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Ruptura adolescente y dificultades diagnosticas


Enviado por   •  1 de Julio de 2018  •  Resúmenes  •  1.791 Palabras (8 Páginas)  •  115 Visitas

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“RUPTURA ADOLESCENTE Y DIFICULTADES DIAGNOSTICAS”. ELIDA FERNANDEZ

Adolescencia

       La adolescencia no es una estructura subjetiva ni una organización psicopatológica pero es un momento de la constitución subjetiva, determinado por las pautas e ideales de cada cultura, que merece ser abordado con una técnica particular.

   El adolescente está emparentado a las situaciones de crisis. Crisis deriva del griego “crisis” decisión y de “krino” separar. Momento en que se produce un cambio muy marcado en algo.

   El sujeto durante este pasaje o movimiento tiene una “avería” en su pensamiento, en sus cargas, en las diferencias entre discurso y acción, objetivo y subjetivo, entre pasado, presente y futuro, lo familiar y lo social, etc. También puede producir, inventar, crear.

   Intentemos tomar los tres registros para pensar ese momento de pasaje, separación y cambio:

   En lo imaginario el cuerpo es puesto en primer lugar, el espejo deja de estar sostenido por el Otro parental para ser ubicado en los otros y en el otro social. Irrumpen las anorexias y las bulimias. La moda hace presa del adolescente, la ropa se uniforma. Los cuerpos se tatúan , se ponen aros, los pelos se colorean y la depresión ronda.

   Lo real puja desde el ritmo de las menstruaciones, el vello cubre el cuerpo que se lo espera con brillo fálico para el otro. El semejante ocupa un lugar relevante el amigo o enemigo se hace íntimo o su ausencia rasgo demoledor. El semen empuja la erección y pone al sujeto varón en un borde donde el acting y el pasaje al acto lo saca del cuerpo del autoerotismo a pasear por las autoerotismo a pasear por las autopistas de una genitalidad donde el amor va a contramano.

   En lo simbólico se validan los títulos adquiridos y la relación con la ley sostiene con su transgresión, que al mismo tiempo que la cuestiona, la demanda presente.

   

   La caída de los Dioses arrastra los ideales y por un período ninguna autoridad parece merecer ocupar el vacio. La vacuidad apela a la urgencia del objeto que puede ser toxico y necesita cumplir la ilusión de proveerlo todo (droga, comida, sexo) pero de manera compulsiva y sin pensar o dejar al descubierto la ausencia de representación.

   El fantasma esta por construirse si los elementos con los que podría armarse están a disposición del sujeto. Mientras lo logra ira buscando los limites de esa subjetividad en la que aún no “se halla”.

   El deseo del Otro es aprehendido por el sujeto en las faltas del discurso del Otro, en lo no-dicho, en los intervalos.

   El primer objeto que el niño propone a este deseo parental cuyo objeto es desconocido es el deseo nacido de su propia perdida. “El fantasma de su muerte, de su desaparición es el primer objeto que el sujeto tiene que poner en juego en esta dialéctica. También sabemos que la fantasía de su muerte es comúnmente esgrimida en sus relaciones de amor con sus padres”

   Es en la adolescencia que este fantasma se reactualiza en el proceso de separación.

El adolescente y la ley

        Cuando hablamos de ley es necesario discriminar la ley de prohibición del incesto: instauradora de la cultura, reguladora del intercambio de las mujeres y establecedora de parentescos, y la ley jurídica: regula el goce, castiga, prohíbe y habilita acerca de qué está bien y que está mal dentro de la sociedad

   El adolescente confronta con ambas legalidades, establece un fuerte  cuestionamiento.

   El clásico enfrentamiento padres-hijos pasa, entre otras cosas, por una búsqueda de los alcances y limites de ambas legalidades y de los que las sostienen frente a él. El desborde de la sexualidad busca amarras.

   En su encontronazo con lo establecido el adolescente corre el riesgo de quedar desalojado y marginal y hacer de esta posición una manera de creer que goza al otro y del otro. Expelerse a la marginalidad y/u ofrecerse como objeto al sacrificio son dos extremos de las variables posibles.

   Lo mas difícil es la responsabilidad y decisión sobre los propios actos, por eso la salida más facilitada es la de ocupar el lugar de objeto en sus múltiples variantes, potenciada por la cultura del marketing y la desmemoria. Objeto de consumo en las adicciones donde es aspirado, fumado, comido o vomitado con la falsa ilusión de que es él quien decide, mientras es presa de un Ideal desconocido que lo devora y un Superyo obsceno, feroz y voraz.

   Los padres pueden sentir que ha llegado la hora de reclamarla por la deuda de su propia existencia, pero el deudor lo mas común es que no la reconozca: el proverbial “yo no pedí nacer”.

   El adolescente se encuentra reclamado por lo que le dieron (cuerpo y palabra), que tiene y sin embargo no posee, no son de su propiedad. Con lo único que puede pagar el don es el precio de la castración y la castración del Otro y por lo tanto caída del sujeto de su lugar de totalizador o completando al Otro.

   La primer respuesta frente a esto es la agresividad, la bronca, el odio.

   El duelo no es solo por la falta sino también por las características de los progenitores en el período de desamparo de la infancia.

   Jorge Palant en su articulo “Jovenes en análisis” remarca la venganza hacia los padres como obstáculo terapéutico en estos tratamientos.

Adolescentes en análisis

   Muchos psicoanalistas se preguntan si se puede analizar el adolescente. Winnicott piensa que la sociedad debe aceptar las crisis de adolecencia y debería guardarse de tratar remediarlas. Dice que el papel del psicólogo es de afrontar.

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