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Personalidad


Enviado por   •  21 de Septiembre de 2014  •  2.486 Palabras (10 Páginas)  •  142 Visitas

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Unidad nº 1

La educación de la personalidad del hombre de hoy,¿a quién corresponde?

Introducción

Naturalmente para responder a este pregunta es necesario reflexionar acerca de pro-blemas relativo a cómo se enfoca la personalidad y su vínculo con los conceptos y métodos con los cuales se le define y estudia. Por otra parte hablar de la educación del hombre supone remitirnos al niño, al adolescente, nos referimos por tanto a la condición de persona-lidad en formación, sobre la cual actúa la influencia educativa de la escuela con sus múltiples posibilidades, sin dejar de considerar factores vitales como la familia y otros grupos e influencias sociales.

La época actual plantea a los adolescentes y jóvenes en general, más complejos y difíciles requerimientos para su incorporación a la sociedad y para el propio manejo de su vida. Ante este hecho nos preguntamos: ¿están satisfechos con lo que tienen y pueden lograr?, ¿los preparamos para la vida?. Tal situación exige de los educadores todos el perfeccionamiento de las vías y métodos a utilizar en su labor, a fin de satisfacer las necesidades crecientes de los educandos, para lo cual el conocimiento de estos, de su personalidad, resulta imprescindible. Como se comprenderá, este enfoque psicopedagógico conduce a la inserción de la cuestión de la formación de la personalidad del adolescente en el núcleo de los problemas de su educación; sobre todo sí se tiene en cuenta, que educar es preparar al hombre para la vida.

DESARROLLO

Consideramos que la personalidad se forma y desarrolla en el individuo en el trans-curso del proceso de socialización, mediante la asimilación por él de la cultura material y espiritual creada. Este proceso tiene lugar como una gradual interiorización de lo externo, social y su transformación en interno, individual. Esto se produce en el marco de la comunicación y las relaciones sociales que establece el sujeto en los diferentes grupos en que participa, mediante la actividad que realiza, en función de sus condiciones de vida y sus propias particularidades personales, genéticas y adquiridas. Este punto de partida destaca el carácter histórico-social en el devenir de la personalidad, el papel activo del sujeto en su propia formación, pues si bien es formado sobre la base de las exigencias e influencias sociales que actúan sobre él, el sentido de lo que el sujeto interioriza, su significado y elaboración personal, su análisis crítico, modificación e inclusión en el sistema de opiniones y sentimientos propios es fundamental, tanto para la explicación de cómo ocurren y se originan estas formaciones psicológicas, como para determinar las formas y procedimientos a utilizar en la educación de tales aspectos de la personalidad del individuo.

Esto permite superar el análisis fragmentado de la personalidad del sujeto, la cual se estructura en el proceso de actividad y comunicación con los que lo rodean, y en interacción con el medio natural y social donde vive, sobre la base de exigencias sociales que en la familia, la escuela, las organizaciones de que es miembro y otros factores (época, país, etc.), actúan sobre el individuo, así como a partir de su propia actividad, sus experiencias, elaboraciones y vivencias.

Dada la estrecha interrelación entre estos factores, se considera que en la medida en que las condiciones sociales son más positivas, existen mayores posibilidades de elevar los niveles de desarrollo y plenitud de la personalidad, acercar la consecución del modelo deseado, incrementar la participación y creatividad humana.

Sin embargo, tal afirmación no implica, en nuestro caso, la idea de la reproducción mecánica de determinadas condiciones de educación para lograr determinado tipo de personalidad, pues la riqueza y diversidad de las manifestaciones de la personalidad humana es tal que en cada individuo adquiere matices propios, específicos e irrepetibles. De modo que, aunque formada en condiciones sociales determinadas, cada personalidad depende de cómo estas se presentan en su vida, de cómo es su actividad, de las caracterís-ticas y formas de su comunicación, de sus relaciones con los demás, y de como (y esto lo consideramos de gran importancia) ello es vivenciado por el sujeto, de las opiniones, ideas, valores, modos de acción propios a que va arribando, ya que consideramos que la persona-lidad que se va conformando es a la vez factor de su desarrollo, en cierta medida se construyen a sí misma.

Así, al concebir y realizar la investigación de la personalidad, y de su educación hemos de tener en cuenta como una dimensión importante la función de autoconstrucción que la personalidad, tiene. El hombre como sujeto consciente de sí y de su devenir, lleva a cabo como acto de autodeterminación la autoconstrucción de la personalidad, en la función vital que realiza, permea todas las realizaciones humanas y se expresa en múltiples esferas de la vida.

La formación de la personalidad es, por tanto, un proceso constante de cambios y transformaciones que gradualmente conduce a:

Un aumento y profundización de la actividad de los sujetos, con una mayor y más estrecha unidad entre sus procesos y formaciones psicológicas.

Un creciente enriquecimiento de la vida psíquica y de las relaciones del sujeto, con la elevación de su implicación personal en lo que hace, piensa y siente.

Un nivel más alto de independencia, con el incremento de la asimilación crítica y la elaboración propia como manifestación del cambio de la regulación externa a la autorregulación.

La inclusión del nivel de integración alcanzado en cada momento en nuevas síntesis complejas, que van marcando niveles superiores del desarrollo de su personalidad en cada etapa.

Independientemente de que requiere perfeccionarse, consideramos que este enfoque es importante no sólo como comprensión y explicación de lo que ocurre en el proceso de formación de la personalidad, sino también en su aplicación a la práctica, en nuestro caso educacional. Esta práctica requiere un mayor espacio para la actividad y comunicación personal de los alumnos como factor que propicie el hacer propio, la valoración y reflexión a partir de criterios que, elaborados en la actividad conjunta devienen criterios autovalorativos, patrones que guían y contribuyen a la seguridad y estabilidad de la personalidad en desarrollo, y a su implicación personal en todo ello.

No se debe ver este proceso formativo de la personalidad como algo plano, libre de contradicciones o referido solamente a las estructuras que

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