Relampagos De Agosto

Me gustaba pensar que México es una nación llena de exuberancia cultural, democracia y honestidad, pero mis años me han mostrado una materialidad casi completamente opuesta.

Los relámpagos de agosto es una novela tan sencilla como genial. Trata las "memorias históricas" que manifiestan la forma en que José Guadalupe Arroyo es derrotado, política y militarmente. Nos ubica en los años posteriores a la revolución mexicana y echa un vistazo a la forma de vida de ese entonces. Así nos encontramos ante la sátira social, la ironía, las luchas por el poder, la violencia y la corrupción, disfrazadas de patriotismo.

A mis cortos pero fructíferos diecisiete años de edad, creo y seguiré creyendo que personas como Jorge Ibargüengoitia, rebosantes de talento y sagacidad, que convierten la tragedia en tragicomedia y lo amargo en agridulce, son las que nos muestran nuestra realidad. Realidad que a veces nos negamos a aceptar o siquiera a ver, y nos enseñan a transigir lo evidente.

Desarrollo

“Triste e irónica realidad”, es la frase que podría describir a esta gran novela.

Nos situamos en el México post revolucionario donde la democracia se convirtió en una simple quimera y los políticos obraban según sus intereses, maquillándolos de nacionalismo, tal como podemos observar en este fragmento de la obra de Ibargüengoitia:

— ¿Pero quién quiere elecciones libres?

Me escandalicé ante tanto descaro y le recordé los postulados sacrosantos de la Revolución. Él me contestó:

— ¿Sabes a dónde nos conducirían unas elecciones libres? Al triunfo del señor Obispo. Nosotros, los revolucionarios verdaderos, los que sabemos lo que necesita este México tan querido, seguimos siendo una minoría. Necesitamos un gobierno revolucionario, no elecciones libres.

Avergüenza tanta falta de ética jurídica y asusta el tamaño de la osadía. Y aunque la idea de que aún en estos tiempos sigan sucediendo tales actos impuros resulte poco creíble para algunas personas, yo no dudo que esto sea factible. Reflexiono acerca de la verdad de la política, de su verdadera finalidad y sus orígenes. Pero estoy divagando…

Después de leer Los Relámpagos de Agosto y de años de ver y escuchar sobre la situación de nuestro amado país, no puedo más que pensar en los valores que de algún modo hemos ido dejando de lado. Esos valores que perfeccionan al hombre y lo hacen hombre.

La honestidad, dentro de nuestro país, se me antoja casi inexistente. Entre tanta corrupción y movimientos políticos dudosos, quedó varada en algún lugar lejos de nuestra vista; la justicia, al igual que en aquellos tiempos, está reservada sólo para algunos, aquellos pudientes e importantes; la igualdad ni se diga, siempre ha existido parcialidad hacia ciertos sectores sociales; la solidaridad ha quedado opacada por la egolatría y el desinterés; el diálogo fue mutado por la violencia, y la paz ha quedado escondida detrás del manto de las guerras que se han engendrado para beneficio de unos cuantos.

No me malinterpreten, no soy un pesimista de oficio ni un amargado. Simplemente intento plasmar mis pensamientos enervantes en este mísero pedazo de papel que probablemente prevalecerá más que yo. Después de tan melodramáticas palabras de mi parte, cabe mencionar que si bien hemos convertido a México en un país lleno de carencias, no todos sus ciudadanos son responsables de este trágico hecho, y que más que inocentes son verdaderos ejemplos a seguir aquellos que actúan con benevolencia y magnanimidad, a los que realmente podemos llamar humanos.

Conclusión

Tras haberme deleitado con Los Relámpagos de Agosto y de haberme hecho reír a carcajadas, de provocarme aversión, sorpresa y vergüenza, lo que me pareció más interesante fue el encontrarme tan atrapado por la historia y

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