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Trastornos Psicosomáticos

BIBIANAPERLA4 de Junio de 2015

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Introducción:

Este trabajo se basara en torno a tema ya mencionado Trastorno Psicosomáticos y tal vez se preguntaran que es o cuáles son sus síntomas, pues aquí le serán respondidas todas sus dudas acerca de los Trastornos Psicosomáticos, que tiene t una gran relevancia en especial en el desarrollo de la Psicología Clínica y este tiene una disociación con la mente y el cuerpo en el estudio.

A la hora de estudiar los trastornos psicosomáticos es imprescindible que se haga desde una perspectiva holística, pues no se puede hablar de los fenómenos físicos como algo separado de lo psíquico y viceversa, pues la evidencia científica actual apunta a que cualquier trastorno denominado físico puede implicar igualmente y a distintos niveles alteraciones psicológicos y viceversa y que incluso en cualquier problema médico puede existir problemas psicológicos o psicosociales que han podido contribuir a su desarrollo y/o pueden alterar el curso de la enfermedad.

Un criterio diagnóstico central era la presencia de causas emocionales tanto en el inicio como en el mantenimiento del trastorno. Esta categorización, si bien reflejaba un intento de separar ciertas condiciones médicas de acuerdo a su etiología psicológica, evidenció que se trataba de un enfoque inadecuado. Dentro de ellos se puede apuntar que se realiza un diagnóstico a partir de una causa lineal, cuando la causalidad de las enfermedades son de origen multifactorial e interrelacionadas además de que en ocasiones resultaba difícil diferenciar un trastorno psicofisiológico de una histeria de conversión.

Se debe aclarar que una condición médica implica la existencia de una patología orgánica (consumo crónico de alcohol) demostrable, lo que no debe confundirse con un trastorno somatomorfo. Este último se caracteriza por la presencia de factores psicológicos y síntomas físicos, pero no existe una condición médica general a partir de la cual pueden explicarse completamente tales síntomas físicos. En nuestro análisis sobre los trastornos psicosomáticos se entiende que cualquier que cualquier enfermedad o trastorno médico puede ser potencialmente categorizado como trastorno psicosomático.

A continuación se mostrara una pequeña historia de lo que se creía por Trastornos Psicosomáticos.

Marco Teórico:

El término de psicosomático fue utilizado por primera vez por Heinroth en 1818: "El origen del insomnio es psicosomático".

Reseña Histórica:

El siguiente es un extracto de la reseña histórica acerca de la Psicosomática presente en el "Tratado de Psiquiatría" de Freedman. Kaplan y Sadock (1982).

En los albores de la humanidad la enfermedad física, en general. y la mental en particular en sus formas más graves era resultado de una posesión corporal de un espíritu intencionalmente dañino. La enfermedad era conceptualizada como algo propio del ámbito espiritual que demandaba estrategias de intervención específicas, por esto tan pronto como el hombre tubo posesión en los instrumentos suficientes para cortar la piedra (10.000 años antes de J.C), comenzó a abrir agujeros en el cráneo de las personas enfermas para que los malos espíritus saliesen. Las primeras intervenciones quirúrgicas tuvieron como procedimiento la trepanación, la que no siempre mataba a los pacientes. Esta, como cualquiera otra estrategia terapéutica con pretensiones de "cura" intentaba proporcionar al enfermo parte de su salud, a través de¡ poder de la sugestión y de alguna elemental modificación orgánica.

Los médicos-sacerdotes egipcios quienes pusieron nombre a muchas partes del cuerpo, inicialmente atribuyeron las causas de las enfermedades al influjo de los dioses. espíritus y/o los deseos malignos de los humanos, creando para ello tratamientos mágicos, algunos. y racionales, otros: ritos tribales, manuales y prescripciones de drogas.

Entre los babilonios y asirios, los sacerdotes por generaciones, también fueron desarrollando textos sobre cientos de drogas vegetales y minerales. No obstante, la última fuente de enfermedades eran los dioses, que enviaban el dolor como castigo de una transgresión moral en la forma del hechizo a alguna persona. Eran las deidades las que acarreaban las enfermedades y eran ellas las que las curaban. De acuerdo con esto una persona con dolores era desgraciada y requería un examen de su alma y de sus pecados.

Posteriormente, los griegos aunque impresionados por la medicina egipcia desarrollaron una visión holística de la salud. Para ellos, el cuerpo y el espíritu constituían una unidad de interrelaciones. Como otros antecesores, el médico sacerdote Esculapio creía en la relación entre las fuerzas de la vida y el cuerpo e intentaba curar el cuerpo activando tales fuerzas.

Cien años antes que Hipócrates, Heráclito (535475 a. de C.) había propuesto que el alma o fuerza vital no podía estar contenida en ningún órgano particular. Más tarde Lucrecio (anatomista 427 a. de C.), plantearía que la materia precede al psiquismo y que sería de lo que el mundo está hecho. Los seres humanos estarían hechos de una multitud de átomos y, cuando mueren, éstos vuelven al universo, de modo que cuando su conjunción se deshace, el ruido que producen (el psiquismo) deja de percibirse.

En esta dirección, Hipócrates fue el primero que plantear que la enfermedad se originaba en el interior del cuerpo y no era debida a espíritus sino a un desequilibrio de los líquidos corporales, planteando que la muerte era natural, y que no tenía que ver con los espíritus. Para él, este desequilibrio podía estar causado por un desorden del entorno del paciente, y enseñó a los médicos a tener en cuenta la dirección del viento, la pureza del agua y la estación del año antes de establecer un diagnóstico. Junto a ello observó también que el desequilibrio de los líquidos corporales podía deberse, por otro lado, a trastornos emocionales. Hipócrates comunicó que el miedo produce sudor y que la vergüenza acelera las pulsaciones y los latidos del corazón. Asclepiades, siglos después (siglo 1 a. de C.) planteó una teoría médica que partía del atomismo. En ésta, afirmó que el alma no se localizaba en parte alguna, pues era la convergencia de todas las percepciones. Los trastornos de las pasiones podían provocar enfermedades mentales, y el exceso de constricción o de relajación en el vacío existente entre cada átomo corporal causaba la enfermedad física.

En la Edad Media, aunque los trabajos de los griegos habían sido transmitidos a la Iglesia católica, la creencia fue que los poderes espirituales, demonios, brujas y pecados eran la causa de las enfermedades (500-1500) y la curación se transformó otra vez en una cuestión espiritual. El estatus del médico decayó y la magia volvió a aparecer hasta que con el Renacimiento, tras mil años de dominación religiosa, el interés en las causas y remedios naturales de las enfermedades reapareció. Esta Dominancia quedó reflejada en el estudio del cuerpo humano, que dividió sus investigaciones sobre las estructuras corporales y apenas se ocupó de las emociones.

Surge Descartes (1596-1650). quien inició los intentos de conocer la realidad renunciando a todas las creencias previas, para lo cual desestimó todo juicio apoyado en los sentidos, elevando el raciocinio a la máxima expresión del conocer. El dualismo cartesiano concedió a la materia más importancia de la concebida por el idealismo platónico, pero menos del atribuido por los atomistas. Durante los siguientes siglos se le dio gran importancia a las ciencias como las matemáticas, química y física, que resultarían en campos fecundos para el desarrollo de la medicina. Morgagni (1682 a 1771) estudió los tejidos en las autopsias y mostró cómo un órgano alterado puede producir la enfermedad y la muerte.

Los conocimientos sobre el soma se multiplicaron, dándose origen a la medicina contemporánea. En este devenir el psiquismo fue desplazado del campo de estudio, hasta que sólo más tardíamente, se lo reincorporaría como objeto de estudio, pero desde una dimensión paralela a la de la medicina clásica.

Desde los años treinta la Medicina psicosomática ha interpretado correctamente que la enfermedad, cualquiera de ellas, trasciende el ámbito de lo orgánico para extenderse a lo psicológico y lo social. Por ejemplo, una gripe no es simplemente una afección de las vías respiratorias, se refiere también a una persona que no se encuentra bien y que comunica esta ausencia de bienestar a su entorno. Cada individuo tiene una peculiar carga genética y por su aprendizaje adquiere, soporta y afronta la enfermedad de forma diferente.

Desde sus orígenes, la medicina ha oscilado entre dos tendencias opuestas en cuanto a sus concepciones: una está basada en el análisis específico y mecanicista de la enfermedad que busca minuciosamente la lesión anatomoclínica, y la otra que, concibiendo la enfermedad como una reacción global de la persona (donde se incluye su temperamento), lleva en cuenta los aspectos psicológicos. Esta última concepción holística y dinámica prefigura el acercamiento psicosomático moderno. En el decir de Antonio Carlos Pacheco Silva (1976, p. 16), por medio de varios autores la medicina psicosomática actual se ha afirmado progresivamente como un imperativo de la ciencia moderna. Fue Sigmund Freud (1890) quien introdujo, con su movimiento psicoanalítico, la importancia de los momentos biográficos del paciente, abriendo camino para que los factores psicológicos hayan podido tomar la categoría de elementos activos en el proceso de enfermar. Aunque Freud no se interesó especialmente

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