Psicologia Del Desarollo

En el socialismo del siglo XXI deben existir las diferentes formas de producción y de trabajo: el estatal, el mixto, el empresarial privado, el cooperativista y el individual. Todos deben contribuir al desarrollo de la sociedad y de la naturaleza. Para que un país se considere socialista, la empresa estatal y cooperativa debe predominar o prevalecer sobre la empresa privada e individual. Todos deben aportar al desarrollo de los intereses singulares, de un sector, pero con el compromiso de la totalidad.

Una sociedad se establece cuando los principios humanos de respeto mutuo y de solidaridad se convierten en norma cotidiana y aspiración común de los miembros de la sociedad. Desde el punto de vista relativista, todas las personas, grupos sociales y productivos tienen valores e intereses, el reto es que prevalezca lo que nos une, para supervivencia del planeta y de la humanidad.

En el siglo XXI no habrá un socialismo único. No existirá un modelo socialista para exportar o para copiar, habrá muchos socialismos. Habrá socialismos diferentes y, para que sean del siglo XXI y de un cambio de era, tendrán que responder y respetar a los sistemas ecológicos, a las mejores tradiciones culturales y nacionales, incorporando los aportes de otros pueblos del pasado y del presente; e igualmente asumiendo lo más avanzado de la ciencia, tecnología y cultura.

El socialismo del siglo XXI debe partir de las capacidades y singularidades de cada ser humano que, como señalaba Henri Wallon, cada persona -sin excepción- debe cultivar hasta el límite de sus aptitudes, sin que nadie sea excluido. Por tanto, deben desaparecer las inequidades y asimetrías sociales para que, como señalaba Artigas, “que los más infelices sean los privilegiados”. Para el efecto, el mayor porcentaje del presupuesto debe ser una inversión en el área social. Las sociedades, comunidades y personas deberán entregar los mayores valores que cada uno de nosotros tenemos para que la vida, la cultura y la educación, como decía José Martí, “sean una síntesis viviente de los valores trascendentales de la humanidad”.

El problema de la humanidad no es la escasez de la producción sino una mala distribución. Es imprescindible reducir el desperdicio de alimentos. Hay países que tiran comida a la basura que muy bien puede alimentar a otros, es hora de parar la sobreexplotación de la naturaleza y también de los seres humanos. Se requiere una humanidad de todos, entre todos. No deben beneficiarse exclusivamente los más poderosos, sino todos.

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