Celebración de los oficios

Celebración de los oficios.

Oficio primero.

En el nacimiento del niño Dios usted tendrá el oficio de María santísima.

"El señor ha mirado la humillación de su esclava".

Sin duda es gran empeño en lo de imitar a María; incluso todos los cristianos debemos imitar a Cristo Jesús. Entonces exulta, pues honrarás al niño Dios junto a la Madre de Dios, que te ayudará y suplicar a tu frialdad con el fervor de su purísimo corazón.

María fue escogida como Madre, porque humilde esclava del Señor creyó en su Palabra y acogió en sí el proyecto de Dios.

El reino de los cielos está reservado sólo a los pequeños, sencillos, los niños. El padre revela su misterio más profundo a los humildes.

Sea usted humilde para con sus hermanos, considerándolos mejor que usted. Solo asi podra contar con María las laudes del Señor, ¨que derriba  del trono a los poderosos y enaltece a los humildes".

Oficio segundo.

En el misterio del nacimiento el niño Dios tendrá el oficio de María Santísima.

"Bienaventurados los limpios de corazón, pues ellos verán a Dios".

Usted tiene la gran dicha de imitar a la Santísima Virgen, sobre todo en su pureza. María fue Inmaculada desde su Concepción y aquel candor virginal se volvió en ella siempre más resplandeciente. A ejemplo de María usted quiera, apreciar la castidad del cuerpo y del Espíritu, sin desanimarse frente a las dificultades que encontramos dentro y fuera de nosotros. Crea en el poder de Jesús Salvador, especialmente en la práctica frecuente de los Sacramentos de la reconciliación y de la Eucaristía, junto a la vigilancia y mortificación de los sentidos.

Oficio tercero.

En el misterio del nacimiento del niño Dios tendrá el oficio de María Santísima.

¿Quién podrá imaginar los latidos del corazón de María cuando abrazaba el niño Jesús, cuando lo contemplaba, lo servía, lo adoraba.

A usted le está confiando el compromiso de quién imita a María en su caridad. También usted únase a Jesús con actos de amor, a su espíritu de amor, qué día y noche ora en nosotros. Reciba con mayor caridad a Cristo Eucaristía; cumpla cada día una visita al Santísimo Sacramento como señal verdadera de amistad. Haga a menudo oraciones de alabanzas y súplicas al Señor con todo su corazón; recuérdese finalmente que la prueba más segura del verdadero amor consiste en aceptar conocer la voluntad de Dios y en donar su vida a los hermanos. Rece a María que le conceda un generoso espíritu de amor y de servicio.

Oficio cuarto.

El misterio del nacimiento de Dios tendrá el oficio de San José.

Únase a san José, esposo de María, " hombre justo" en adorar al Santo niño y conformarse a la misteriosa voluntad del Padre.Rece a Jesús encarnado para la salvación de todos los hombres a fin de que la fe se difunda a todos los pueblos, que todavía no lo conocen, y toda la iglesia viva su compromiso misionero, que nace de la vocación bautismal.  

 Y por eso ruegue sobre todo en la Liturgia Eucarística y en la cotidiana visita al Santísimo Sacramento.

Oficio quinto.

En el misterio del nacimiento del Niño Jesús tendrá  el oficio de San José.

Procure imitar a San José en su vida de trabajo escondido.

De él, esposo de María y jefe de la Sagrada Familia, se conoce muy poco.

Usted también busque las "cosas de arriba", de modo que su vida quede escondida con Cristo en Dios, solamente con el fin de dar honra a Dios y testimoniar lo delante de los hermanos a través del buen ejemplo.

Uy si a veces pasa que usted reciba la humillación, acéptela con gana imitando la humildad no solo de José, sino la de María e incluso la humillación del propio Jesús, en el misterio de la Navidad, de la cruz y de la Eucaristía.

Oficio sexto.

En el misterio del nacimiento del Niño Dios tendrá el oficio de Ángel.

Como el Ángel anunció a los pastores el nacimiento de Jesús invitándolos al pesebre para adorar al niño Dios, también usted no debe contentarse en reconocer y proclamar a Jesús Señor de su vida, sino anunciarlo a sus hermanos.

Procure cumplir con prudencia y humildad, pero sin temor y traición; sobre todo acuérdese que el ejemplo es más eficaz que muchas palabras.

Sea devoto con su Ángel de la Guarda; pídale que le enseñe a estar siempre atento y dócil a la voz del Señor,que habla en el secreto de su corazón, especialmente cuando se pone en la escucha de su Palabra y cuando "en su aposento reza al Padre que ve en los secretos".

Oficio séptimo.

En el nacimiento del niño Dios tendrá el oficio de los Ángeles.

"No a nosotros, Señor sino a tu nombre de gloria". Junto a los Ángeles reconozca que todo lo que hace,sea hecho para la gloria del Padre por medio de Jesucristo. Con los Ángeles y Santos adore, bendiga al Señor; incluso en el trabajo diario, en el sueño, en el juego, en cualquier momento de la jornada viva en presencia del Señor con el Espíritu de agradecimiento y alabanza.

Y sobre todo cuando se acerque a la Eucaristía, ruegue a los Ángeles de la Navidad que le ayuden a tributar al Verbo Encarnado aquellos actos de adoración, agradecimiento, amor, que ellos mismo le brindaron en Belén, durante la Noche Buena.

Oficio octavo.

En el nacimiento del Niño Dios tendrá el oficio de los Ángeles.

Los Ángeles cantando a Dios anunciaron la paz a los hombres que Dios ama.

También usted procure ser siempre un Ángel de paz, con sus palabras y obras no de nunca motivo de disgusto, de ofensa o división; al contrario procure conciliar los corazones exacerbados, ofreciendo, primero, el perdón.

Así podrá ir con confianza al pesebre de Jesús y la Eucaristía,pues Jesús quiere encontrarse con aquellos que, en la familia y la sociedad, trabajan por la paz.

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