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Sistema Endoctrinologo


Enviado por   •  4 de Octubre de 2011  •  2.493 Palabras (10 Páginas)  •  837 Visitas

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El libro se encuentra dividido en dos partes, la primera es acerca de la experiencia del autor como interno en un campo de concentración. A su vez se divide en tres fases:

1. La primera trata del internamiento en el campo.

2. La segunda de su vida allí dentro.

3. La tercera trata acerca de cuándo lo liberaron del campo de concentración..

La segunda parte habla acerca de conceptos básico de la logoterapia como:

1. La voluntad del sentido.

2. Neurosis neogena

3. Vacio existencial

4. Entre otros.

El libro, esta escrito en modo autobiográfico, relata la vida del autor Viktor E. Frankl en los campos de concentración de la antigua Alemania nazi. Relata la crueldad con la que los soldados maltrataban a los prisioneros.

En un campo de concentración había dos tipos de prisionero:

1. el prisionero corriente, que sufría los trabajos mas duros y recibía la crueldad de los soldados.

2. Prisioneros denominados “capos”, estos capos eran prisioneros con privilegios y a menudo trataban a los otros prisioneros peor que los mismísimos soldados.

Al llegar al campo de concentración, que en este caso era el de Auschwitz, al prisionero se le quitaban sus objetos personales y sus documentos de identidad y se les identificaba con un número. Después se hacia una primera selección que para algunos tendría un destino fatal. Agrupaban a los enfermos, deformes, débiles o que en resumen, tenían algún defecto para trabajar y los enviaban a alguno de los campos centrales, provistos de crematorios y cámaras de gas.

Los trabajos forzados de los prisioneros tenían, a veces, una recompensa en forma de cupón. Dicho cupón se podía canjear por una docena de cigarrillos o una docena de raciones de sopa. Normalmente los cupones se guardaban para la sopa, pero, gracias a ellos se podía distinguir cuando un prisionero perdía las ganas de vivir y se fumaba sus cigarros para “disfrutar” de sus últimos días de existencia.

El autor divide la vida en el campo en tres partes.

- Parte uno, “El internamiento en el campo”.

En esta fase el autor manifiesta un shock. Unos 1500 prisioneros viajaban en un tren que estaba abarrotado. Eran unos 80 en cada vagón y creían que los iban a destinar a una fábrica de munición. Entonces se dieron cuenta que los habían trasladado hacia Auschwitz, un campo de concentración, a estos los recibieron un grupo de prisioneros que hablaban en todas las lenguas imaginables y que parecían bien alimentados. Luego se sabría que era un grupo especial de prisioneros que hacían las funciones de comité de bienvenida. Por ello los prisioneros que llegaban pensaron que podrían compartir su situación. En psicología, existe un estado de ánimo llamado “La ilusión del indulto” en la que el condenado a muerte a punto de morir, concibe la ilusión en la que seria indultado. Lo mismo les pasaba a esos prisioneros, se agarraban a los últimos jirones de esperanza que les quedaba.

Al llegar les quitaron todos sus objetos personales, Frankl perdió un manuscrito de alto valor, les afeitaron todo el cuerpo y les dieron una pastilla de jabón. A partir de ese momento lo único que tendrían aquellos prisioneros seria su existencia desnuda. Ningún enlace material hacia su vida anterior. Después en la ducha a todos los prisioneros los embargó un humor macabro. Sabían que no había nada que perder así que se pusieron a bromear sobre ellos mismos. Aparte del humor, otra sensación se apodero de ellos: la curiosidad, que suele aparecer ante ciertas circunstancias extrañas. Se tenía ese ánimo como medida de protección, todos deseaban saber que pasaría a continuación.

La amenaza de muerte continua, lo desesperado de la situación y el preguntarse quien sería el siguiente abrigaba en ellos el pensamiento de suicidarse o “lanzarse contra la alambrada”, como decían ellos. Seguidamente un colega de Frankl salio de su barracón a pesar de la prohibición y les dio unos consejos alentadores, como el de tener una apariencia joven y lozana. Puesto que a los que parecían enfermos y demacrados por fuera y por dentro eran los que más probablemente fueran derechos a la cámara de gas. A estos últimos se les llamaba musulmanes.

Parte dos, “La vida en el campo”

Las reacciones de la fase anterior empezaron a desaparecer a los pocos días. A todos los prisioneros los invadió una gran apatía, en la que se llegaba a una especie de muerte emocional, desaparecen sus sentimientos ante la visión de cosas feas, humillantes y horribles que ocurren todos los días ,hasta que al final esas escenas se vuelven normales y se acostumbraban a ellas. Esta apatía era como un mecanismo de autodefensa, ya que el prisionero olvidaba todo dolor y sufrimiento y se centraba en un único objetivo, el conservar la vida propia y la de otros compañeros.

Los deseos de los prisioneros era tan primitivos, como comida, un baño caliente, cigarrillos, etc. En una ocasión, Frankl pretendía despertar a un compañero que estaba teniendo una pesadilla. Pero al final lo dejo porque por muy horrible que fuera la pesadilla siempre seria mejor que la realidad en el campo.

El hecho de la desnutrición que sufrían y que la ausencia total de sentimentalismo provocaba también que el deseo sexual fuera nulo. Pero a pesar del primitivismo físico y mental. Los prisioneros llevaban una profunda vida espiritual. Las personas de constitución débil y que habían llevado una vida espiritual profunda parecían llevar mejor la vida en el campo que las personas fornidas. Esto se debe a que se retrotraían a una vida de riqueza interior y de libertad espiritual.

Para aliviar el sufrimiento de los prisioneros se crearon una especie de terapias de grupo basadas en el humor. Se parodiaba todo aquello que había en el campo y por muy horrible que fuera siempre se reían de ello.

La suerte de Frankl se fue incrementando poco a poco. Fue trasladado desde trabajos en el exterior a las cocinas y posteriormente se presento voluntario para trabajar en un campo destinado a enfermos de tifus desempeñando tareas sanitarias.

Frankl anhelaba la soledad, era lo que más quería. Dado que vivían en una sociedad comunitaria impuesta, no tenían ocasión de estar a solas consigo mismos. Frankl encontró un lugar destinado a ello cuando lo trasladaron a un campo de reposo.

Los prisioneros eran un

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