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El Corazón Del Hombre


Enviado por   •  31 de Marzo de 2014  •  433 Palabras (2 Páginas)  •  336 Visitas

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EL CORAZÓN (EL HOMBRE INTERIOR)

“…Porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón.” 1Samuel 16:7

La palabra corazón aparece aproximadamente 900 veces en la Biblia. Pero, ¿a qué tipo de corazón se refiere?, ¿por qué será que la Biblia hace tanto énfasis en el corazón? Todas estas preguntas pueden ser respondidas con la misma Palabra de Dios, ya que esta jamás se contradecirá y es la fuente de todo conocimiento perfecto.

Cuando la Biblia habla del corazón hace referencia a dos tipos de corazones: el físico (2 Reyes 9:24), y sobre todo el espiritual, que aparece cientos de veces. La Palabra de Dios se enfoca en este corazón de tipo espiritual (el que no se puede ver ni tocar pero que es el centro del hombre.) La palabra viene del griego “KARDIA”, que es la parte inmaterial del hombre, mente, personalidad, carácter, etc. Es decir que la Santa Biblia al hablar del corazón del hombre se refiere a lo que verdaderamente es por dentro, su ser, y de donde fluyen todas las acciones, ideas, sentimientos y pensamientos del hombre. (Prov. 23:7)

La Biblia nos habla de que Dios también tiene un corazón (Génesis 6:6, 1Samuel 13:14, Hechos 13:22.), pero nuestro corazón es totalmente contrario al de Dios; egoísta, perverso, deseoso de hacer lo malo, envidioso, etc. (Jeremías 17:9) Sin embargo la Biblia habla de que Dios nos dará un corazón nuevo (Jeremías 24:7), este es el corazón con Cristo. Pero a pesar de la transformación inmensa que Cristo puede hacer en nosotros, el corazón no está exento de hacer el mal sino que debido a su natural deseo de lo malo es por allí por donde puede entrar el pecado. (Jeremías 17:9.)

“Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón...” Prov. 23:4

Es por eso que Dios declara de manera muy específica y precisa que guardemos nuestro corazón antes que cualquier otra cosa, pues es todo nuestro ser y lo que somos. Con él podemos amar a Dios (Lucas 10:27), servirle y glorificarle (Daniel 1:8). Pero también este puede desviarnos de Dios y llevarnos a cometer acciones deshonrosas. Por esto es que Dios nos recalca que lo guardemos de abrirle la puerta a las tentaciones, que lo guardemos de pláticas, de pensamientos, de cosas que veamos. Pues sin que nos demos cuenta, la idea del pecado va siendo sembrada poco a poco en nuestro interior a través del corazón hasta que caemos y pecamos.

Que nuestro corazón pueda ser transformado por Dios y así conformarse al suyo.

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