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CÁBALA Y MEDICINA


Enviado por   •  22 de Septiembre de 2013  •  569 Palabras (3 Páginas)  •  351 Visitas

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Cábala y mrdicina.

La Curación del Cuerpo y el Alma

Parte 17

Cinco Niveles de Plegaria

En el capítulo anterior nos referimos a los cinco niveles ascendentes de la “plegaria”.

Sólo los dos primeros (que corresponden a los dos niveles revelados del Nombre Havaiá) son efectivamente una plegaria explicita a Di-s en el sentido corriente. Pero en un sentido más amplio, todo estado espiritual que despierta miscericordia Divina para curar a un enfermo (o satisfacer alguna otra carencia humana), es considerada también como una forma de plegaria.

En particular, los dos primeros niveles son una plegaria explicita a Di-s, el tercero es pensar, el cuarto es bendecir y el quinto el silencio. Estudiamos en jasidut que la diferencia general entre rezar (los primeros dos niveles) y bendecir es que rezar es un servicio “ascendente” mientras que bendecir es “descendente”.

Al pararse en plegaria ante Di-s uno se siente situado “debajo”, luchando por alcanzar el cielo. En el primer nivel (la plegaria de la propia persona enferma) nuestros ojos y el corazón se elevan hacia Di-s implorando Su salvación. En el segundo nivel (la plegaria del sabio por la persona enferma) la plegaria asciende a Di-s mientras que, simultaneamente, el sabio, situado por “encima” de la persona enferma, intenta atraer desde lo alto el poder de curación. Así, en relación al primer nivel (sólo ascendente) el segundo es “ascender con el fin de descender”. (En el primer nivel, rezamos a Di-s y El efectua el descenso; la persona sólo es capaz de implorar humildemente, pero no “pulsar las cuerdas”. En el segundo nivel, el sabio se asocia con Di-s, en su rezo de corazón para traer abajo el poder de curación).

En contraste con la plegaria, el acto espiritual de bendecir guarda una dinámica de “descenso” desde lo alto. Aquí uno se “ubica”, por así decirlo, en el origen espiritual desde donde deriva la energía Divina para bendecir. El que bendice “ordena” a la bendición, por así decirlo, que descienda desde lo alto al alma del bendecido. Cuando bendicen al pueblo, los sacerdotes se ubican también fisicamente por encima suyo, sobre el estrado.

El poder del pensamiento puede ser entendido entonces como un estadío intermedio entre la plegaria explícita desde abajo y la bendición desde arriba. Es la conección “telepática” de almas como iguales, “todo Israel son amigos”.

El silencio es un estado aún mayor de “igualdad”, uno no asciende ni desciende. Alcanzamos el nivel de “Yo, Di-s, no cambio”. Este es, paradógicamente, el origen último de toda bendición y poder curativo. Por esta razón, el Nombre esencial de Di-s “Havaiá”, del que está dicho “Yo, Di-s [Havaiá] no cambio”, es conocido

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