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¿Cuál es el papel que ocupa la memoria en el proceso del conocimiento de Dios?


Enviado por   •  24 de Diciembre de 2015  •  Ensayos  •  2.611 Palabras (11 Páginas)  •  249 Visitas

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Alfredo C. Rocha Montes de Oca.

¿Cuál es el papel que ocupa la memoria en el proceso del conocimiento de Dios?

I. Introducción.

         En este trabajo pretendo resaltar y reconstruir la importancia de la memoria en la cual San Agustín se basa para llegar a poder conocer a Dios, el camino que emprende y desde donde lo hace, pues es un arduo camino, camino por el cual cualquier persona que quisiese conocer a Dios, hubiese recorrido con tal de conocerlo, pero cabe mencionar que tan sólo será un paso más hacia el conocimiento de Dios, no será el paso definitivo y último, pues en todo caso sólo sería traerlo de regreso al recordar y hacer uso de nuestra facultad de memoria.

        Para este trabajo hice uso del texto de Confesiones de San Agustín, como también de algunos artículos que encontré y que fueron recomendados y sugeridos en clase.  

San Agustín en el libro de sus Confesiones, uno de los más conocidos y reconocidos en todo el mundo y que a pesar de estar dirigido hacia Dios, en segunda persona, ya que el estilo de escritura figura en base a que se esta confesando, cabe resaltar que en dicho libro encontramos bastantes observaciones y reflexiones filosóficas que siempre han surgido a los largo de los años, las cuales mezcla con algunas narraciones y plegarias introductorias. Si bien no podemos desconocer a San Agustín, ya que es una de las figuras principalmente importantes de la filosofía cristiana, se puede percibir en su obra la importante primacía del hombre interior, así como la búsqueda de la verdad, que finalmente se asume como el amor a Dios. Y es dentro de esa interioridad donde encontramos un aspecto importante y por supuesto el que voy a tratar: La memoria. Haciendo uso del concepto de memoria de San Agustín como principal tema a abordar usaré como subtemas la vida bienaventurada y el gozo.

Sin más preámbulos que atender, daré pie a la reconstrucción de la memoria que San Agustín nos presenta.

        II. Memoria.

San Agustín nos dice que la memoria están depositadas todas esas imágenes que antes habíamos percibido de los objetos, éstos objetos pueden estar algunas veces distorsionados, ya que en la memoria también se encuentran todas las edificaciones de nuestra mente. Así mismo en la memoria se encuentran las sensaciones captadas por los sentidos, así como por la vista, oído, gusto, olfato o tacto, a través de la memoria se puede distinguir un olor sin poner en practica el sentido del olfato, podemos diferenciar entre un sabor amargo entre algo acido sin estar probando nada, distinguir el rojo de una rosa del amarillo de un girasol sin estar viendo color alguno, o bien distinguir lo suave de la seda de lo rasposo de un cocodrilo sin usar el tacto. Así, para Agustín, uno se puede encontrar a si mismo en la memoria, porque se recuerda las experiencias que uno a tenido o vivido, creencias pasadas, así como también tenemos la capacidad de acordarnos de habernos acordado, así como también de recordar que recordamos un recuerdo, esto gracias a la facultad tan poderosa que tenemos de memoria. Por lo tanto es pues, en la memoria donde se pueden llamar a los recuerdos que uno apetezca, a la hora que uno desee, aunque algunos lleguen de manera más rápida que otros.

Es gracias a la memoria, que podamos aprender las nociones intelectuales, porque si se le suma la reflexión, se unen elementos existentes en aquella, o sea se distorsiona de cómo lo hemos aprendido y lo malo de esto es que esta dispersa y desordenada la información. En base a lo anterior, después de haber aprendido dichas nociones sin hacer uso de la reflexione de ellas, quedan ya en la memoria de forma ordenada, para que no tengamos problemas para que se nos sean presentadas en el momento que lo dispongamos. En este sentido Agustín sigue un camino similar al recorrido por Platón, el cual pensaba también que aprender era recordar (reminiscencia), la diferencia es que Agustín enfoca a la memoria en dirección a la búsqueda de Dios.

En la memoria también habitan razones y leyes innumerables de los números y dimensiones, aunque no las hayamos percibido a través de cualquier de los sentidos de nuestro cuerpo. Agustí soluciona esto, a saber: “He percibido por todos los sentidos del cuerpo los números que numeramos; pero otros muy diferentes son aquellos con los que numeramos, los cuales no son imágenes de éstos, poseyendo por lo mismo un ser mucho mas excelente”[1] . La costumbre que tenemos de que aceptemos por real solamente aquello que ocupa espacio, nos lleva a materializar la verdad, por lo que creo se mete en una dualidad de alguna manera con la razón y la experiencia, para lo cual san diría San Agustín que estos elementos ininteligibles de la memoria son conocidos, porque solamente lo que se encuentra en la memoria es conocido, ergo existen, nadie conoce lo que no existe. Otro elemento que podemos encontrar en la memoria, son las cuatro  afecciones del alma, (I) deseo, (II) alegría, (III) temor y (IV) tristeza, San Agustín dice que se presentan de diferente manera en el espíritu, de tal manera que podemos reconocer la alegría estando tristes, recordar la tristeza sin estar tristes o bien recordar el temor sin estar temerosos. San Agustín para dejar claro estas afecciones del espíritu, hace una analogía de el espíritu y el estomago, el espíritu lo probó, lo digirió, por lo tanto al alojarse en la memoria, ya no tiene ningún sabor en el espíritu. Ahora San Agustín al hablar del olvido como ausencia de memoria se pregunta sobre él, “¿Cómo esta presente en la memoria para acordarme de el, siendo así que estando presente no puedo recordarle? Mas si es cierto que lo que recordamos lo retenemos en la memoria, y que, si no recordásemos el olvido, de ningún modo podríamos, al oír su nombre, saber lo que por el se significa, de esto se sigue que la memoria retiene el olvido”[2] . Siendo así que no se puede encontrar el olvido por sí mismo en la memoria, si no por la imagen que tenemos de este, ergo alguna vez tuvo que estar presente en la memoria para poder tener su imagen, dice San Agustín que puede ser algo inexplicable y ambiguo, ya que por el simple hecho de estar presente el olvido por sí mismo no se puede grabar su imagen pues tan solo con su sola presencia borra lo fijado, pero aun así podemos recordar el olvido mismo. En el camino de la búsqueda de Dios, nos dice San Agustín que tal vez se le pueda encontrar más allá de la memoria, se pregunta ¿Dónde?, porque prescindiendo de la memoria seria no poder acordarse de Dios y al no acordarse de Dios no se le puede buscar. Siendo así que sea necesaria la memoria, ya que no se puede buscar algo que no se tenga previamente en la memoria, aun que esta se haya olvidado. Cuando olvidamos algo, de inmediato empezamos a buscar en la memoria, vamos descartando los recuerdos hasta llegar a lo que habíamos olvidado, en otras palabras, reconocemos algo en la memoria, ergo la recordamos, San Agustín esta seguro que el olvidar nunca es completamente, la cosa que creemos olvidada, no fue olvidada en su totalidad, sino sólo una parte de ella, la parte que se queda en la memoria busca la otra parte olvidada, reclama lo que de ella le falta. El recordar haber olvidado es señal de que el olvido no es completo, ya que si se olvidara completamente no se recordaría de ninguna manera el olvido, mucho menos encontraríamos lo olvidado en nuestra memoria.

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