Relaciones toxicas

Principalmente para comenzar a contextualizarnos acerca del tema que estamos abordando es necesario saber diversos conceptos estrechamente relacionados. Es importante saber que es una relación,  lo cual  conforme con el diccionario de la Real Academia Española encontramos que es una conexión, correspondencia, trato, comunicación que existe entre una persona y otra. Las relaciones interpersonales consisten en la interacción recíproca entre dos o más personas, involucrando los siguientes aspectos: habilidad para comunicarse efectivamente, escuchar, solución de conflictos y expresiones auténticas. Es decir,  una integración entre personas donde hay un intercambio de información, actitudes, percepciones y sentimientos.
Esto nos lleva a que existen diversos tipos de relaciones interpersonales, como: amistosas, de compañerismo, parentesco, amorosas o de pareja, laborales, comerciales, entre otras.

En esta ocasión nos centraremos en la relación amorosa o de pareja anteriormente mencionada,  la cual se refiere a  un vínculo sentimental de tipo romántico que une a dos personas, las características de las relaciones de pareja dependen de cada cultura y de la época. Al estar en pareja, una persona asume un compromiso con la otra. Furman, Feiring y Brown (1999) afirman que las relaciones de pareja son uno de los principales recursos de apoyo social que contribuyen al bienestar psicosocial y al afrontamiento de situaciones estresantes en la adolescencia y la juventud, por los que estos autores sugieren que las relaciones íntimas juegan un papel muy importante en el desarrollo socioemocional de las personas.

Este tipo de vínculo nos lleva a dos extremos: las relaciones de pareja sanas la cual esta cimentada en la libertad y se rige por el sentimiento puro de dar, ninguno depende de la otra persona e interactúan entre si entregándose sanamente lo mejor, sin ninguna intención de recibir algo específico. Relacionarse de esta manera genera vínculos fuertes entre las dos fuerzas, debido a que hay conciencia de que los dos puede aportarse y entregarse al otro sin asumir responsabilidades ajenas, sino más bien, construyendo y caminando el uno junto al otro sin dependencia o sentimientos malsanos.
Por el otro extremo se encuentran las relaciones de pareja insanas o toxicas, donde prima la necesidad de recibir y la dependencia, la persona que se hace dependiente, piensa y siente que el otro le da lo que necesita y que no puede vivir sin él o ella, dándole la facultad a algo externo de satisfacer sus carencias, concepto erróneo que genera apego. En definitiva se trata de una relación donde una o ambas partes sufren, más que gozan, por el hecho de estar juntos. Los miembros se ven sometidos a un gran desgaste emocional con el objetivo de convencerse a ellos mismos de que pueden salvar la relación.

 Ahora hablaremos del concepto de autoestima, ya que la finalidad de este proyecto es su correlación con los conceptos anteriormente mencionados. Por autoestima nos referimos a  la concepción afectiva que tenemos sobre nuestra propia persona partiendo de nuestro conocimiento del propio auto concepto es decir saber quiénes somos, cuanto nos queremos y cuanto nos valoramos. Es la confianza plena y consiente de los propios actos partir del reconocimiento como un ser útil.

Velázquez (2011) define a la violencia en el noviazgo como “la forma de imponer normas y valores de convivencia, a través del uso de la fuerza física o manipulación psicológica, con el fin de controlar al otro integrante de la pareja. Vivir en una relación violenta afecta la autoestima tanto de la mujer como del hombre, su salud física y mental, su capacidad productiva y reproductiva, su participación en la vida pública y, sobre todo, hace olvidar que quien en verdad te ama y valora nunca buscará lastimarte, menospreciarte, dañarte o manipularte.

Durante el noviazgo toxico se presentan diversas formas de violencia, como:

• Violencia emocional: Ocurre cuando alguien dice o hace algo para que la otra persona se sienta sin valor. El abuso emocional es un rechazo constante del derecho a expresar los sentimientos. Es una violación o ridiculización de los valores y creencias más importantes de la persona. Manifestando insultos, criticas, gritos, desvalorización, culpar a la pareja por todos los problemas de la relación, celos, humillación y amenazas.
• Violencia psicológica: Sucede cuando alguien utiliza amenazas y miedo en un individuo para ganar control. Muchos experimentan este tipo de violencia en la forma de restricción, desvalorización, peticiones no realistas o amenazas. También puede incluirse el retiro de información o afecto para extraer cierto comportamiento del individuo víctima del abuso. Aquí se presentan situaciones como, ignorar o minimizar los sentimientos de la víctima, hacer sentir a la víctima vulnerable y dependiente.

• Violencia verbal: Ocurre cuando alguien utiliza el lenguaje, ya sea escrito o hablado, para causar daño a la víctima. El comportamiento puede variar: pueden ser comentarios pequeños y repetitivos, o gritos altos que buscan denigrar a la víctima.
  
• Violencia física: Aparece cuando el abusador utiliza una parte de su cuerpo o un objeto para controlar las acciones de la víctima. Generalmente la víctima tiene marcas visibles en su cuerpo: son comunes los cortes, los moretones y las contusiones. Sin embargo, otras víctimas son expuestas a empujones, haladas de cabello, cachetadas, patadas, mordidas, estrangulamiento, puñetazos, entre otros.
• Violencia sexual: Sucede cuando una persona es forzada a participar en alguna actividad sexual sin su consentimiento. Puede involucrar la violación o cualquier otro acto sexual no consensuado. También puede ocurrir cuando el sexo es usado como un arma. Adicionalmente, un individuo abusivo también puede utilizar el sexo para juzgar a su pareja o asignarle un valor; es decir, puede criticar o declarar que la persona no es lo suficientemente buena en el sexo o que el sexo es para lo único que sirve.

Un estudio realizado en España, por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud, un centro privado creado por la FAD (la Federación de Ayuda contra la Drogadicción). A través de una encuesta a 2.512 adolescentes escolarizados de 14 a 19 años, el documento estudio los estereotipos que existen en la juventud española con respecto a la identidad de género, cómo estos afectan a su visión de las relaciones de amistad, de pareja y sexuales.
Una gran mayoría de adolescentes y jóvenes españoles (superior al 80%) afirma conocer o haber conocido algún acto de violencia en parejas de su edad. Son mayoritarios los actos relativos al control.
El 62,9% conoce a chicas que revisan el móvil de su novio, porcentaje del 58,6% en el caso de ellos. Sin embargo, son los chicos quienes dicen a sus novias con más frecuencia con quién pueden hablar. En ellos son más habituales la intimidación, el control personal y emocional, la violencia física y verbal o la violación de la intimidad. En cuanto a los insultos, un 37,6% de los jóvenes conoce a chicos de su entorno que los ejerce contra sus parejas y un 28,6% señala a las chicas. También un 28,4% de ellos dice saber de jóvenes que pegan a las chicas y un 20% conoce a varones que amenazan a su novia con hacerla daño si le deja.

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