En Honor Al Espiritu Santo
erika128322 de Abril de 2015
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ISBN: 978 - 0- 8297-5760- 6
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780829 757606
CASH LUNA
EN HONOR AL
ESPíRITU SANTO
lNo es algo, es alguien!
AGRADEZCO A ...
Sonia, mi esposa y amiga fiel quien siempre me acompaña
a emprender todo aquello que le he creído a Dios.
Mis hijos, quienes con amor me apoyaron cuando Jesús
me llamó a viajar por las naciones llevando su Palabra
y poder, sabiendo que los dejaría de ver por muchos días
con tal de bendecir a otros. Hoy, aman al Señor y le sirven
junto a mí.
Mi madre porque confió en mí cuando de niño le dije
que deseaba ser misionero y me aseguró que lo lograría,
aunque ninguno de los dos sabía lo que esto significaba.
Mi respetable equipo, el regalo más grande que Dios
me ha dado en el ministerio, después de su Santo Espíritu.
Gracias a ellos, su constante trabajo y apoyo incondicional,
he podido llegar hasta donde él me ha llevado.
Los miembros de Casa de Dios, iglesia que fundé y
pastoreo, por el amor y respeto que demuestran hacia mi
persona y mi familia.
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DEDICATORIA
Al Espíritu Santo quien es parte de la Trinidad y a quien
amo profundamente. Le agradezco toda la paciencia
que me tiene.
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CONTENIDO
INTRODUCCIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 9
CAPiTULO I
DESPIERTO, Y AUN ESTOY CONTIGO ............ 11
CAPiTULO 2
NO LO LOGRO ENTENDER .................... 23
CAPiTULO 3
NO ES ALGO, ES ALGUIEN ..................... 35
CAPiTULO 4
CERRADA LA PUERTA ........................ 51
CAPiTULO 5
DONDE QUIERA QUE ESTÉS ................... 67
CAPiTULO 6
UN ABISMO LLAMA A OTRO ABISMO ............ 79
CAPiTULO 7
¡QUÉ EXTRAÑAS ÓRDENES! ................... 91
CAPÍTULO 8
ATENDIENDO A TU SEÑOR .................... 107
CAPÍTULO 9
LO MATERIAL Y LO ESPIRITUAL ................ 123
CAPÍTULO 10
DONDE ÉL HABITA .......................... 137
CAPÍTULO 11
USADO POR ÉL ............................. 151
CAPÍTULO 12
SANANDO A LOS ENFERMOS .................. 167
CAPÍTULO DE CIERRE
¿LA BICICLETA O YO? ........................ 181
INTRODUCCiÓN
Durante mi niñez recibí varias enseñanzas sobre Jesús.
Aprendí que hizo milagros, sanó enfermos, caminó
sobre el agua, multiplicó panes y peces, además de sacrificarse
por nuestra salvación.
Aunque de niño tuve la experiencia de saber acerca
del Señor Jesús, no fue hasta el 11 de julio de 1982 que lo
reconocí como mi Salvador y Señor. Ese día nací de nuevo.
Su gracia me alcanzó.
Desde aquel momento, hace más de 25 años, no he
dejado de servirle con devoción, compartiendo mi testimonio
sin descanso, tal como hicieron los apóstoles durante
su ministerio.
Esperé tanto para escribir mi primer libro porque comprendí
que madurar una relación con el Espíritu Santo
toma tiempo, como cualquier otra relación entre dos personas.
Cuando recibí su poder y empezó a usarme para
llevar su presencia y sus milagros a otras personas, sentí
un gran deseo de escribir acerca de él. De hecho, redacté
el primer capítulo de este libro diez años antes de publicarlo,
pero me detuve a meditar que era más sensato esperar
y comprobar que tendría la capacidad de mantener
EN HONOR AL EspíRITU SANTO
una buena relación con el Espíritu Santo y retener sobre
mi vida el poder sobrenatural que recibí.
Tienes en tus manos un libro con lecciones de vida
únicas que no encontrarás en otras publicaciones sobre
el tema. Estoy seguro que esta combinación de enseñan~
zas y el relato de mis vivencias personales edificarán tu
existencia, te motivarán a buscar su presencia y anhelarle
más a él que todo lo que pueda darte.
Si al finalizar la lectura de este libro sientes más ham~
bre y sed de Dios, entonces el objetivo que perseguí al
escribirlo se habrá cumplido.
- CASH LUNA
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CAPÍTULO 1
DESPI ERTO, y
AÚN ESTOY CONTIGO
Hay momentos en la vida que nos hacen sentir nerviosos.
Un examen final en la universidad o enfrentar a
los suegros para pedir la mano de la novia, por ejemplo.
¡Imagínate los nervios el día que conocemos al amor de
nuestra vida! Sentimos mariposas que vuelan en nuestro
estómago. No sabemos cómo comportarnos o qué decir,
y cuando por fin creemos tener las palabras adecuadas,
decimos 10 primero que se nos ocurre, nos tiembla la voz
y luego enmudecemos. Se nos acaban las ideas y descubrimos
que la gran conversación soñada, terminó en
pocos minutos.
Ni hablar del día de la boda. Siempre hay algo que se
olvida, o peor aún, recordamos en la luna de miel que
olvidamos invitar a alguien a la ceremonia. Otro evento
que nos pone muy nerviosos es el nacimiento de nuestros
hijos. En mi caso, recuerdo que había planeado cada
detalle con el doctor que atendía a mi esposa. El plan era
que estuviera presente durante el alumbramiento, pero
cuando llegó el momento de ir a la sala de operaciones,
el doctor me vio tan nervioso que solo apretó mi mano y
empujándome suavemente dijo: ~~Lo veo más tarde». Sin
más, me dejó parado en el pasillo y se fue.
La verdad es que cada quien tiene sus momentos y
no todos sentimos nervios por las mismas situaciones.
Pero pocas veces me he sentido tan nervioso como aquel
gran día de agosto de 1994. Estaba a punto de entrar en
una de las iglesias más importantes de aquel entonces
para gozar de una de sus famosas reuniones de avivaEN
HONOR AL EspíRITU SANTO
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miento. Hacía más de once años que orada por un mayor
avivamiento en mi vida. Buscaba la presencia del Señor
y su unción con todo mi corazón. Había escuchado que
en esas reuniones el poder de Dios se derramaba intensamente,
tanto que podía sentirse hasta en los parqueos
del lugar. Mi expectativa era muy grande. Esperaba que al
cruzar la puerta, el Espíritu Santo viniera sobre mí y me
dejara tendido en el piso. Imaginaba que al levantarme
sería el hombre más ungido que pudiera existir.
Cuando finalmente logré entrar, sufrí una gran desilusión.
El poder del Señor era real y estaba allí, solo un
necio podía negarlo. Había muchas personas tocadas por
el Espíritu Santo, pero a mí no me sucedía nada, por lo
menos no de la misma forma que a la mayoría.
A veces sentía un pequeño hormigueo sobre mi piel,
pero eso era todo. Después de varios días de asistir a estas
reuniones, doce para ser exacto, me frustré muchísimo.
No me sucedía nada a pesar de ir dos veces diarias,
o sea, un promedio de siete horas por día.
¿Puedes imaginarlo? Orar durante más de once años,
manteniendo una vida en santidad, sirviendo al Señor y
que ... ¡no suceda nada! Comencé a cuestionarme seriamente
muchas cosas. No podía negar que el poder de Dios
estaba allí, pero tampoco podía afirmar que yo lo tuviera.
Cuando el predicador llamaba a quienes querían recibir
la unción, es decir el poder de Dios, yo corría para
estar en primera fila y después de la oración, mientras todos
caían bajo el poder del Señor, seguía allí de pie. A esto
debía agregar el hecho de que mi esposa era constantemente
llena del poder del Espíritu Santo. Cada noche, con
su mejor intención, intentaba explicarme cómo recibía el
poder de Dios y se empeñaba en motivarme a imitarla.
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DESPIERTO, Y AÚN ESTOY CONTIGO
Sonia bebía tanto de los ríos de Dios que en una ocasión,
cuando bajamos del auto para entrar a la iglesia, noté
que no llevaba su Biblia. Le pregunté la razón ya que ella
siempre la llevaba consigo, no solo por ser cristiana, sino
porque era esposa de un pastor y debía dar el ejemplo.
Sonriendo me respondió: «Hoy beberé tanto del Espiritu
que tendrás que sacarme en tus brazos».
Efectivamente, durante la reunión, Sonia fue tocada
por el poder de Dios y quedó completamente llena de
su presencia. La experiencia fue tan intensa que cuando
estaba tirada sobre la alfombra me acerqué, la moví un
poco y le dije: «Se te bajó la presión, ¿verdad?». Ella giró
lentamente su cabeza y me dirigió una mirada tan inten~
sa que te aseguro que en ese momento recibí el don de
interpretación de miradas y me dije: «Creo que es tiempo
...