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ESPIRITU SANTO


Enviado por   •  17 de Octubre de 2012  •  1.495 Palabras (6 Páginas)  •  427 Visitas

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El tema sobre el Espíritu Santo Debiera ser el más importante después que hablamos de la obra redentora de nuestro Señor Jesucristo. Pero si somos francos, es un uno de los que no recibe toda la atención como es debida en nuestro diario andar. No era así cuando se inició la iglesia del Señor.

El denuedo que vemos en los discípulos al hablar la palabra de Dios se debía a que eran hombres llenos del Espíritu. Es posible que los excesos que se han cometido, usando este nombre de una manera indiscriminada, han generado una especie de “temor” para no profundizar en la búsqueda de una experiencia legítima, cuyo resultado sería: vivir la vida cristiana de una forma victoriosa. Una de las palabras más significativas de nuestro Señor antes de ir a la cruz fueron aquellas cuando dijo: “No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros” (Juan 14:18).

El Señor sabe cuáles son las vicisitudes por las que pasa un huérfano, de modo que no quiso que sus discípulos vivieran esa experiencia. Para ello envió al Consolador. Él haría lo mismo que Jesús, pero de una manera más amplia.

Cuando Jesús vino tuvo la limitación de su cuerpo. Cuando el Espíritu Santo vino comenzó a obrar en todas partes y al mismo tiempo. ¿Qué ha hecho el Espíritu santo desde que llegó y por qué es tan importante su presencia? Nos incorporó a la familia espiritual. Nos bautizó en un mismo cuerpo, al que llamamos iglesia. Nos ha sellado para el día de la redención. Nos ha hecho parte del gozo anticipado de lo que será nuestra herencia celestial.

Nos ha convertido en morada de su Santa Presencia. Nos ha ungido como sacerdotes con la realidad de su poder. Y por si faltara algo, nos ha capacitado para servir al Señor en su iglesia a través de los dones espirituales. De modo que estamos completos en él. Sin embargo, para que el Espíritu Santo llegue a ser una realidad viva, transformadora y poderosa en nosotros, necesitamos ser llenos de él.

Con esto afirmamos que una cosa es tenerlo en nuestras vidas y otra muy distinta es que él nos llene. Este pudiera ser el imperativo de más exigencia para andar con el Señor. Se ha dicho que al hombre de hoy hay que llenarlo con algo; por lo general llena su alma con todo, menos con el Espíritu Santo. De allí la urgencia de este tema. Abordémoslo hoy.

¿QUÉ SIGNIFICA SED LLENOS DEL ESPÍRITU?

Esta es la pregunta que debemos responder en primer lugar, pues la confusión que el presente tema ha generado no ha sido poca. Una de las razones se debe a la forma de interpretar la experiencia de la salvación. Algunos sostienen que primero hay que recibir a Cristo y luego recibir al Espíritu Santo como dos cosas separadas, cuyas manifestaciones más comunes son hablar en otras lenguas. La primera cosa que debe decirse es que la conversión a Cristo, el bautismo del Espíritu y el sello del Espíritu tiene que ver con una sola cosa. Sucedió una sola vez, no tengo por qué buscar otra experiencia a lo que ya fue hecho. Pero ser llenos del Espíritu es una acción que debe suceder siempre. Es un imperativo al que hay que seguir todos los días de nuestra vida. Ahora bien, cuando hablamos de la llenura del Espíritu estamos tratando con un lenguaje figurado.

Es bueno recordar que el Espíritu no es un líquido o un gas con el que llena al individuo. Tenemos que recordar que el Espíritu Santo es la tercera persona de la Trinidad y que nosotros somos simples criaturas humanas. De modo, pues, que la enseñanza de este lenguaje figurado es mostrarnos que quien está lleno del Espíritu es alguien que vive gobernado por él. Pero, aún más, que quien está lleno del Espíritu es alguien que está lleno de Cristo. Con esto concuerda lo que ya hemos dicho sobre la frase de Jesús “no os dejaré huérfanos”. Es un asunto maravilloso pensar que aun cuando Cristo está en los cielos, haciendo su ministerio de intercesión, y esperando por su eminente regreso, también vive en el creyente y a través de él se manifiesta a este mundo necesitado.

Recordamos en este mismo sentido que la misión por excelencia del Espíritu Santo al tocar tierra fue la de glorificar a Cristo. De modo que cuando hablamos de ser llenos del Espíritu estamos hablando de una vida que en todo lo que hace está trayendo gloria a Cristo. Así tenemos que cuando Cristo nos gobierna estamos

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