Dignidad Gastronomía medieval

                                     Gastronomía medieval

Los alimentos básicos consumidos por la población, sin importar su estatus social, eran el vino (la bebida más consumida), pues el agua, al no estar tratada, podía provocar enfermedades, el aceite y el vinagre, el pan, la miel para endulzar los alimentos y la sopa, el plato más consumido y cocinado.

Las familias que poseían ganado podían, además, disfrutar de leche y huevos, así como sus derivados. En la Edad Media, gracias a fenómenos como las peregrinaciones, las Cruzadas y la movilidad entre órdenes religiosas, se introdujeron en España nuevas especias y productos como el jengibre, la canela, la nuez moscada, el azafrán o la pasta, que eran adquiridos por los de estatus más alto. Estos ingredientes se consideraban productos de lujo, ya que su transporte desde el lejano Oriente y África era costoso.

Para su conservación, los ciudadanos medievales, debían tratar los alimentos con sal o el secado. La necesidad de ocultar el sabor, a veces casi putrefacto de los alimentos, apuntan al gran gusto que se tenía en la época por las salsas y las especias. Al no tener un sistema de refrigeración se debía  pensar en soluciones para no derrochar alimentos, debido a que en la Edad Media el hambre se padecía frecuentemente en diversas partes de Europa.

La gastronomía y las clases sociales

La clase social a la que se pertenecía marcaba la alimentación del grupo, especialmente en los siglos altomedievales.

Las piezas de caza eran unos de los alimentos preferidos de la realeza. Razón por la cual, la nobleza y la realeza basaban su alimentación en la carne, la mayoría procedente de las cacerías en las que ellos mismo participaban.

En las zonas costeras, además de la carne, las clases altas disfrutaban en sus banquetes de distintas clases de pescado, en especial aquellos presentados y adornados con especias, ingrediente imprescindible en cualquier mesa de esta clase.

Todas las comidas eran acompañadas por cerveza (norte de Europa) o por vino (bebida predominante en el Mediterráneo) a los cuales se atribuían grandes valores nutritivos y virtudes antisépticas. También para acompañar a los comensales cuando, siguiendo el gusto nobiliario de la época, disfrutaban de un espectáculo durante las comidas, donde  juglares, bufones y damas de compañía tocaban instrumentos amenizando las veladas de sus señores.

Los platos destinados especialmente a las mesas reales, correspondían a recetas refinadas y exclusivas.

Por otra parte, los campesinos basaban su alimentación en productos que brotaban de la tierra, tales como verduras, cereales y legumbres. Si constaban con ganado, obtenían leche, huevos y sus derivados para alimentarse, aparte de su dieta cotidiana. En cuanto a sus hábitos, normalmente comían en la cocina, alrededor del fuego.

Los clérigos, fieles a la austeridad y la pobreza, comían los productos que les brindaban sus huertos, las tierras arrendadas y la caridad de los vecinos. La carne era escasa en sus mesas, no tanto por no poder pagarla, sino por las restricciones propias de la religión, como en tiempos de Cuaresma.

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