Reflexión texto "Habilidades terapéuticas"

“HABILIDADES TERAPEUTICAS”

REFLEXIÓN

Sin duda alguna que en este texto se ve plasmada la verdadera función de un psicólogo. Durante el tiempo de preparación en esta carrera a los estudiantes se nos enseñan las diferentes teorías psicológicas, postulados, reglas, criterios, (no usar el sentido común por ejemplo), ser objetivo(a), o acerca de cómo el psicólogo debería comportarse en una sesión terapéutica. Este texto nos da una visión amplia sobre la función del terapeuta y los procedimientos a ejecutar con cada paciente, porque no debemos olvidar que son personas y cada una es un mundo distinto, una historia diferente, la cual debemos abordar con mucho tacto y empatía.

En el libro “El proceso de convertirse en persona”, Rogers (1961) señala: “En mis primeros años profesionales me hacía esta pregunta: ¿cómo puedo tratar, curar o cambiar a esta persona? Ahora formularía la pregunta de esta forma: ¿cómo puedo proporcionar una relación que esta persona pueda usar para su propio crecimiento personal?”. (p.40)

Según la teoría de Rogers, la relación con el terapeuta es esencial para la recuperación apropiada del paciente, al que éste le llama cliente. Desde mi propia visión, como estudiante de psicología considero que es algo fundamental, el primer paso para que la persona se motive a solucionar aquello que lo aqueja o como afirman Keijsers, Schaap y Hoogduin, (2000), Una relación positiva entre terapeuta y cliente es un predictor positivo de buenos resultados terapéuticos, y contribuye sustancialmente a estos últimos… y será ya en la primera entrevista, aquella en donde paciente y terapeuta interactúen por primera vez cuando se deba establecer un vínculo y generar la confianza necesaria para poder intervenir asertivamente. En este texto se describen las características que debe tener un buen terapeuta; empatía, cordialidad, confianza, autenticidad, escucha activa por nombrar algunas, sin dejar de lado a la capacidad de “insight”, aquella virtud de tener un entendimiento o visión interna que nos permita comprender la realidad del otro e internalizarla, y así lograr una comunicación mucho más efectiva, tanto con el paciente como también con quienes se encuentran en el entorno de este, con quienes convive diariamente, ya que estas personas conocen en más profundidad a la persona a tratar, de ahí la importancia de las sesiones con la familia o los cercanos. El terapeuta reacciona y hace actuar, es decir, interactúa, pero es él quien fija la dirección del trabajo. Es un guía, está a la disposición del paciente para acompañarlo en el camino que este último determine. No es rol del psicólogo, en definitiva, el de permitir y favorecer y no el de comprender o el de hacer, ni de preceder ni de anular al consultante, sino de acompañarlo, conservando su propia idiosincrasia.

Desde mi punto de vista considero de real importancia para establecer una buena relación con el paciente el tener momentos de introspección y ver dentro de nosotros nuestras fortalezas y debilidades, algún trauma no resuelto tal vez podría perjudicar en alguna medida nuestra llegada al cliente y afectar su percepción hacia nuestra persona, lo que proyectamos puede ser determinante a la hora de establecer el vínculo terapeuta-paciente. El prestar atención a los problemas, el interés por servir de ayuda a la persona que viene en busca de un guía que le aconseje, la empatía es muy importante y aquí me detengo pues si bien he logrado identificar esta fortaleza en mí particularmente también puedo ver una sociedad carente de esta cualidad, porque nos hemos centrado más en la competitividad de querer ganar más dinero que el otro, aparentar tener o ser lo que no somos, o superar al compañero que logre mejor nota en lugar de ayudar a aquel que tiene cierta dificultad para comprender alguna asignatura.

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