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Primeros Simbolismos (Karina Artinian)


Enviado por   •  14 de Septiembre de 2013  •  2.572 Palabras (11 Páginas)  •  395 Visitas

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TRABAJO PRÁCTICO DE PSICOLINGUÍSTICA

Descripción de las primeras representaciones simbólicas en el niño, según Riviere, en el capítulo “Origen y desarrollo de la función simbólica en el niño”. Semejanzas y diferencias con la explicación del proceso que propone Piaget en “Esquemas de acción y aprendizaje del lenguaje” y en “El desarrollo de los procesos psicológicos superiores”.

Se puede expresar la naturaleza del hombre en relación con la capacidad simbólica que va construyendo para adaptarse al ambiente en el que se encuentra. El ser humano vive en un mundo simbólico y no solamente físico; y así es que surgen incógnitas que se superan con la reflexión interna. Cassirer (1945) ejemplifica el universo simbólico, ese que crea el niño a los veinte meses cuando dice “guau” y señala al perro que pasa y cuando luego “da de comer” a una muñeca o la “mece” para que se duerma. Los símbolos dan forma a lo que percibimos y conocemos, son la inmediata representación de la conciencia humana y la señal que apunta hacia algo.

Como afirma el filósofo Charles Peirce (Collected Papers, sec. 228) acerca del signo: “está para alguien en lugar de algo en algún aspecto”. Se entiende que cuando el animal escapa del humo es porque es signo de que hay fuego y que el sonido de la campana provoca salivación en el animal porque es signo de la comida. En la Psicología Evolutiva, haciendo referencia al primer caso, el humo es índice de fuego y por ello este signo es índice (se establece una relación de causa-efecto). En el segundo caso (el sonido de la campana y la comida), la Psicología, de acuerdo a los estudios de Paulov, lo denomina señal, así la campana es señal de comida.

Riviére (1990) expresa que en el periodo sensorio-motor, el infante responde a señales e índices, sin representación de figuras. Aún, no está la evolución simbólica, que tiene que ver con el proceso de crecimiento y deseo de comunicación. Los símbolos representan algo y es por eso que los dibujos, las imágenes mentales y las palabras dicen cosas, de algún modo, existiendo así una relación analógica entre el referente y el significante.

Desde el punto de vista de la Psicología Evolutiva, el niño, alrededor de los dos años desarrolla los primeros símbolos, que se observan en la conducta que va teniendo y en los mecanismos que el pequeño adopta mediante gestos, sonidos y juegos. Se puede decir que hay designios desacertados de comunicación oral y que durante el crecimiento el niño desea producir y llegar a la comunicación verdadera, donde las acciones simbólicas no queden excluidas o fuera de contexto.

Para clarificar el concepto de surgimiento simbólico, se puede decir que al no estar los objetos presentes, el niño necesita expresar alguna función y para ello utiliza el simbolismo. Antes de lo manifestado, acude a los objetos señalándolos, determina acciones presimbólicas (gestos y sonidos) para llamar la atención y obtener lo que anhela. Todo ello tiene funciones determinadas: protodeclarativas (querer compartir algo con otros) y protoimperativas (querer conseguir algo de otro).

Riviere) explica la importancia de la presencia del referente en las acciones presimbólicas, lo que no ocurre en las representaciones simbólicas, donde el objeto está ausente. Lo significativo de las acciones figurativas tiene fundamento en la interpretación mental que se establece entre el emisor y el receptor del mensaje, tener acceso a mundos mentales y compartirlos con otros. En la Observación 1 del texto, el niño llama al padre y le hace ver cómo sopla el mechero. El padre entiende el pedido de su hijo porque además de la interpretación hay un orden sintáctico que establece una lógica de acciones (estructura significante) que llevan hacia la meta final (respuesta a un pedido). Si bien la representación simbólica parece clara, hay otro sentido que se le puede dar a la acción de soplar. Se puede inferir un significado declarativo, donde el niño pone a la vista los objetos que se encienden con fuego y que se pueden soplar. A través de los juegos se logra una comunicación inmediata e interactiva con diferentes objetos donde el niño desarrolla actividades con funciones inmediatas y reconfortantes para la psique. Los simbolismos que emplea junto con la realización de acciones son más esclarecedores de sus deseos que las palabras mismas. Las diferencias que se establecen entre lo real y lo imaginario aparecen más concretamente con los símbolos.

Piaget (1983) da énfasis a la capacidad que tiene el infante de evocar formas y que desarrolla durante el período sensorio-motor (juegos y manipulación de objetos). Se evidencia toda una lógica en acción que actúa como preparatoria para el desarrollo del pensamiento, de las representaciones simbólicas y del lenguaje. En este ejemplo se dan a conocer las acciones que se despliegan en el período sensorio-motor: “El chico está frente a un objeto suspendido, trata de alcanzarlo, no lo logra, pero hace balancear el objeto, entonces aumenta su interés por el mismo y continúa golpeándolo para que se balancee”. Aquí se observa que, si bien hay una generalización lógica que se aplica por conocimiento y el niño va incorporando nuevos objetos en su mente, todavía es prematura y no está la asociación concreta de cada uno de ellos. Es una preparatoria para un razonamiento más profundo que se irá adquiriendo gradualmente, luego de la superación esquemas (comprensión-extensión-asimilación) para llegar a la función simbólica.

Se comprueba la coordinación de acciones, cuando el niño entiende cómo alcanzar un objeto que está sobre otro objeto (lógica de coordinación). Si el pequeño no logra comprender lo que hay que hacer cuando se le aleja el objeto, significa que no hay coordinación. Dado que, en la lógica de movimientos, hay relaciones de orden que encajan en esquemas predefinidos. Para que pueda conceptualizar una cosa y, por ende, representarla, es necesario que la asimile, sin que esté dentro de un esquema de acción, tiene que estar aislada en la evocación, en el pensamiento y en la necesidad.

Para Piaget, esto ocurre alrededor de los dos años donde la función simbólica se manifiesta en diferentes formas. Puede ser una imagen de algo ya imitado anteriormente e interiorizado o en el juego simbólico, importante para su desarrollo que, si bien en el periodo sensorio-motor eran acciones de repetición sin sentido, alrededor de los dos años hay toda una lógica donde se trae a la memoria, mediante gestos, ciertas situaciones o sucesos no perceptibles. Así como también se puede observar que el niño imita objetos que no están presentes (imitación diferida). Y, de esta

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