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El Enojo Desde Lo Religioso


Enviado por   •  22 de Marzo de 2013  •  1.196 Palabras (5 Páginas)  •  472 Visitas

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Cuando una persona llega a ser cristiana, su conducta y personalidad deben pasar por ciertos cambios. Uno de esos cambios tiene que ver con el temperamento. Un cristiano debe reaccionar de una manera cristiana. ¡No debe perder el control!

LA DESTRUCTIVIDAD DE LA IRA: El primer hombre que descubrió el poder destructivo de la ira, fue Caín. Caín y su hermano Abel, fueron los dos primeros hijos de Adán. Cuando estos hijos llegaron a ser adultos, Caín se hizo agricultor y Abel era pastor de ovejas. A Caín y Abel se les había enseñado la forma correcta de adorar a Dios. Sabían que Dios exigía la ofrenda de un animal inocente como sacrificio por sus pecados. Pero cuando llegó el tiempo de adorar al Señor, sólo uno de los hermanos obedeció a Dios. Abel trajo un cordero como ofrenda, pero Caín trajo frutos de sus cosechas. Dios aceptó a Abel y su ofrenda pero rechazó a Caín y la suya. Como resultado de esto, Caín se enojó mucho. Estaba enojado con Dios tenía envidia de su hermano. Caín mató a su hermano porque aquél no controló su ira Dios le advirtió a Caín de las consecuencias de su ira. El mensaje de Dios para Caín era éste: “¡Cuidado! Tu ira es como un león esperando a tu puerta. Debes controlar tu ira o ella te controlará ti”. Pero Caín no respondió a la advertencia de Dios. Sus celos hacia su hermano Abel se transformaron en odio. Un día en que Caín y Abel estaban juntos en el campo, Caín se levantó contra su hermano y lo asesinó. Así, el primer hombre nacido en este mundo se hizo asesino porque no controló su ira. La ira:

1. Podemos expresarla. : Cuando la ira está fuera de control, hace gran daño. Cuando nos enojamos tanto que deseamos arremeter contra alguien y herirlo, estamos cometiendo un gran pecado. Lo llamamos “perder el control". A veces pensamos que demostrarnos lo fuerte que somos cuando nos descontrolamos, pero perder el control es señal de debilidad, no de fuerza. La Biblia dice: “No te apresures en tu espíritu a enojarte; porque el enojo reposa en el seno de los necios” (Eclesiastés 7:9)

2. Podemos suprimirla: Suprimir la ira es guardársela adentro. Hay personas que se enojan y expresan su furia abiertamente. Otras tienen los mismos sentimientos de ira, pero lograr guardarlos dentro de sí. El guardarse la ira te hiere y continúa hiriéndote. La ira que se guarda o se mantiene encerrada dentro de nosotros, nos hiere y continúa hiriéndonos. Se convierte en resentimiento y amargura y puede causar una depresión o también muchas clases de enfermedades físicas.

3. Podemos confesarla: La mejor manera de tratar con los sentimientos de enojo, es hablar con Dios acerca de ellos. Esta es una buena forma de desahogarse sin pecar. Dios nos conoce mejor que nos conocemos a nosotros mismos y siempre será comprensivo con nosotros. Habla con Dios acerca de tus sentimientos de enojo El sólo estar en la presencia de Dios nos ayuda a calmarnos. También nos ayuda a ver las cosas en su perspectiva correcta. Muchas veces nos damos cuenta de que lo que nos molestaba tanto, en realidad no era tan importante.

DEBEMOS LUCHAR CONTRA EL PECADO DEL MAL GENIO: El mal genio es la ira descontrolada y esto siempre es malo. Cuando perdemos el control, sólo queda una cosa por hacer. Debemos confesárselo al Señor como pecado y confiar en la sangre limpiadora de Cristo. Si hemos ofendido o herido a otras personas debemos, desde luego, pedirles perdón. No importa cuántas

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