Salud Mental

En construcción de una sociedad resiliente, comunicativa y equitativa.

En el momento en el que surgen las clases sociales, surge también la discriminación de la mujer y su transformación en objeto de procreación y placer dentro del contexto de familia. A lo largo del proceso de socialización, tanto el hombre como la mujer asumen los roles que van a desempeñar en la sociedad, los comportamientos que deben tener. Y dicha diferenciación constará de valores, actitudes y tareas que tendrán a lo largo de su vida. Provocando que el hombre asuma una posición de poder dominando sobre la mujer, mientras que ella se ocupa de tareas que son devaluadas socialmente. Sin embargo, esta diferenciación en la normas, no afecta únicamente a la mujer sino que el hombre también es víctima de expectativas sociales que se tienen acerca de él. Tales como: valentía, fuerza, control emocional, entre otras.

Bustos (1994) define género como la categoría en la se agrupan los aspectos psicológicos, sociales y culturales de la femineidad y masculinidad, que es el resultado de un proceso histórico de construcción social. Si se analiza el concepto de género, se observa claramente como este trasciende al sexo, dado a que el sexo se limita a las características anatómicas mientras que el género va más allá. Dentro del concepto de género se involucran factores económicos, sociales, políticos y psicológicos además de los sexuales.

Si entendemos por rol de género a las normas socialmente establecidas para los hombres y mujeres, es importante destacar el papel de la familia dentro de la construcción de dichas normas. La familia se convierte en un espacio primario para la socialización. Arce (1995) menciona que la familia es en primera instancia es lugar donde se llevan a cabo la trasferencia de los sistemas de normas, y valores que rigen a los seres humanos y a la sociedad como un todo, como un conjunto. De esta manera la familia estimula los valores y normas entre ambos sexos estableciendo la identidad y el rol de género de cada individuo.

Además de ser el contexto familiar el encargado del asentamiento de las tareas y comportamientos por parte de los individuos también se convierte en el reforzador de la diferenciación genérica, dando actividades diferentes a los niños y las niñas, a las niñas, todas las actividades relacionadas con el hogar; servir, atender a otros, cocinar, entre otras. Mientras que a los niños se les destinan actividades relacionadas con un mayor control del medio externo, lo cual va delimitando las normas de comportamiento. La familia, por tanto es la pieza de mayor importancia en el proceso de tipificación sexual y de género.

Aunado a lo anterior, se encuentran elementos que interfieren en la salud familiar, la dinámica interna de las relaciones o funcionamiento familiar. Cuando las relaciones son armónicas, se desarrolla una mayor cohesión familiar, existe una adecuada comunicación, claridad en las reglas, flexibilidad. Es decir, va a existir un funcionamiento familiar pertinente lo que nos acerca a un mayor grado de resiliencia familiar. Walsh (2004) señala que para comprender y fomentar la resiliencia y conjuntamente los mecanismos de protección es necesario atender a la interacción que ocurre dentro de la familia en lo que acontece a aspectos económicos, raciales, políticos y sociales en los que viven los individuos de una familia.

Para lograr comprender como las familias superan y se adaptan a situaciones estresantes y diferentes tales como: una enfermedad crónica, la muerte de un ser querido, el divorcio, privaciones económicas, maltrato, entre otras; es necesario contar con una amplia perspectiva del desarrollo individual y familiar, y la vulnerabilidad de las personas que se encuentran involucradas directamente con la situación. Estas son variables que resaltan

...