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Dios, el horizonte del hombre


Enviado por   •  26 de Octubre de 2015  •  Trabajos  •  637 Palabras (3 Páginas)  •  156 Visitas

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Dios, el horizonte del hombre

  1. Dios deja de ser un simple dato, sino que viene exigido por la inteligencia para darle una razón convincente a las cosas. Es necesario en un primer momento un conocimiento previo del hombre sobre el ser en general para darle lugar luego a la prueba de la existencia de un ser absoluto y saber quién es este ser. Se tendrá que realizar un análisis de la existencia, una demostración estricta de un ser superior y un reconocimiento de su transcendencia y personalidad.

Lo que las religiones llaman Dios es precisamente una realidad absoluta personal, completamente independiente de amor originario. Además se exige un real fundamento de las cosas. En este punto se busca un discurso racional de la existencia de Dios para que el hombre llegue a su reconocimiento.

Malebranche reconoce que si Dios es primero en el orden del ser, también debe serlo en el orden del conocer, de modo que su reconocimiento debe ser previo a cualquier idea. Este conocimiento de la razón humana es para el inmediato, cierto y originario. Su sistema está basado en la teoría de las ideas y extensión inteligible, en la visión de Dios y en la contemplación de las cosas.

Las clases de demostración pueden ser 3. La demostración física, por la cual se busca datos comprobables sobre la existencia de Dios y se basa en la experiencia, la demostración matemática, que prescinde de la experiencia y opera cono principios abstractos estableciendo una conexión lógica entre los conceptos, y la demostración metafísica, aquella de orden causal que mediante un argumento filosófico sobre lo existente deduce otra realidad superior.

Cualquiera que sea el punto de partida se inscribe en uno de estos tres grupos.

  1. San Anselmo enmarcándose en la vía escolástica deduce la existencia de Dios con un simple razonamiento. El punto de partida se encuentra en la idea del ser perfectísimo mayor del cual nada se puede pensar. En consecuencia si Dios es este ser se le debe la existencia, sino no sería perfecto. Por ello Dios no se da solamente en la mente sino que también en la realidad.

Las críticas que acarrea esta prueba son variadas, pero las más firmes se pueden deducir en 3 puntos clave: De la existencia mental no cabe deducir la existencia real, la equivalencia de perfección a la idea de Dios y el privilegio especial de del “máximo pensable”.

Luego, otros pensadores tomarían esta deducción para realizarles algunos cambios, dígase Descartes, Leibniz. Sin embargo se cruzarían con los mismos inconvenientes en la resolución del argumento.

  1. La prueba de la existencia  de un ser superior que rija todo lo real fue a lo largo de los tiempos una obsesión para el hombre que aspiraba a ver mas allá de su propio yo. Muchos intentaron dar una respuesta efectiva, desde Aristóteles con su causa incausada, pasando por los escolástico, llegando a los racionalistas. Sin embargo temo decir que la existencia de ese ser inmaterial que escapa a nuestro conocimiento yace en el cementerio de nuestras ideas y nunca vera una luz clara que le otorgue la verdad. Tendremos que simplemente conformarnos con la fe, con esa certeza de lo que no podemos ver, con esa garantía que se nos ofrece para satisfacer nuestras ansias de darle un sentido a esto que vivimos. Miguel de Unamuno nos habla de que cuando la ciencia y la razón no pueden explicar el trasfondo más profundo de lo real se abre una nueva posibilidad para lo divino. El hombre tiene hambre de Dios pero las demostraciones teológicas poco hacen para confirmar o negar este sentimiento sino que más bien no llegan a la altura del desafío planteado. Quizás la acepción de que la fe mueve montañas debe ser reformulada. La fe mueve todo lo real.

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