Sindrome de Estocolmo.

El SINDROME DE ESTOCOLMO

Es un estado psicológico en el que la víctima de secuestro, o persona detenida contra su propia voluntad, desarrolla una relación de complicidad con su secuestrador. En muchas ocasiones, los prisioneros pueden acabar ayudando a los captores a alcanzar sus fines y a evadir a la policía.

Este síndrome es un mecanismo de defensa inconsciente del secuestrado que no puede responder la agresión de los secuestradores y que se defiende también de la posibilidad de sufrir un shock emocional.

Las víctimas se sienten identificadas con el agresor, y crean un vínculo en el sentido de que el secuestrado empieza a tener sentimientos de simpatía y agrado por su secuestrador.

A este síndrome se llamó así desde el robo del banco de crédito de Estocolmo en Suecia, este ataque duro 6 días y transcurrió desde el 23 al 28 de agosto de 1973.

Las víctimas fueron tres mujeres y un hombre, ellos defendieron a sus captores incluso después del secuestro. Al momento de los procedimientos legales estas víctimas ocultaron información y se pusieron a favor de los atacantes, de hecho, se dice que una de las mujeres secuestrada se comprometió con uno de los captores.

Tanto la víctima como el autor del delito persiguen una meta y esa meta es salir ilesos del incidente, por ello cooperan.

Las causas pueden ser que los rehenes tratan de protegerse y también la pérdida total del control que sufre el rehén durante un secuestro, ya que es difícil de sobre llevar y esta situación se hace soportable en el momento en que la víctima se identifica con los motivos del autor del delito.

El Síndrome de Estocolmo es más común en personas que han sido víctimas de algún tipo de abuso, como los rehenes, miembros de secta, abuso psicológico en niños, prisioneros de guerra, prostitutas, víctimas de incesto, y violencia doméstica.

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