que influirá el marco de referencia conceptual y los métodos de investigación e interpretación de los hallazgos consiguientes: el determinismo. Si para los unos la conducta era interpretada como un proceso automático y casi-mecánico, estimulado por el medio ambiente exterior (enfoque reactivo), para los otros era un producto desenca¬denado por impulsos internos (enfoque reactivo en profundidad).
El modelo metodológico físico fue ya considerado como inadecuado en la década del 50 por insignes físicos como Heisenberg (1974) y Oppenheimer (1956), quienes aconsejaron a los psicólogos no modelar su ciencia sobre una Física ya superada e incapaz de ayudar a entender los fenómenos psíquicos, en los cuales la mente humana entra como objeto y como sujeto del proceso científico, y le señalaron la conveniencia de abogar por un pluralismo en metodología que incluyera métodos naturalistas y descriptivos.
Estimulada e insatisfecha ante esta serie de incongruencias, ha nacido y se ha desarrollado una "Tercera Fuerza" en Psicología, la Psicología Humanista, que presenta diferentes facetas: de protesta, de desafío, de complemento, de extensión o de alternativa de las otras dos corrientes, la Psicología Conductista y el Psicoanálisis. La Psicología Humanista acepta los modelos y analogías de las otras dos corrientes como guías legítimas para ciertas áreas de investigación, pero no los considera como una descripción adecuada de los seres humanos y menos soporta que sean elevados a la categoría de dogmas, como fre-cuentemente lo han sido.
El movimiento humanista, más que una Escuela, es una nueva orienta¬ción hacia la Psicología, un modo de pensar sobre el hombre y toda la empresa científica que modifica la imagen que tenemos de los seres humanos y libera a la Psicología de varias restricciones artificiales que le impusieron teorías que ahora aparecen como superadas. No se puede decir que los proponentes principales de esta orientación –Abraham Maslow, Carl Rogers, Gordon Allport, Charlotte Bühler, Rollo May, Viktor Frankl, Wilhelm Dilthey, Edward Spranger, William Stern, Kurt Lewin, Kurt Goldstein, Gardner Murphy, Erich Fromm, Fritz Perls, Eric Berne, al igual que un gran número de otros psicólogos actuales– tengan una ideología básica común, pero tanto ellos como los demás psicólogos humanistas simpatizan o comparten muchas posiciones sostenidas por la Psicología de la Gestalt, la Psi¬cología Adleriana, la Junguiana, la Neo-Freudiana, la Psicología del Yo, la Feno¬menológica, la Existencial, la "Self-theory", la Transaccional y la Proactiva.
Siguiendo e integrando las ideas de la Asociación de Psicología Huma¬nista, podemos señalar cuatro características como las más típicas en los autores más representativos de esta orientación psicológica:
1. Una atención centrada en la experiencia humana consciente como fenómeno primario ineludible al estudiar al ser humano. Las explicaciones teóricas y la conducta externa son consideradas como posteriores y secun¬darias ante la experiencia misma y ante la significación de ésta para la persona.
2. Un énfasis en cualidades tan profundamente humanas como la elección, la creatividad, la valoración y la auto-realización, en cuanto opuestas a un pensar sobre los seres humanos en términos mecanicistas y reduc¬cionistas.
3. Fidelidad al "significado y valor" cuando se eligen los problemas de estudio e investigación, y oposición al énfasis que se pone en la objetividad metodológica a expensas de la significación.
4. Especial aprecio por la dignidad y valor del ser humano e interés en el desarrollo del potencial inherente a cada persona.
Charlotte Bühler comparte la prioridad de estas características, pero suele hacer énfasis especial en "el estudio y comprensión de la persona como un todo" –actitud holista– y en la relación que la Psicología Huma¬nista tiene con el Existencialismo, como base filosófica subyacente, y particularmente en la experiencia de la intencionalidad como "parte más íntima de la persona y de su motivación". La intencionalidad, que tanta relevancia ha tenido desde Franz Brentano para acá, es efectivamente una nota distintiva de la orientación humanista. Sin el conocimiento de los valores, metas y propósitos que animan la conducta humana, ésta permanecería siendo siempre un misterio. Fre¬cuentemente nos revela menos el conocer lo que una persona hace que el porqué lo hace.
Metodología Científico-Humanista
En cuanto a la metodología científica, la Psicología Humanista insiste, además, en que el estudio debe estar más centrado en los problemas y menos concentrado en los medios y métodos. Poca utilidad tendría el uso de un método muy "objetivo" si el problema estudiado carece de im¬portancia en la vida humana. Los medios no deben prevalecer sobre los fines, sino estar supeditados a éstos.
En segundo lugar, los problemas humanos no pueden ser tratados ade¬cuadamente manejando simples abstracciones, palabras y conceptos, como suelen hacer los intelectuales con mucha frecuencia. Es necesario llegar a la experiencia real originaria, que es el proceso humano básico del cual depende toda operación de la ciencia.
En tercer lugar, el ser humano es una unidad irreductible; cada una de sus "partes" está relacionada con todas las demás. La coordinación e interacción mutua de los procesos no permite aislarlos sin que pierdan su naturaleza, su relevancia y su significado. Haciéndolo, tenemos sen¬cillamente otra cosa. Por esto, es necesario aprender la gran lección de la Psicología de la Gestalt, la cual nos muestra que "el todo contiene propiedades que no se encuentran en la suma de las partes". De aquí, la necesidad de una metodología holista, que sea a la vez cientí¬fica y profundamente respetuosa de la naturaleza humana.
En esta línea de prioridades, los métodos de investigación deberán ser fieles a la naturaleza del objeto estudiado, por profunda y compleja que sea. La metodología deberá crearse, si es necesario, adaptarse y estar en función de su objeto y jamás podrá sacrificarse la naturaleza del objeto a una metodología prestada y más fácil de aplicar, hecho del cual la Historia de la Psicología nos ofrece abundantes ejemplos.
Finalmente, señalamos que muchos psicólogos humanistas se consideran a sí mismos como opuestos al Conductismo y al Psicoanálisis, conside¬rando esta característica casi como una autodefinición. Abraham Maslow, padre de la Psicología Humanista, tiene a este respecto un pensamiento muy diferente. Él consideraba la orientación humanista como "una estructura su¬praordenada más amplia" que puede dar cabida al Conductismo, al Psi-coanálisis y a otras posiciones en Psicología. Maslow se oponía a las dicotomías (pro-freudiano o anti-freudiano, pro-conductista o anti-con¬ductista, etc.). Él decía de sí mismo: "yo soy freudiano y soy conductista y soy humanista..." Lógicamente, esta posición es un señalamiento y un programa de acción para las futuras investigaciones psicológicas: su trabajo debe orientarse hacia el estudio de la complementariedad de los diver¬sos enfoques. La Psicología Humanista desea abarcarlos e integrarlos todos en una visión del ser humano más amplia, para lo cual adopta un paradigma epistemológico sistémico.
Diferentes representantes de las ciencias que se relacionan con el comportamiento humano (psicología, peda¬gogía, antropología, sociología, historia, economía, ciencia política, etc.) claman por una nueva metodología para el estudio de sus fenómenos.
En efecto, el concepto tradicional de ciencia y su método, parece constreñir y aprisionar nuestro pensamiento cuando trata de comprender la conducta humana. Se necesitaría, por lo tanto, un sistema lógico, una metodología ágil y flexible capaz de adaptarse y captar la estructura de las vivencias profundas que se dan en el ser humano y que dan razón de ser de su comportamiento externo.
En muchos aspectos, el elemento diacrítico que se da entre la Psi¬cología
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