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Ateismo Como Religión: Una Estrategia más De Los Fundamentalistas Religiosos


Enviado por   •  2 de Octubre de 2013  •  2.868 Palabras (12 Páginas)  •  272 Visitas

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A muchos les puede hacer gracia que el ateísmo sea considerado una religión. Sería como comparar la calvicie con un peinado o como decir que el no coleccionar sellos es un hobby. Los humoristas han encontrado un filón con estas comparaciones, sin embargo cuando uno busca las causas de esta comparación ya no lo encuentra tan gracioso. Grupos fundamentalistas cristianos, especialmente los evangélicos de Estados Unidos, emplean dicha comparación como ariete contra la enseñanza de ciencias naturales en las escuelas.

Después de comprobar que múltiples intentos de enseñar el Génesis como ciencia han fracasado, como ocurrió con la “ciencia de la creación” o el “diseño inteligente”, ahora intentan dar la vuelta al argumento: las ciencias que se enseñan son ateas, y dado que el ateísmo es religión, no se puede enseñar en las escuelas públicas. La clasificación de ciencia atea es fácil de definir para ellos: todo resultado científico que contradiga la Biblia, borrando del mapa así gran parte de la biología (especialmente la evolución), de la geología, de la astronomía, de la química, la historia, la antropología y un largísimo etcétera. Alguien puede pensar que esto que digo es una paranoia personal, pero no es cosa mía, se puede leer en la Conservipedia, la única “enciclopedia” que dice la “verdad”. Según los fundamentalistas, claro. En ella se puede leer:

Si el ateismo es una religión, entonces el ateísmo que va ligado a los métodos naturalistas de las ciencias naturales no puede tener ayuda gubernamental. Eso violaría las enmiendas que impiden enseñar religión en clase. Por tanto, la enseñanza de la evolución debe permitir que los estudiantes disientan de la visión científica “ortodoxa” en la cual los humanos hemos evolucionado desde formas primitivas de vida sin intervención divina.

Produce risa (cuando no asco) que los fundamentalistas religiosos acudan a la Primera Enmienda constitucional para algo, cuando sabemos de sobra como se mueven en el día a día, y como tratan a los que manifiestan ser de otra creencia, o de no tener ninguna creencia religiosa. Pero empecemos por el principio, porque esta historia tiene más cola de lo que parece.

¿Es el ateísmo una religión? Para contestar esta pregunta vamos a definir varios términos que manejaré más adelante, tal y como hacen la mayoría de diccionarios (la Conservipedia la dejaremos para otro momento):

Se entiende por religión al conjunto de creencias o dogmas acerca de la divinidad, de sentimientos de veneración y temor hacia ella, de normas morales para la conducta individual y social y de prácticas rituales, principalmente la oración y el sacrificio para darle culto (Real Academia Española). La religión exige una divinidad, algo sagrado, algo sobrenatural a lo que apelar. Hasta donde sé, el ateísmo carece de esa figura.

El ateísmo sin embargo niega la existencia de divinidades. Es un proceso de negación. Al no dar validez a las divinidades, quedan automáticamente anuladas sus propiedades.

También es interesante fijan otros tres términos, que en ocasiones se confunden con el ateísmo. El primero es el humanismo, un concepto muy amplio que abarca a diversos clases de pensamiento, desde el que nació como idea filosófica del Renacimiento, al humanismo cristiano, el marxista o el secular. Los fundamentalistas cuando hablan de humanismo se refieren al secular, aquel que esta basado en algunas corrientes filosóficas y que descarta las explicaciones sobrenaturales sobre el origen del hombre o del universo. Otro término a resaltar aquí es secular, que es aquello que no es religioso, es lo opuesto a espiritual o divino. Y por último considerar el término laico, que es aquello que se organiza de forma ajena a las instituciones religiosas. Los estados laicos poseen legislación que impide que las entidades religiosas dicten su legislación, que alguna religión ellas prevalezca sobre las demás o que se puedan ver recortados derechos civiles por tener una creencia o no tener ninguna.

Después de presentar estas definiciones, creo que queda claro que hay formas de pensar distintas a las de una determinada religión, pero que no pueden ser calificadas ellas mismas de religión. No podemos clasificar como religión a todas las corrientes filosóficas existentes. Las religiones tienen muy bien delimitado su terreno, con divinidades sobrenaturales a las que encomendarse, rezar y solicitar parabienes. Intentar incluir a la negación de esas negaciones dentro de las religiones sería equivalente introducir en el conjunto X a todos los elementos que no son x. Así los peatones serían un tipo de automovilistas, los humanos seriamos una clase particular de animales voladores o la suciedad sería una forma de limpieza.

Pero el concepto de ateísmo como religión ha calado en el país que nunca deja de sorprendernos: los EEUU. El mismo país donde una gran parte de la población cree en fantasma o extraterrestres danzando en el cielo. Es destacable que tras Turquía, EEUU sea el país donde el creacionismo tenga más apoyo, con porcentajes de población que llevan al sonrojo. Estas personas creen que humanos y dinosaurios convivieron o que los dragones poblaron un día nuestro planeta. En ese terreno abonado no es difícil que arraigue la idea de que el ateísmo es una religión. Estamos ante una mentalidad que ve difícil que alguien no crea en divinidades. Piensan que la descreencia es una creencia en sí mismo, y por eso deber ser considerada una religión. Ellos no creen en Alá, Manitú o Zeus porque creen en Yahvé, pero son incapaces de aplicar los mismos parámetros que usan para descartar a Alá como deidad, a su divinidad favorita. Esta ausencia de empatía hacia esta forma de pensar es utilizada muy bien por aquellos que quieren colocar el creacionismo en clase de ciencias, a pesar de la oposición legal con la que se ha encontrado.

Durante las primeras décadas del siglo XX, no se podía enseñar evolución en las escuelas de muchos estados EEUU. En el año 1925 el profesor John Scopes fue juzgado y declarado culpable en el famoso ”juicio del mono” por hacerlo en Dayton, Tenenessee. Para saber más recomiendo el libro de Stephen J. Gould titulado “Dientes de gallina y dedos de caballo”. En él dedica dos capítulos (“la evolución como hecho y como teoría” y “una visita a Dayton”) al juicio. Esa prohibición se mantuvo hasta mediados de los años 50. Entonces se produjo un hecho que causó consternación: su gran enemigo, la URSS, había lanzado con éxito un satélite al espacio, ganándoles una importante mano en la partida de la carrera especial. Tras reconocer que la enseñanza de ciencias se había quedado obsoleta en amplias zonas del país, se potenció a la

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