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“Cambios en la Fe"

debo.gonzalez22Apuntes1 de Julio de 2021

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              “Instituto Superior de Formación Docente”        

                               Santa María “N°0401”                                     [pic 1]

                                                                                                     

 Carrera: Profesorado en Educación Inicial.  

 

Unidad Curricular: Metodología  

 

Año de Cursada: 3° Año.

 

Profesor: José Cristóbal  S.V.D. - 

 

Integrante: González Débora Abigail

 

Fecha de entrega: 21/05/21

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Introducción 

 

En el siguiente trabajo sobre el “Cambios en la Fe" de Francisco Jálics. En donde el mensaje de esta obra respeta el camino y el ritmo de cada persona, en el cual se propone ayudar al lector a traspasar las etapas de la fe infantil a una fe madura y vital para poder enfrentar desafíos que esos cambios plantean a la iglesia, a la religión o a la fe.  

Consta de 2 capítulos, el capítulo primero desarrollará 5 tipos de fe: la del niño que muestra sensibilidad por lo religioso, la religiosidad o la Fe del niño están en íntima conexión con la relación que tiene con su padre y con su madre. En sus primeras experiencias Dios es como su papá, la fe infantil que se caracteriza por tomar con naturalidad el mundo religioso, la fe adolescente, la fe adulta y la fe madura. En el capítulo segundo se encontrarán diferentes aspectos de la vida cristiana y como se manifiestan los principales tipos de fe.

 

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CAMBIOS EN LA FE 

Capítulo primero 

        1.         La fe del niño 

El niño muestra sensibilidad por lo religioso. La catequesis infantil, al tratar de adaptarse a la mentalidad del niño, descubre más y más de su mundo religioso.

Si las condiciones familiares lo favorecen, los niños viven el rezo del Padre Nuestro como verdadera Comunión con Dios padre y aprenden a contar algo adiós con la plena certeza de que los escucha.

La religiosidad o la Fe del niño están en íntima conexión con la relación que tiene con su padre y con su madre. En sus primeras experiencias Dios es como su papá.

En el mundo religioso del niño, la Virgen María tiene el lugar que en sus relaciones humanas ocupa su madre. En un hogar cristiano, donde el niño puede formarse una imagen de la Virgen, la identifica con toda facilidad con la imagen de su madre. La seguridad que recibe es condición de su crecimiento.

El niño siente esta misma seguridad en Dios. No le cuesta confiar en él. Siente que Dios lo cuida bondadosamente. La Virgen María sobre su cama le recuerda que ella la vigila durante toda la noche para que él pueda dormir. Confía en que Jesús no permitirá que le ocurra alguna desgracia.  

Cuando se despierta su inteligencia y su curiosidad, el niño pregunta todos sus padres, porque supone que ellos lo saben todo.

Jesús quiere a los niños buenos y no le gusta que se porten mal. Dios ve todo y sabe cuándo el niño hizo algo malo. Aparece la culpa religiosa y consiguientemente el temor por el castigo religioso. Si los padres saben dar importancia a la reconciliación después del castigo, el niño Irán tendiendo algo del perdón y de la misericordia de Dios.

El niño va diversificando progresivamente la imagen paterna de su imagen de Dios. A Jesucristo le ve sólo en el crucifijo; percibirá que está presente de una manera especial en la iglesia y puede dirigirse a él en cualquier momento.  

La fe del niño es una fe verdadera pero dependiente, porque su vida misma es dependiente y en sus relaciones personales vive una existencia de pendiente. Por eso, su relación con Dios es dependiente: se siente seguro en Dios, le tiene confianza, vive Dios como fuente de autoridad que le indica lo que tiene que hacer.

Se siente querido protegido y dirigido.

 

        2.         La fe infantil 

La fe del niño se caracteriza por tomar con naturalidad el mensaje religioso, pero no tomarlo arraigado en su propia realidad humana, sino en la seguridad de la fe de los mayores. Por eso, cuando no existe este apoyo exterior, vive una angustiosa inseguridad o, más bien, el desvanecer inmediato del mundo religioso.

En la Biblia, la fe significa fe, esperanza y caridad junta. Es decir, la relación entera del hombre de Dios. El hombre se relaciona con todo su ser.  

Si la fe del niño no pasa por una evolución natural, seguirá relacionándose con Dios como un niño.

Algo que para el niño es natural, para un adulto puede ser inadecuado. Sin querer desvalorizar la fe del niño, que a su tiempo es auténtica, llamaremos fe infantil.

Su relación con Dios se caracteriza por la inseguridad humana y buscará seguridad en las prácticas religiosas. El cumplimiento de las prácticas y de las normas recibidas como voluntad de Dios ocuparán el campo de su atención. Será una fe dominada por preceptos y, consiguientemente, engendrará rigidez en su comportamiento.

 

 

 

        3.         La fe adolescente 

El adolescente vive una crisis de independización de sus padres. Así empieza un tira y afloja entre revelarse, por un lado, contra la autoridad para sentirse autónomo y tolerarla, por otro, para no sentir la angustia de inseguridad que surge en es autonomía punto este proceso sucede en el plano emocional.

La angustia de inseguridad es digno de que algo va despertándose, pero en sí no es la base de la nueva vida; mientras que cuando uno empieza a plantear el sentido que para él tiene la vida, entonces comienza propiamente a poner las bases de una vida emocional autónoma.

La adolescencia de la fe no coincide necesariamente con la época de la adolescencia emocional de la juventud.

 La adolescencia de la fe puede realizarse pensando de  una actitud a otra, más independiente, sin una crisis aparente o puede provocar grandes crisis rebeldía y de angustia. El primer caso puede tratarse de una simple opción y el segundo hay un largo proceso de Rebeldía angustiosa que prepara y posibilita esa misma opción.

La fe puede entrar en una etapa de lucha, y de lucha con Dios. Al proceso de este conflicto con Dios se llama fe adolescente.

Primero suele aparecer un alejamiento de Dios, y es cada vez más difícil comunicarse con él.

Después de la conciencia de la lejanía de Dios y de la sensación de que gobierna el mundo desde fuera, surge paulatinamente una insatisfacción que se transforma en una rebeldía abierta contra él.  

La indignación y la guerra contra Dios suele declararse bajo el impacto de algún sufrimiento que el cristiano siente Injusto e inaceptables.

Hoy en día, suele aparecer cada vez más el cuestionamiento de Dios por la conciencia de injusticias sociales: la miseria material y moral de los pobres al lado de la gente indiferente que goza de un alto nivel de Confort. La opresión de pueblos enteros para beneficios casi exclusivamente materiales. La juventud vive estos hechos con profunda indignación y sintiendo su impotencia para solucionarlo, se pregunta por qué Dios permite todo esto.

El último, y el paso más radicalizado de la fe adolescente, puede ser la independización total de Dios negando su existencia.

El hombre queda libre al darse cuenta de que sin este Dios queda solo en el mundo, podrá hacerse hombre, pero le tocará, asimismo asumir las responsabilidades que hasta entonces había transferido a Dios.

Dios no está allí donde lo buscaron, no puede darles lo que le pidieron y de que la imagen que tenían de él no sostiene más ni con los argumentos racionales más convincentes.

 

        4.         La fe adulta 

La adolescencia de la fe, con su conflicto con Dios, puede sorprendernos en nuestra adolescencia Pero puede también aparecer en otro momento de nuestra vida. Se dan cuenta de que habían buscado a un Dios fuera de la realidad. Un Dios que desde fuera de la realidad se imponía a la vida de una manera arbitraria, mientras que el Dios que descubren está en la realidad: es la realidad misma.

Este Dios no se impone en forma de preceptos detallados o con listas de pecado. Este Dios le pide desde el interior de la realidad que sea feliz, que se atreva vivir, que acepte la vida, que acepte su vida y la vida de otros y, sobre todo que acepte también las limitaciones de esa misma vida.

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