Violencia Intrafamiliar

Nuestro país es conocido a nivel mundial como una de las naciones con mayores índices de violencia intrafamiliar en todas sus manifestaciones y es posible en familias de cualquier nivel económico y educativo, a tal punto que para gran parte de la realidades sociales se ha convertido en una situación “normal” en todo hogar, además es usado como parte de sus mecanismos educativos a lo cual los niños han tenido que acoplarse y soportar este atropello en contra de sus derechos, por ello no se debe dejar de buscar estrategias que contribuyan a mejorar el bajo rendimiento académico de los niños que por tal problemática social se ha desencadenado y ha tomado cada vez mayor fuerza .

Violencia infantil intrafamiliar es toda acción u omisión cometida por algún miembro de la familia que viole el derecho al pleno desarrollo y bienestar del niño; paradójicamente el lugar donde se produce es el hogar.

Las palabras abuso o maltrato infantil incluyen cualquier problema que resulte de una falta de razonable cuidado y protección de los niños por sus padres, tutores u otras personas que se ocupen de ellos, o sea, se define como todo daño físico o psíquico, ocasionado a un menor de forma intencional por cualquier persona, ya sea de forma pasiva o activa, donde la primera es la negligencia en el cuidado de este y la segunda, la intención directa. El uso de la fuerza física o negligencia del cuidado por parte de los padres se define como maltrato.

Existe maltrato de diferentes tipos: físico, emocional, psicológico o mental, por abandono, negligencia o por abuso sexual. Al paso del tiempo este puede producir consecuencias desfavorables en el desarrollo del niño, afectar su crecimiento, su conducta, e incluso causar traumas psicológicos o trastornos mentales. Un niño, después de haber sido maltratado, puede presentar una serie de conductas como de inferioridad, rechazo, inseguridad y miedo.

Reconocido por la Asamblea Médica Mundial como un problema universal de salud, el maltrato infantil no solo resulta denigrante e inhumano, sino que se acompaña de altas tasas de mortalidad y morbilidad que afectan profundamente la calidad de vida de sus víctimas.

En Colombia durante el año 2013, el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses realizó 68.230 peritaciones por violencia intrafamiliar; con relación al 2012 se presentó una disminución de 15.668 casos equivalente al 18,68%. De los 68.230 casos de violencia intrafamiliar, 44.743 (65,58%) correspondieron a violencia de pareja; 9.708 (14,23%) a violencia contra niños, niñas y adolescentes; 12.415 (18,20%) a violencia entre otros familiares; 1.364 (2,00%) a violencia contra el adulto mayor.

Hay quienes mantienen que el ser humano es violento por naturaleza, lo cual nuestro parecer resulta absurdo en tanto que el ser humano reaviva su instinto de defensa ante una situación de peligro o por supervivencia, más bien la agresión a lo otros es una conducta aprehendida que en cierto momento hace manifestación, en este sentido el niño incorpora modelos de conducta que posteriormente repetirá es transmitida generacionalmente, a través de los canales de socialización del sujeto, familia, juegos, instituciones, medios de comunicación y muy probablemente pondrá en práctica para su vida volviéndose así una circulo vicioso.

Actualmente, los problemas dentro de los hogares han venido empeorando en comparación a los tiempos pasados, pues como hemos constatado anteriormente, un gran número de niños han sido víctimas mortales en Colombia a causa de la violencia que viven internamente en sus familias, a la vez, es una de las realidades que más esconden las personas maltratadas o que conocen de una situación de maltrato, sea por temor a las reacciones del mal tratante, por indiferencia o por ignorancia; estos niños vulnerables reciben educación dada muchas veces a través de diversas formas que distorsionan como realmente debe formarse el menor en busca del fortalecimiento del buen trato como conducta general de la sociedad, esto puede verse reflejado en los modelos violentos escasos de valores creados por quienes están de tras de los medios

Los niños en edad preescolar y primaria que han sido testigos de violencia doméstica o que han experimentado el abuso en sí no son lo suficientemente maduros como para comprender del todo la situación, es por eso que uno de los avisos más importante en muchos de estos tipos de casos es cuando el docente note en el niño comportamientos hostiles y distantes, apatía ante el estudio o socialización con sus compañeros, cansancio entre otros. Muchas veces la explicación al bajo rendimiento del menor en la escuela cuando no encontramos explicación razonable a ello es la problemática por la que el niño vive dentro de su hogar y que no siempre es fácil de identificar.

La tarea de tratar el maltrato infantil aunque no siempre comience en los hogares, es también obligación de las instituciones educativas, con los educadores, no seria absurdo que fuesen capacitados sobre la problemática obviamente para trabajar con sus estudiantes, conocer a fondo la situación, saber como actuar, lograr un cambio de esa violencia por ternura, amor, respeto y esperanza para sus vidas.

Cabe resaltar que el ambiente apropiado para que un niño crezca sanamente es aquel en donde se rodea de paz, seguridad, respeto y cariño lo que garantizará que se desarrollen sus habilidades sociales, de aprendizaje y de expresión emotiva, en el ambiente en donde viven los menores maltratados hay tensión, violencia, gritos, el niño crece rodeado de temor, inseguridad, estrés, enojo.

En muchas ocasiones se concluye que cuando un niño recibe malos tratos en su hogar de igual forma se comportara en el colegios, reaccionando a todo y a todos agresivamente pero esta afirmación es muy compleja y delicada de tratar, pues hay que considerar muchos factores que nos ayuden a dictaminar si en realidad podría ser de tal forma como por ejemplo un cambio drástico en su familia, como el nacimiento de un hermano, la separación de padres o el fallecimiento de un ser querido.

Debe considerarse en este hilo, que el docente debe comprender la cultura en la cual las familias de los niños se encuentran sumergidas, a que muchas veces la realidad social que ellos viven es la del maltrato intrafamiliar y que para contribuir en los niños por medio del aprendizaje significativo y en sus hogares si les es posible debe comprender lo que ellos piensan de tal situación, así pueda acimentar cuál es el conflicto de intereses internamente, hacerles ver que hay unas prioridades que pueden repercutir totalmente en la personalidad de sus hijos y que marcara la vida de cada uno.

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