ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Antropología Cristiana Y Sexualidad


Enviado por   •  4 de Mayo de 2014  •  8.558 Palabras (35 Páginas)  •  456 Visitas

Página 1 de 35

Antropología cristiana y sexualidad

Por:

Gustavo Baena, SJ. 1

En Revista Theologica Xaveriana

v.122 n. 604 (1994) 267-287

1. La dimensión del hombre según la Revelación

2. La sexualidad dentro de la comprensión de una auténtica dimensión del hombre

3. El acto conyugal dentro del contexto de la dimensión del hombre según la Revelación

4. La educación de la sexualidad dentro de una antropología que considera la totalidad del hombre.

4.1. Algunos principios elementales de educación

a) El educador y el proceso comunitario educativo

b) Sujeto de la educación y método

4.2. La educación de la sexualidad dentro de una antropología revelada en Jesucristo

4.3. La función de la toma de conciencia en la educación para la vida conyugal en el matrimonio cristiano

4.4. La educación de la sexualidad dentro de una antropología que considera la totalidad del hombre.

La presente reflexión pretende no solo situar la sexualidad, sino principalmente el acto conyugal dentro de la comprensión de una auténtica dimensión del ser humano, tal como aparece en la revelación bíblica.

1. La dimensión del hombre según la Revelación

Aquí la pregunta es por una antropología, es decir, qué es realmente ese fenómeno que llamamos hombre, pero no sencillamente a partir de cualquier antropología, sino a partir de la magnitud del ser humano implicado en la revelación de Dios en Jesucristo, esto es, en el Nuevo Testamento. Para ser más explícito, esta antropología o comprensión de lo que es el ser humano no sólo aparece en la enseñanza de Jesús, sino, y principalmente, a partir de lo que realmente era su persona y de la comprensión que de ella se hizo en la primitiva Iglesia y cuyo testimonio son los textos del Nuevo Testamento.

Un testimonio de gran importancia para lo que aquí estamos buscando y por otra parte muy cercano al Nuevo Testamento es la antropología de San Ireneo, quien diferencia con claridad la imagen del hombre, tal como aparece en las antropologías griegas, particularmente la de Platón y sus influencias, la de Filón de Alejandría y la de Orígenes, de la imagen del hombre que se percibe sobre todo en la comprensión de San Pablo.

Para evitar alguna ambigüedad o discusiones inútiles me permito citar un texto del Concilio Vaticano II, que nos introduce de una manera segura en lo que queremos decir con una antropología según la revelación del Nuevo Testamento:

1 Doctor en Teología, Universidad Javeriana, Licenciado en Sagrada Escritura, Pontificio Instituto Bíblico, (Roma) y Comisión Bíblica Internacional. Profesor en la Facultad de Teología de la Universidad Javeriana.

G. Baena. Antropología cristiana y sexualidad. 2

"En realidad el misterio del hombre solo se esclarece en el misterio del Verbo Encarnado... Cristo manifiesta plenamente el hombre al propio hombre y le descubre la sublimidad de su vocación... El que es imagen de Dios invisible (Col 1, 15) es también el hombre perfecto... En él la naturaleza humana asumida, no absorbida, ha sido elevada también en nosotros a dignidad sin igual. El Hijo de Dios con su encarnación se ha unido, en cierto modo, con todo hombre." (G.S. n. 22). Según estas afirmaciones del Concilio, en el "Caso Jesús" no solo se nos revela lo que realmente somos los seres humanos, sino, y esto es lo principal, cómo Dios está creando de hecho a todo hombre.

Estamos muy habituados a un concepto muy elemental que aparece en las primeras

páginas del libro del Génesis, en las cuales se nos habla ciertamente de la reacción del hombre (Gn 1, 27; 2,7), pero aquí no se dice en qué forma concreta Dios lo está creando, y precisamente lo que se nos revela en el caso Jesús" es el modo como Dios nos está creando. En efecto, en Jesús, el Hijo de Dios se une a su humanidad encarnándose en ella y el Concilio agrega: "en cierto modo, el Hijo de Dios con su encarnación se ha unido con todo hombre". Es decir, que en cierto modo la encarnación del Hijo de Dios acontece en todo ser humano. Ello significa, entonces que tanto en el caso de Jesús como en todo hombre, Dios le crea dándose en su Hijo, trascendiéndose en él, haciendo comunidad con él, para comunicarle su divinidad a ese hombre corporal y terreno al vivir en él.

Así, pues, el hombre es una resultante de la vida de Dios en él y por eso está llamado a no morir nunca y en la medida en que desate su vida con unos comportamientos consecuentes con esa misma divinidad que habita en él, superará la muerte biológica.

Si el caso de la encarnación en Jesús no es ajeno a todos los demás seres humanos sino más bien la plenitud de la divinidad en su humanidad (Ef. 3, 9; Col 1, 19), síguese que los hombres, a diferencia de todo el resto del cosmos, estamos siendo creados por habitación de Dios en nosotros, esto es, somos nosotros el lugar donde Dios se trasciende, se humilla, asume nuestra condición humana y se expone a nuestras propias contingencias.

La consecuencia sería que los seres humanos tomásemos conciencia de esta nuestra gran realidad y optásemos por una conducta coherente y fuésemos a través de nuestro ser corporal una transparencia de la misma divinidad cercana a la transparencia que se dio en la humanidad de Jesús. En otros términos, si Dios para crearnos se da, se entrega, se humilla, tomando nuestra propia condición, lo obviamente consecuente sería que nosotros nos comportásemos de la misma manera, a saber, que nos trascendiéramos en nuestros hermanos, nos diéramos, nos entregáramos en servicio humilde a nuestro prójimo, haciendo comunidad con él.

Esta es la magnitud del ser humano, su verdadera dimensión en términos antropológicos. Propiamente la actividad de Jesús, con su anuncio del Reino de Dios, sobre todo durante su vida pública, fue hacer consciente a sus paisanos de la dimensión del hombre, y justamente a partir de su propia experiencia. Quien lea los discursos de Jesús en los Evangelios solamente los entenderá, cuando los mire como una exhortación a la coherencia con la aceptación de la soberanía de Dios Creador, que crea habitando en las personas.

Quizás esta misma dimensión del hombre revelado

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (50.6 Kb)  
Leer 34 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com