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Como Debe Crecer La Iglesia


Enviado por   •  3 de Noviembre de 2013  •  3.507 Palabras (15 Páginas)  •  346 Visitas

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INTRODUCCIÓN

Generalmente, cuando se trata del crecimiento de la iglesia lo primero que viene a nuestra mente es la cantidad, lo cuantitativo. Es natural que pensemos de esta manera, porque fácilmente nos impresiona lo externo, lo grande o masivo, lo que de algún modo revela la capacidad de ser humano para realizar obras extraordinarias. La iglesia evangélica, en diversas partes del mundo, no ha podido escaparse del todo de esta flaqueza.

En algunos casos puede entrar también en la obsesión por el crecimiento numérico, el espíritu de competencia innoble, o el propósito de autoglorificación. Es posible que deseemos que nuestra iglesia crezca numéricamente con el fin de demostrar nuestra "eficacia ministerial", o de aumentar el prestigio de nuestra organización eclesiástica o denominación (mas lamentable aún es buscar el crecimiento por el deseo de prosperar económicamente).

Sin embargo, la pasión por el crecimiento numérico puede existir también en cristianos que desean ver, con sinceridad, el mayor numero posible de personas "venir los pies del Señor Jesús". Este es un deseo sano, encomiable. Bienaventurados quienes imitan a un siervo de Dios de generaciones pasadas le dicen sinceramente al Señor "¡Dame almas o me muero!"

Nuestro padre celestial esta muy interesado en el número de personas convertidas a Jesucristo. El "quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad" (I Tim. 2:4). "El es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento" (2 Pedro 3:9). El Señor Jesucristo, su Hijo comparte el mismo interés; de otra manera no hubiese entregado su vida por nosotros, ni ordenado a sus discípulos que fuesen por todo el mundo evangelizando a todas las naciones. Su iglesia es un organismo viviente y creciente, diseñado también para crecer en cuanto al número de sus miembros. El Señor esta interesado en las estadísticas. Por supuesto, no esta tanto en las que levantamos nosotros, sino en las que El guarda fielmente en el "Libro de la vida". También El, "cuenta las cabezas", como puede verse en el libro de los Hechos (2:41; 4:4; 5:14; 6:7).

Decir que lo importante es la calidad y no la cantidad no es bíblico. Ambas tienen importancia en plan de Dios para su pueblo. No es válida la excusa de que determinada iglesia no crece numéricamente porque esta creciendo en calidad. En este caso seria necesario preguntar qué se entiende por calidad. El crecimiento integral, total, de la iglesia incluye las dos cosas: calidad y cantidad.

Se sobreentiende que el crecimiento numérico es una de las evidencias de la buena salud de la iglesia. Hay otras maneras de medir su crecimiento integral. Por ejemplo, el Nuevo Testamento dice que los cristianos debemos crecer en el conocimiento de Dios (Col. 1:10); crecer en la gracia y en el conocimiento de Cristo (2 Ped. 3:18); crecer para salvación por medio de la Palabra de Dios (I Ped. 2:2); crecer en amor unos con otros y para con todos (I Ts.3:12), crecer siempre en la obra del Señor (I Cor. 15:58); crecer en todo, en Cristo (Ef. 4:15).

1 La Iglesia Debe Crecer En El Conocimiento De La Palabra De Dios

La Capacidad de los creyentes en Cristo para asimilar la Palabra de Dios es uno de los criterios del Nuevo testamento para determinar el grado de madurez espiritual en una congregación (I Cor. 3:1-4; Heb. 5:11; 6:3). No es posible crecer integralmente sin alimento sólido de la Palabra de Dios (I Ped. 2;2 2 Tim. 3:14-17). Se llaman a engaño los que piensan que la iglesia se desarrollará normalmente a sólo golpes de emoción, o por medio de técnicas administrativas que no van acompañadas de oración ferviente, del estudio sistemático de las Sagradas Escrituras, y de la acción evangelizadora. Hay quienes parecen depender únicamente de las buenas relaciones públicas, o de programas variados (o "creativos"), pero carentes del poder de la Palabra. Otros esperan crecer integralmente, pero predican sermones de evangelización y "devocionales", o de "inspiración", sin darle la debida importancia a la explicación sistemáticas de las Escrituras ni a la Escuela Dominical.

El triste resultado de estas actitudes, y otras semejantes, es que muchas iglesias se hallan espiritualmente desnutridas, anémicas, o indefensas contra los ataques del error. Existe entre nosotros el analfabetismo funcional con respecto a la palabra escrita de Dios. Usamos textos bíblicos fuera de su contexto, o como un trampolín para un discurso que dice muchas cosas, menos explicar el contenido de la porción bíblica que hemos leído. La necesidad de recibir la vianda sólida de la Palabra de Dios puede no ser sentida por muchos de nuestros amados hermanos y hermanas, pero es una necesidad real. Muchos sienten hambre, pero que coman no significa que lo hagan con, los alimentos apropiados.

Las exhortaciones de San Pablo a sus discípulos Timoteo tienen vigencia para nosotros que estamos predicando en las postrimerías del siglo: "Que prediques la Palabra" (2 Tim 4:2); "procura con diligencia presentarte Dios aprobado, como obrero que no tiene de que avergonzarse, que usa bien la Palabra de verdad" (2Tim. 2:15).

La iglesia local debe de ser como el aula magna donde los cristianos reciban las enseñanzas bíblicas que los capacitará para la vida y el servicio en Cristo. Por su puesto, también en el hogar los esposos pueden edificarse mutuamente por medio de la Palabra, la cual, enseñarán fielmente a sus hijos con la autoridad y la humildad que vienen del Señor. Lo esencial es que todos los miembros tengan la posibilidad de crecer en la gracia y el conocimiento para gloria de El.

La Iglesia Debe Crecer En Su Sujeción Al Espíritu Santo

No podemos crecer en el conocimiento espiritual a parte del ministerio del Espíritu Santo, quien por medio de la Palabra que El mismo inspiró nos guía a toda verdad (Jn. 16:13), revelándonos "las cosas de Dios" (I cor. 2:6-11).

Necesitamos también del Espíritu Santo para vivir la vida cristiana victoriosa. Cuando le permitimos al Espíritu asumir el gobierno de nuestra vida. (Ef. 5:18), El nos bendice en nuestra relación fraternales (Ef. 5:19-21), familiares (Ef. 5:22; 6:4) y sociales (Ef. 5:6-9). El Espíritu Santo y la Palabra nos hacen más que vencedores en las batallas contra las fuerzas del maligno (Ef. 6:10-20). Nótese, que los textos citados en este párrafo abarcan de Efesios 5:18 a Efesios 6:20. Las bendiciones aquí mencionadas, y otra más, nos vienen cuando estamos sujetos al Espíritu Santo, que es otra

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