5 fundamentos para así vivir el evangelio diario

INTRODUCCIÓN

La Biblia dice que Dios nos creó a su imagen y semejanza, es decir que El Padre nos creó a su forma y su propósito eterno es habitar con nosotros. Sin embargo, los seres humanos decidimos que la forma de Dios no era suficiente y elegimos las nuestras propias. Creamos nuevas formas para el amor, para la familia, para lo ver- dadero, para lo justo, para lo puro; todas formas alejadas de la ima- gen que Dios quiso en su corazón, y creadas desde una naturaleza de pecado.

Estas formas son las que nos llevaron a continuos ciclos de traicio- nes, avaricia, corrupción, enfrentamientos... de CRISIS y que dicta- mina el status-quo en el que día a día vivimos. Según la RAE (real academia española), esta expresión es utilizada para hablar del es- tado actual de las cosas. La naturaleza caída nos condujo a la gran crisis de la humanidad que es estar desconectados de Dios, desti- tuidos del acceso a su gloria, intentando sobrevivir más que vivir.

Sin embargo, El Señor puso dentro de cada uno de nosotros un ins- tinto de REFORMA. Esta característica tiene que ver con una nece- sidad genuina de trascender. Así como Dios es eterno sin límites de tiempo y espacio, nosotros poseemos ese anhelo de ir más allá de lo que podemos ver, de generar un impacto que trascienda los años y los límites geográficos.

Todas las personas contamos con la necesidad de ser hombres y mu- jeres relevantes para quienes nos rodean, para nuestra generación y para las que vienen. Por eso, desde una naturaleza caída hemos in- tentado hacer cambios, adaptaciones de lo que consideramos mejor, y hasta logramos olas de moveres que modifican ciertas realidades. Sin embargo, para verdaderamente trascender el status-quo, nece- sitamos una REFORMA y la única manera de alcanzarla es a través de Cristo.

El enfoque de una verdadera reforma es vivir la vida a la forma de Dios que es Cristo. Romanos 8:29 NBLA dice: “Porque a los que de antemano conoció, también los predestinó a ser hechos conforme a la imagen de Su Hijo, para que Él sea el primogénito entre muchos hermanos”. Cristo es el molde de Dios que nos modela el cómo amar, cómo servir, cómo perdonar, cómo vivir.

Esto es lo que sucedió hace poco más de 500 años con Martín Lute- ro. El panorama del mundo presentaba una iglesia corrupta, donde el evangelio no alcanzaba a las personas y era utilizado para asegu- rar un poder humano centralizado. El resultado era evidente, una profunda crisis de fe, de cercanía a Dios y también de moralidad. No es necesario meditarlo mucho para reconocer que la realidad de ese tiempo no difiere de lo que está sucediendo hoy en día. Todos los días, la forma actual de las cosas nos arroja continuos golpes de una crisis que no es solo económica y social sino también moral. Cada día con más fuerza se ataca a la familia, la integridad,

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