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Discurso sobre la caridad


Enviado por   •  27 de Junio de 2022  •  Reseñas  •  1.391 Palabras (6 Páginas)  •  99 Visitas

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SOBRE LA CARIDAD

Introducción

Una agradable mujer que falleció hace tiempo, conversó un día conmigo y de manera sorpresiva me contó de algunos remordimientos; habló de un incidente que había ocurrido hacía muchos años, y tenía que ver con un vecino granjero que en una época había sido un buen amigo, pero con quien ella y su esposo habían tenido desacuerdos en muchas ocasiones. Un día, el granjero le preguntó si podría atravesar la propiedad de ella para llegar a la suya. En ese momento, ella se detuvo, y con voz trémula, dijo: “Hermano Monson, no le permití cruzar esa vez ni nunca, sino que lo hacía que caminara y diera toda la vuelta para llegar hasta su propiedad. Hice mal y lo lamento; él ya se ha ido, pero cómo quisiera poder decirle ‘Lo siento’. Cómo quisiera tener una segunda oportunidad de ser amable”.

Desarrollo

Siempre recuerdo al presidente Monson, como el profeta que más nos recordó la importancia del servicio, del amor, del perdonar rápidamente, relatos como el que acabo de leer eran muy frecuentes en las conferencias donde él discursaba. El obispo de nuestro barrio me pidió que hablara sobre la caridad y definitivamente, volví leer los discursos del profeta Monson.

Sin dudas que cuando hablamos de caridad, debemos volver a las enseñanzas de Jesucristo. En el capítulo 25 de Mateo, el Salvador enseña a través de párabolas que son muy conocidas por nosotros: la de las diez vírgenes, de las cuales cinco fueron prudentes y las otras cinco no. Luego, enseña con la parábola de los talentos, de los que con el talento (dinero) dado, fueron y trabajaron y ganaron más talentos y aquel que lo escondió bajo tierra porque tuvo miedo.

Finalmente, en ese capítulo de Mateo, el Salvador menciona que cuando Él regrese se apartarán a las ovejas de los cabritos, unos a la derecha y los otros a la izquierda. Entonces los que queden a la derecha heredarán “el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo”. Leeré a continuación las palabras de Jesucristo como corolario de ese capítulo, y que además sintetiza también la enseñanza que nos transmiten las mencionadas parábolas.

“Porque tuve hambre, y me disteis de comer; porque tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis;

Estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; estuve en la cárcel, y vinisteis a mí.

Entonces los justos le responderán, diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te sustentamos?, ¿o sediento y te dimos de beber?

¿y cuándo te vimos forastero y te recogimos?, ¿o desnudo y te cubrimos?

¿o cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?

Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos, mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis”.

El capítulo 25 continúa y los invito a que cada uno pueda leerlo hasta el final.

Ahora bien, estamos en una época de balances, de cierres, de muchas emociones a flor de piel. La próxima semana se cumple un año del fallecimiento de mi papá. Para mí él fue un hombre único, no sólo porque fue mi padre, sino por lo todo lo que me dio. Le gustaba hablar y hacer reír, su humor era un poco negro, y tenía un carácter difícil a veces, sin embargo tenía una capacidad inusual de observar especialmente al que sufría, y mucho más si eso sucedía cerca él. Sólo voy a compartir con uds. lo que hizo por un integrante de su propia familia. Durante los últimos 11 años de su vida, se dedicó a cuidar de mi tío, el hermano de mi madre, que era discapacitado desde que tenía un año de vida y contrajo parálisis infantil. Luego de que murieran mis abuelos, mi papá y mi mamá se hicieron cargo de cuidar de mi tío Pedrito. Mi papá se encargaba de que la casa donde él vivía estuviera siempre en condiciones, mandaba arreglar el techo si había una gotera, mandó a arreglar el baño para que fuera más cómodo para la silla de ruedas del tío. Lo iba a visitar una vez por semana, y se encargaba de que Lili, la señora que lo cuidaba tuviera todo lo que necesitaba. Además, entre mamá y él hicieron todos los trámites para que Lili se jubilara cuando cumplió los 60 años. Hermanos, sé que lo que hacía mi padre por su cuñado, estaba motivado por el amor y la compasión, ya que lo conocía hacía más de 50 años, que además de ser el hermano de mamá, era un discapacitado; la mente de mi tío Pedrito, es (porque aún vive) como un niño de 5 años y sé que papá además de un corazón sensible frente al sufrimiento conocía el valor de las palabras Deber y Responsabilidad. Aunque no tenía el evangelio, se fue preparado y ahora en el mundo de los espíritus, estoy plenamente segura que llegará su tiempo para comprender lo que le falta, sé que éste será su tiempo para el Arrepentimiento, y cuando podamos volver al templo, alguno de sus nietos se bautizará por él.

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