Resumen "Cultura Y Simulacro" De Jean Baudrillard
Nina19698 de Diciembre de 2013
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Resumen “Cultura y Simulacro” de Jean Baudrillard
1. La Precesión de los Simulacros
En este capítulo Jean Baudrillard va a desarrollar la idea del Simulacro como fenómeno que atraviesa a las sociedades contemporáneas y que se caracteriza por el surgimiento de la hiperrealidad, la simulación, la confusión entre signo y sentido, siendo que el primero elimina al segundo, la problemática de la ciencia que pierde así su objeto de estudio, mismo que a su vez va a eliminar a la ciencia como tal, la pérdida de lo divino a través de la iconografía, por lo tanto la muerte de Dios, las contradicciones de la sociedad norteamericana frente al caso Watergate, la función del escándalo moralizador, la construcción fantasiosa de la ciudad de Los Angeles, la crítica al capitalismo visto desde una izquierda ilustrada, la pérdida de la ilusión como posibilidad, el poder como productor de signos de su realidad, los reallity show de los años setenta, convertidos en hiperreality shows: la televisión que nos ve, los mass media como “una especie de código genético que conduce a la mutación de lo real en hiperreal”.
En síntesis, encontramos la hiperrealidad como fenómeno definitorio del tiempo analizado por Baudrillard en Cultura y Simulacro, misma que surge precisamente de esta actitud, ya no de disimulo sino de simulación, que lleva a la anulación del objeto por su reflejo. En este mismo orden de cosas y de manera central encontramos el gran debate del pensamiento de la posmodernidad que inicia con la “muerte de Dios” de Nietzsche y que en Baudrillard obedece a una lógica sencilla y contundente: Lo divino ha sido despojado del hombre, gracias a la imagen de lo divino, al icono que no es el espejo y la manifestación de la divinidad sino la simulación que termina por anular al objeto originalmente poseedor de la divinidad. Lo mismo ocurre con la ciencia y para ello Baudrillard propone el ejemplo de la etnología y su “suicidio” al entregarse al objeto de estudio a través de la renunciación, precisamente a su sentido.
2. El Efecto Beaubourg
En este capítulo, el autor realiza una analogía entre la arquitectura de Beaubourg y lo social, especialmente en lo relativo a la cultura moderna en Francia. Afirma que Beaubourg es un monumento de disuasión cultural, un escenario museístico que sirve para “salvar la ficción humanista de la cultura”, al que acuden las masas como a un cortejo fúnebre de la cultura, ocasión que les permite participar multitudinariamente del entierro de esa cultura que según Baudrillard en el fondo siempre han detestado. El Beaubourg es visto pues como un exterior cool, móvil y moderno en el que alberga un interior “crispado sobre los viejos valores”.
“Este espacio de disuasión, articulado sobre una ideología de la visibilidad, de transparencia, de polivalencia, de consenso y de contacto, y sancionado por el chantaje a la seguridad…es virtualmente el espacio de todas las relaciones sociales” (Baudrillard, 1987, p.85).
Establece también otra analogía entre el Beaubourg y las plantas nucleares y habla de mayo del 68 como el primer episodio implosivo, una reacción violenta contra la saturación de lo social “en contradicción con la ideología de los propios participantes cuya intención era ir más lejos en el terreno de lo social” (Ibid, p.104).
3. A la Sombra de las Mayorías Silenciosas
Este capítulo consta de cinco partes: La Mayoría Silenciosa, Ni Sujeto ni Objeto, De la Resistencia al Hiperconformismo, Masa y Terrorismo y Sistemas Implosivos Sistemas Explosivos. En él, el autor nos va a aportar dos categorías analíticas fundamentales para entender su pensamiento: La Masa y La Mayoría Silenciosa. Categorías de las que se sirve para expresar el papel del ser humano sujeto a lo que Foucault, en la Microfísica del Poder llamaría las Soberanías Sometidas que se encuentran en el mismísimo centro del Humanismo, tiene que representar cada día de su vida en este imperio de la representación y el simulacro para poder sobrevivir. En apariencia son la misma cosa pero hay una gran diferencia pues -para utilizar los conceptos que Baudrillard elabora en La Precesión de los Simulacros- se trata de la simulación en el caso de las masas y del disimulo en el caso de las mayorías silenciosas, es decir, las masas simulan tener lo que no tienen y ser lo que no ser, a saber, individuos, mientras que las mayorías silenciosas disimulan tener o ser individuos y se camuflan en masa, esta masa vacía de sentido que como bien señala Baudrillard no son buenas transmisoras ni de sentido ni de lo social y que cual esponjas absorben toda la energía de los social hasta caer por su propio peso. Agujeros negros del sentido. Así, mientras que las masas son dividuales simulando ser individuos, las mayorías silenciosas están compuestas por individuos disimulando serlo como forma de protección, es decir se encuentran en resistencia para preservar su identidad y utilizan el silencio como arma poderosa para desestabilizar el orden que los ha convertido en caricatura de la ciudadanía y que cree que ejerce un poder político sobre ellos, cuando en realidad simula ejercerlo pues no es ni reconocido, ni otorgado por dicha mayoría, que se venga en la encuesta y en la estadística política y de mercado y ha puesto en jaque a la economía
4. El Fin de lo Social
Este capítulo inicia cuestionando si las sociedades modernas responden a un proceso de socialización o de desocialización progresivo y sostiene que las instituciones que “jalonaron los progresos de lo social…comprendiendo en ellas al capital que fue sin duda el medio de socialización más eficaz de todos, se puede decir que producen lo social en el mismo movimiento” (Baudrillard, op. cit., p. 171)
Así mismo nos dice que el proceso se acelera y alcanza su extensión máxima con los mass media y la información, pero paradójicamente estas producen más “cosas sociales” en apariencia pero neutralizan las relaciones sociales y lo social a profundidad. Respecto al capital Baudrillard nos dice que es antes que nada una violencia que se ejerce por lo social sobre algo social. Nos plantea tres hipótesis sobre lo social:
1) Lo social en el fondo jamás existió. Jamás hubo relaciones sociales, no hubo jamás otra cosa que la simulación de lo social y de las relaciones sociales.
2) Lo social existió efectivamente, existe incluso más y más. Es la realidad de lo social lo que se impone, pero lo social como resto es lo que tomo “fuerza de realidad” lo que para el constituye una forma de muerte más sutil y es que al invertirse la dinámica, “el sistema social entero se convierte en residuo”
3) Lo social existió totalmente, pero ya no existe. En palabras del autor: “Lo social no siempre fue una añagaza como en la primera hipótesis, ni un resto como en la segunda. Pero justamente no tuvo sentido… más que en un espacio perspectivo de distribución racional,…en una palabra en la horquilla estrecha de los simulacros de segundo orden y muere hoy en día resorbido en los simulacros del tercer orden” (Ibid., p.188).
De cualquier modo, lo que queda claro es que según Baudrillard no se puede decir que lo social muere porque es precisamente la acumulación de lo muerto. Tal y como lo describe fatalmente en el cierre de este libro: “Nada llegó ni llegará desde ahora al término de su historia, pues nada escapa a esa precesión de los simulacros. Y lo social mismo murió antes de haber entregado su secreto” (Ibid., p.191).
2. UBICACIÓN DEL LIBRO DENTRO DE LA OBRA DEL AUTOR
Cultura y Simulacro es quizá el libro en que Baudrillard expresa con más claridad teórica sus conceptos fundamentales y la metodología que darán estructura a su análisis macro y micro de la sociedad contemporánea y que pueden leerse perfectamente a través de sus múltiples ensayos en los que, por cierto, se vislumbra una cierta obsesión del tipo fascinación-repulsión, hacia la sociedad norteamericana y que aborda prácticamente en toda su obra.
Así, en El Crimen Perfecto, vamos a encontrar precisamente un desarrollo más amplio de la muerte de la realidad, “asesinada” por la hiperrealidad que en este libro deja de ser meramente su reflejo perverso, como aparece en Cultura y Simulacro, para convertirse en su holograma e instalarse de lleno en el terreno de lo virtual. Por otra parte, se sirve de la idea de ausencia de realidad para postular con gran claridad y contundencia su postura teórico metodológica posmoderna con respecto al racionalismo. … “La creencia en la realidad forma parte de las formas elementales de la vida religiosa. Es una debilidad de entendimiento, una debilidad del sentido común, y la última trinchera de los celadores de la moral y de los apóstoles de lo racional” (Baudrillard, 2000).
En América podemos ver en Baudrillard a un francés universal en la América de América, fascinado por la novedad, la funcionalidad, la superficialidad, la artificialidad, la fantasialización infantil de los conceptos, las instituciones, los estereotipos y los objetos (Baudrillard, 1987). Analiza a profundidad esa América y sus americanos, la de los cirujanos de opinión, de los cirujanos estéticos, de los cirujanos genéticos. La hiperconsumidora que se sabe pecadora y paga su penitencia con el rezo del “Save time, Save energy, Save money y save our souls”. La de las supercarreteras infinitas, la de la socialización freeway. La de la televisión que reproduce sus propios aplausos eliminando la pasión del espectador y de la que en Cultura y Simulacro dice que no manipula ni aliena nada, -contrario a lo que sostiene la concepción analítica de los mass-media-
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