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Echemos sobre jehova todas sus inquietudes


Enviado por   •  15 de Noviembre de 2015  •  Documentos de Investigación  •  3.298 Palabras (14 Páginas)  •  215 Visitas

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Echemos sobre Jehová toda nuestra inquietud

“Humíllense [...] bajo la poderosa mano de Dios, para que él los ensalce al tiempo debido; a la vez que echan sobre él toda su inquietud, porque él se interesa por ustedes.” (1 PEDRO 5:6, 7.)

2 Jesucristo habló del peligro de que la inquietud excesiva nos distrajera. En su profecía sobre los últimos días, instó: “Presten atención a sí mismos para que sus corazones nunca lleguen a estar cargados debido a comer con exceso y beber con exceso, y por las inquietudes de la vida, y de repente esté aquel día sobre ustedes instantáneamente como un lazo. Porque vendrá sobre todos los que moran sobre la haz de toda la tierra. Manténganse despiertos, pues, en todo tiempo haciendo ruego para que logren escapar de todas estas cosas que están destinadas a suceder, y estar en pie delante del Hijo del hombre”. (Lucas 21:34-36.) Tal como el comer y el beber con exceso pueden ocasionar un estado mental indolente, el agobiarnos por las “inquietudes de la vida” puede hacer que dejemos de ver los asuntos en la debida perspectiva, con trágicos resultados.

Ayuda disponible

5 Cuando los cristianos necesitamos ayuda espiritual y nos sentimos agobiados por las inquietudes, podemos derivar consuelo de la Palabra de Dios. Esta provee guía confiable y nos asegura reiteradamente que, como siervos leales de Jehová, no estamos solos. Por ejemplo, el salmista David cantó: “Arroja tu carga sobre Jehová mismo, y él mismo te sustentará. Nunca permitirá que tambalee el justo”. (Salmo 55:22.) ¿Cómo podemos obrar en conformidad con estas palabras? Arrojando todas nuestras inquietudes, preocupaciones, temores y desilusiones sobre nuestro amoroso Padre celestial. Esto nos dará un sentimiento de seguridad y tranquilidad.

6 Para arrojar nuestra carga sobre Jehová, incluida toda nuestra inquietud, es esencial que oremos con regularidad y sinceridad. Esto nos dará paz interior, pues el apóstol Pablo escribió: “No se inquieten por cosa alguna, sino que en todo, por oración y ruego junto con acción de gracias, dense a conocer sus peticiones a Dios; y la paz de Dios que supera a todo pensamiento guardará sus corazones y sus facultades mentales mediante Cristo Jesús”. (Filipenses 4:6, 7.) La incomparable “paz de Dios” es una extraordinaria tranquilidad de que disfrutamos los siervos dedicados de Jehová incluso en las situaciones más difíciles. Proviene de nuestra relación estrecha con Dios. Cuando pedimos espíritu santo y permitimos que nos motive, no se nos libra de todos los problemas de la vida, pero sí disfrutamos de paz, un fruto del espíritu. (Lucas 11:13; Gálatas 5:22, 23.) No nos agobian las inquietudes porque sabemos que Jehová hace que todos sus siervos ‘moren en seguridad’ y no permitirá que nada nos cause daño permanente. (Salmo 4:8.)

7 Sin embargo, ¿qué podemos hacer si nuestra inquietud persiste a pesar de que meditamos en las Escrituras y oramos con perseverancia? (Romanos 12:12.) Los ancianos nombrados de la congregación también son una provisión de Jehová para ayudarnos espiritualmente. Pueden consolarnos y animarnos utilizando la Palabra de Dios y orando con nosotros y por nosotros. (Santiago 5:13-16.)

 El apóstol Pedro instó a sus compañeros ancianos a pastorear el rebaño de Dios de buena gana, con empeño y de manera ejemplar. (1 Pedro 5:1-4.) Estos hombres se interesan en nuestro bienestar y quieren ayudarnos. Por supuesto, para beneficiarnos plenamente de su ayuda y progresar espiritualmente en la congregación, es preciso que sigamos el consejo de Pedro: “Ustedes, hombres de menos edad, estén en sujeción a los hombres de más edad. Pero todos ustedes cíñanse con humildad mental los unos para con los otros, porque Dios se opone a los altivos, pero da bondad inmerecida a los humildes”. (1 Pedro 5:5.)

8 Pedro agregó: “Humíllense, por lo tanto, bajo la poderosa mano de Dios, para que él los ensalce al tiempo debido; a la vez que echan sobre él toda su inquietud, porque él se interesa por ustedes. Mantengan su juicio, sean vigilantes. Su adversario, el Diablo, anda en derredor como león rugiente, procurando devorar a alguien. Pero pónganse en contra de él, sólidos en la fe, sabiendo que las mismas cosas en cuanto a sufrimientos van realizándose en toda la asociación de sus hermanos en el mundo. Pero, después que ustedes hayan sufrido por un poco de tiempo, el Dios de toda bondad inmerecida, que los llamó a su gloria eterna en unión con Cristo, terminará él mismo el entrenamiento de ustedes; él los hará firmes, él los hará fuertes. A él sea la potencia para siempre. Amén”. (1 Pedro 5:6-11.)

9 ¡Qué consolador es saber que podemos ‘echar sobre Dios toda nuestra inquietud porque él se interesa por nosotros’! Si nuestra inquietud se debe en parte a los esfuerzos del Diablo por romper nuestra relación con Jehová mediante la persecución u otros sufrimientos, ¿no es maravilloso saber que todo va a terminar bien para las personas íntegras? Sí, después que hayamos sufrido por un poco de tiempo, el Dios de toda bondad inmerecida terminará nuestro entrenamiento y nos hará firmes y fuertes.

10 Primera de Pedro 5:6, 7 alude a tres cualidades que pueden ayudarnos a hacer frente a la inquietud. Una es la humildad, es decir, la “humildad mental”. El versículo 6 termina con la expresión “al tiempo debido”, indicando que debemos ser pacientes. El versículo 7 muestra que podemos echar sobre Dios toda nuestra inquietud con confianza ‘porque él se interesa por nosotros’, palabras que nos animan a confiar completamente en Jehová. Por eso, veamos cómo la humildad, la paciencia y la confianza completa en Dios pueden ayudarnos a disipar la inquietud.

Cómo puede ayudarnos la humildad

11 Si somos humildes, admitiremos que los pensamientos de Dios son muy superiores a los nuestros. (Isaías 55:8, 9.) La humildad nos ayuda a reconocer los límites del alcance de nuestra inteligencia, mientras que la perspectiva de Jehová es infinita. Él ve cosas que nosotros no percibimos, como lo muestra el caso de Job, el siervo justo de Dios .

12 Ser humildes implica estar dispuestos a seguir el consejo de la Palabra de Dios, que a menudo mitiga la inquietud. Por ejemplo, si nuestra inquietud se debe a que nos hemos enredado demasiado en intereses materialistas, hacemos bien en reflexionar en el consejo de Pablo: “Que su modo de vivir esté exento del amor al dinero, y estén contentos con las cosas presentes. Porque [Dios] ha dicho: ‘De ningún modo te dejaré y de ningún modo te desampararé’”. (Hebreos 13:5.) Muchas personas han seguido humildemente este consejo y han dejado de preocuparse en demasía por la seguridad material. Aunque su situación económica quizás no ha mejorado, ya no domina su pensamiento, puesto que tal proceder los perjudicaría en sentido espiritual.

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