Sanador Herido

Consigna:

• Deberán escribir una reflexión personal sobre la lectura del artículo de José Bermejo "El Sanador Herido" (PUNTO B)

Esculapio, hijo de Apolo y de Coronide, es educado en el arte de la medicina por el centauro Quirón, el cual sufría como consecuencia de una plaga incurable que le había sido infligida por Hércules como castigo. Es él, curador necesitado de curación, quien enseña a Esculapio el arte de curar, es decir, la capacidad de sentirse a gusto en la oscuridad del sufrimiento, el arte de sentirse en casa, en el dolor, descubriendo en el interior del mismo las semillas de la luz y de la curación de los demás.

Quirón, enseña que este tipo de experiencia es necesaria para nosotros. Su origen es que no importa quién sane, hay heridas que curar. En la empatía por los demás, encontraremos nuestra propia forma de recuperación. A través de esta hermosa historia, nos encontramos frente a una relación ideal de consultante - consultor. Los consultantes no solo nos brindan heridas y necesidades, sino que también nos brindan capacidades. En una relación de ayuda, el reconocer desde lo más íntimo de nuestro ser, nuestras propias heridas, como “sanador” nos permitirá adquirir una actitud comprensiva, lo que resultará muy beneficioso para el consultante. Resulta un gran desafío, la transformación interior que debemos hacer, más aún encontrar el equilibrio personal y emocional durante este proceso de cambio, para no confundir nuestra experiencia con la sabiduría de creernos “salvadores” a la dolencia ajena, sólo por el hecho de haberla sufrido. Resulta lógico pensar que, no se puede dar lo que no se tiene, por lo cual, “… la simple toma de conciencia de las propias heridas y de la propia condición mortal, es insuficiente. Es preciso que estas se acepten y se integren. Quien es consciente de la propia vulnerabilidad, pero es incapaz de aceptarla e integrarla, tiende a alejarse de la persona que sufre…”, dice Bermejo. En mi ámbito espiritual, esto es algo que se enseña, sin embargo, no es una tarea fácil de realizar. No obstante hablar de heridas físicas resultan más sencillas que hablar de heridas emocionales, dado que las físicas luego de un tiempo se curan, dejarán cicatrices, pero que al verlas solo nos recordarán la anécdota de lo sucedido. Por el contrario, las heridas emocionales, no se ven, están ocultas, incluso más ocultas de lo que podemos imaginar, pero basta un suceso que ahonde en lo mas profundo de nuestro ser, para darnos cuenta cuan débiles e incapaces podemos llegar a ser, al momento de entender el dolor o la herida del otro. Concluyo citando las palabras del autor, “La experiencia de los propios recursos positivos de curación ayuda a despertar en el otro sus propias capacidades, sin hacerle dependiente, sino responsable. De esta forma, se ayuda al que sufre a crecer en su situación.

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