Sesgos en el proceso de atribución

Sesgos en el proceso de atribución

Los siguientes modelos pueden describirse como modelos de la manera en que realizamos esos juicios y de por què pueden estar equivocados.

Error fundamental de la atribución

Tendemos a darle demasiada importancia al primer tipo de factores y muy poca a los segundos. Tendemos a hacer atribuciones disposicionales a la conducta de un individuo a pesar de que la situación ejerce fuerte presión sobre él.

Una segunda explicación no se basa tanto en el hecho de que ignoremos la información relacionada con la situación, sino en el tipo de proceso necesario para la atribución. Gilbert, Pelham y Krull (1988) sostienen que efectúan la atribución en tres pasos. Primero, identificamos la conducta, segundo, realizamos de manera automática una inferencia correspondiente prescindiendo de las presiones de la situación. Por ejemplo, suponemos que si alguien regresa una cartera es honesto. Por tratarse de un proceso automático, complementamos esta etapa rápida e inconscientemente, es un paso que no presiona la memoria operativa y, por esto, no la interrumpimos con una carga cognoscitiva. Finalmente, ajustamos la inferencia de la disposición a los factores situacionales que pueden haber causado la conducta.

Sesgo relacionado con el agente-observador    

Tendemos a cometer el error fundamental de atribución cuando observamos a otros, pero, ¿sucede lo mismo cuando observamos nuestra propia conducta? La teoría de la autopercepción señala que deberíamos efectuar la misma clase de atribuciones de nuestra conducta que en la conducta ajena. Pero se han descubierto diferencias entre las atribuciones de los agentes y las de los observadores. Cuando a los actores se les pide hacer atribuciones a su conducta, tienden a dar mayor importancia a los factores situacionales y menor a los disposicionales que los observadores.

Hay mucho menos probabilidades de que cometamos el error fundamental de atribución cuando observamos nuestras acciones, a esto se le conoce como sesgo del agente-observador. Para el observador la conducta constituye el centro de la atención. Pero para el agente la atención se centra en el ambiente y sus acciones son una respuesta a lo que se encuentra en el ambiente. No se centra tanto en su conducta como el observador.

Sesgo de autoprotección

Sesgo que constituye una característica de la salud mental. Los individuos que realizan autoprotección tienden a tener mayor autoestima, están menos propensos a deprimirse y sienten más satisfacción con su vida. Tenemos la tendencia a adjudicarnos el crédito del éxito y a atribuir el fracaso a factores ajenos a nuestra voluntad y recurrimos a este sesgo para proteger nuestra autoestima y mejorarla. Otra razón por la cual llegamos a la conclusión de que nuestros juicios son correctos consiste en suponer que los demás comparten nuestra opinión sobre algún tema.

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