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Alivio para el sufrimiento: Qué hacer cuando un ser querido tiene alguna enfermedad mental


Enviado por   •  2 de Febrero de 2017  •  Ensayos  •  1.804 Palabras (8 Páginas)  •  355 Visitas

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Alivio para el sufrimiento: Qué hacer cuando un ser querido tiene alguna enfermedad mental

Carol Hefferman

Cuando una persona se enferma físicamente, le ofrecemos sopa y un cobertor. ¿Cómo apoyar a alguien que tiene una enfermedad mental, como depresión, ansiedad o trastorno bipolar?

Dave Zanon comenzaba sus estudios universitarios cuando lo invadió la tristeza. Conocía a pocas personas en el campus; no sabía por qué se sentía mal, tan solo, desesperado y abrumado.

        Zanon buscó ayuda. Le diagnosticaron depresión leve; posteriormente, depresión severa y ansiedad general. «El problema de las enfermedades mentales es causa de mucha vergüenza —declara Zanon—. Por pena, la gente [no las reconoce]. Piensa que será objeto de burlas, o que sus problemas son muy triviales o graves como para platicarlos».

        Actualmente, Zanon, de cuarenta y cinco años, usa su experiencia para ayudar a otras personas como especialista certificado, graduado de la Alianza Nacional contra las Enfermedades Mentales de Estados Unidos (NAMI, por sus siglas en inglés). «Mi experiencia me ayuda a conectarme con quienes tienen enfermedades mentales, para mostrarles que no están solos en su camino a la recuperación y alcanzar sus metas . Puedo empatizar con ellos mientras recuperan la salud».

        Mientras que algunos creen que las enfermedades mentales son raras o «ajenas» a sus familias, es muy probable que todos conozcamos a un paciente de trastorno mental (se han clasificado más de 200). «Enfermedad mental» se refiere a una amplia variedad de condiciones de salud mental que perturban los pensamientos, los sentimientos, el humor, la capacidad de establecer relaciones interpersonales y el buen funcionamiento cotidiano.

        De acuerdo a la NAMI, en Estados Unidos, se calcula que uno de cada cuatro adultos padece alguna enfermedad mental en el transcurso de un año. Es más, uno de cada diecisiete vive con una enfermedad mental grave, como esquizofrenia, depresión grave o trastorno bipolar.

        Es difícil prepararnos para enfrentar la realidad y las complejidades de un trastorno mental, pero el amor y el apoyo de la familia y los amigos, son esenciales. «Lo más importante de mi recuperación fue el apoyo de los demás —comenta Zanon—. Me ayudaron a superar mi situación».

        Sin duda, los amigos y los parientes pueden mejorar el proceso de recuperación. Varios estudios indican que los parientes que conocen la enfermedad de sus seres queridos y se involucran en su recuperación, crean un ambiente familiar más positivo, además de que disminuyen los síntomas, los días de hospitalización y las recaídas.

        Karen Iverson Riggers, que también ha padecido enfermedades mentales, ahora es una defensora de la salud mental y la directora de Peer Run Respite de NAMI, un centro de salud para personas que padecen crisis psiquiátricas y emocionales. «Con frecuencia decimos que una enfermedad mental es una enfermedad “sin regalos” —dice Riggers—. Si bien los amigos, los parientes y los vecinos ofrecen regalos o tarjetas para levantar el ánimo cuando enfermamos físicamente, rara vez pasa lo mismo con la enfermedad mental. Es en buena medida consecuencia de los prejuicios y que a la gente le incomoda hablar abiertamente del asunto».

        Así que la pregunta es: ¿Cómo podemos manifestar nuestro apoyo cuando un ser querido sufre una enfermedad mental?

Informarnos de la enfermedad

Estudiar la enfermedad específica del ser querido es el fundamento del apoyo. «Hay muchísimos recursos: libros, cursos, páginas de Internet y organizaciones de apoyo, que pueden ayudar a los parientes, los amigos y los cuidadores, a aprender más de la salud mental, el bienestar y la recuperación», afirma Riggers.

Trabajar con un consejero profesional

Los expertos recomiendan que quienes padecen enfermedades mentales, y la gente que los apoya, reciban terapia. Es común que la familia se concentre en la persona que tiene la enfermedad mental; los profesionales de la salud mental pueden ayudar a los seres queridos a entender mejor la enfermedad y aprender cómo afrontar los problemas y los comportamientos, cuando surjan.

        Riggers dice a los miembros de la familia: «Pónganse sus máscaras de oxígeno. Cuando suben a un avión, se les indica que se pongan sus máscaras antes de ayudar a otros. Es una gran analogía para los cuidadores, ya sean los padres o algún pariente o amigo, que apoyan a los pacientes de enfermedades físicas o mentales. Podemos ayudar mejor a otros cuando nos encargamos de nuestro propio bienestar. No es egoísta que un cuidador se cuide a sí mismo. De hecho, creo que es uno de los detalles más ignorados de cómo apoyar o cuidar mejor a un ser querido».

        Tina Kohls Wankey, trabajadora social clínica y asesora privada de comportamiento saludable, dice que un terapeuta puede ayudar a la familia y los amigos a establecer límites apropiados para la situación. Por ejemplo, ella dice que un consejero puede ayudar a «distinguir si son facilitadores; quizás no se dan cuenta. ¿Algún comportamiento provoca [que el ser querido con enfermedad mental] cometa una y otra vez el mismo error, o ayuda a mejorar?».

Escuchar sin juzgar

Es natural ofrecer nuestro consejo y dar respuestas a una persona necesitada. Sin embargo, cuando un ser querido nos busca, lo correcto es comunicarle que nos interesa y queremos escucharle.

        «Hay que escuchar no solamente lo que el ser querido dice, sino lo que siente —aconseja Riggers—. Todos sentido tenido miedo, tristeza o enojo. Podemos identificarnos con nuestros seres queridos cuando experimentan estos sentimientos, como parte de los síntomas de su enfermedad mental. Quizá no sintamos la profundidad de esas emociones, pero sí podemos identificarnos con su esencia».

        También agrega: «De lo que más me ayudó, de mi familia y mis amigos, es que me escucharan sin tratar de resolver mi problema. A veces yo solamente necesitaba que alguien me escuchara; fue una bendición que ellos estuvieran disponibles y me escucharan, sobre todo en los momentos más difíciles».

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