CAPÍTULO TRES. PREPARACIÓN PARA UNA TAREA DIFÍCIL

CAPÍTULO TRES. PREPARACIÓN PARA UNA TAREA DIFÍCIL

Necesitamos ser buenos líderes, y a la vez ser responsables ante los superiores que podemos tener. Es más fácil que los líderes hagan mejor las cosas cuando dirigen que cuando son dirigidos.

¿Cómo confrontamos las situaciones problemáticas con nuestros líderes? Especialmente, esto se hace difícil cuando el jefe es despreocupado o insensible a las cosas espirituales. Hudson Taylor nos responde con la siguiente frase: “Es posible mover a los hombres por medio de Dios mediante la oración solamente”.

A continuación, veremos Proverbios 21:1; éste es interesante porque es un proverbio comparativo, y que llega a una declaración. “Como los repartimientos de las aguas, Así está el corazón del rey en la mano de Jehová”.

¿Qué quiere decir este proverbio con respecto a nuestros superiores? Quiere decir, según Swindoll, que: “el corazón que expresa, que comunica decisiones y actitudes está en la mano del Señor”. Esto es, Dios es soberano. La parte final del versículo dice: “A todo lo que quiere (Jehová) lo inclina”. Lo anterior quiere decir, entonces que, independiente, el rey (jefe o líder) sea cristiano o no, el Señor tiene en su mano su corazón; por tanto, hace que “se incline” hacia donde Él quiere.

Swindoll parafrasea el versículo de la siguiente manera: “Como canales de irrigación que llevan agua, así está el corazón del rey en la mano de Jehová. Él hace que se doble y se incline hacia cualquier dirección que le plazca”. El Señor tiene el corazón de mi superior en su mano.

Este versículo lo podemos ver claramente en la vida de Nehemías y todo lo que experimentó con su superior, el rey de Persia, Artajerjes. Siendo copero del rey (una posición muy influyente), y al enterarse del estado deplorable de su pueblo en Jerusalén; lo primero que hizo fue orar (1:11). Swindoll parafrasea muy bien esta oración: “"Señor, te pido que cambies el corazón del rey; altera sus actitudes. Cambia la situación de tal modo que yo reciba permiso para hacer tu voluntad con la complacencia de mi superior”.

Ante esta sincera oración, Nehemías recibió la respuesta después de cuatro largos meses de espera. Nehemías experimentó la frase escrita por Swindoll: “El que lucha orando aprende rápidamente lo que es la paciencia de esperar”.

Y aunque en esta luenga espera, Nehemías había aprendido a confiar en Dios, llegó hasta el límite de su espera y fue inevitable que su corazón se pusiera triste; lo cual, el mismo rey lo notó y le preguntó la razón. Nehemías, a pesar de su temor (*), en dependencia total del que estaba propiciando este momento, le responde al rey el motivo de su tristeza. Cuando el rey le responde: ¿Qué cosa pides? Este era el preciso momento donde Nehemías estaba viendo la respuesta a su oración, estaba comprobando que: “el corazón del rey está en las manos de Jehová”.  Haciendo una oración en su interior, le da la respuesta al rey, el cual, manifiesta su sincero apoyo en ayudarlo y le pregunta a su siervo cuánto durará esa misión. Nehemías le señaló el tiempo, dando a entender que Nehemías tenía planificado todo lo que iba hacer. Swindoll agrega: “La presencia de la fe no significa ausencia de organización”.

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(*) Frase de Swindoll: “No importa lo grande que llegue a ser usted, es importante dejar ver las resquebrajaduras de su vida. ¡En vez de ocultarlas, debe admitirlas!

DIOS HACE HONOR A LA PLANIFICACIÓN

Dios hace honor a la organización. Nehemías ejercitó su fe durante estos cuatro meses de espera, planificando cada detalle; y así, estar preparado para dar respuesta inmediata y directa cuando llegara el momento. Swindoll agrega: “El hecho de andar por fe, no significa andar de una manera desordenada o al azar”. El mismo escritor asevera, existen varios casos de individuos o familias que entraron en el ministerio con entusiasmo, pero posteriormente abandonaron por cuanto no habían considerado el costo.

"Confía en Dios, pero mantén tu pólvora seca". Esta frase dicha por los soldados de la antigua Guerra de Revolución cita Swindoll con el propósito de instar a que oremos a Dios, a la vez que hagamos planes, y pensemos en los posibles obstáculos.  Un líder no puede ser de vista corta. Nehemías, se anticipó a los hechos.

“Y me lo concedió el rey, según la benéfica mano de Jehová sobre mí”. ¡Qué hermosa expresión de Nehemías! Swindoll asevera que: “Durante cuatro meses, en la soledad de su cámara de oración, Nehemías había bombardeado fielmente el trono de Dios: "Señor, envíame a Jerusalén. Cambia el corazón del rey para que yo pueda ir. ¡Dame luz verde!".  

UN LARGO VIAJE

La respuesta del rey fue tan generosa que no sólo envió las cartas de autorización para pasar, también, la autorización para el uso de madera; además, sin que Nehemías se lo pidiera, dispuso algunos hombres de a caballo y unos soldados para protegerle en el camino. Esta respuesta generosa del rey, simplemente confirmó que su corazón estaba en la mano de Jehová.

No obstante, Nehemías, rumbo a su meta, en el camino se encontró con personas difíciles, las que aparecerían vez tras vez para oponérsele. Personas negativas, con espíritu crítico asfixiante, con intereses egoístas, hostiles, con planes contrarios a los de Dios. Estos son Sanbalat y Tobías. Pero, Nehemías prosiguió.  

CUATRO PRINCIPIOS SOBRE LA PREPARACIÓN

A pesar de que Nehemías se estaba enfrentaba a una dura tarea, tenía un enfoque inalterable. En su preparación, vemos cuatro principios intemporales para comenzar el camino de Dios.

1.- El cambio de corazón es asunto de Dios. Swindoll recomienda que no debemos intentas cambiar a las personas para que se adapten a nuestras especificaciones. No debemos intentar manipular a los individuos, ni hacer juegos, ni planificar esquemas, trucos o engaños con ellos. En vez de eso, debemos hablar con Dios con respecto a ellos. Debemos dejar a Dios que se encargue de la terquedad del cónyuge; se encargue del jefe o compañero injusto e inflexible; de las criaturas imposibles de tratar. Lo único a considerar, es que no lo va a hacer de acuerdo a nuestro tiempo; por lo tanto, tenemos que tranquilizarnos.

Mientras tanto, recomienda Swindoll, no aparentemos la condición de espirituales; y permitamos que Dios se encargue de todo.

2.- El orar y el esperar van de la mano: Aunque vaya en contra de nuestra naturaleza; Dios quiere que nos abandonemos en sus manos y permitamos que Él cambie el corazón del rey. Swindoll escribe: “Usted nunca ha orado realmente mientras no haya aprendido a esperar, y a esperar con tranquilidad”.

Hemos de abandonar nuestras soluciones y corramos el riesgo de permitir que Dios se haga cargo del asunto.

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