El Sacramento Del Bautismo Y El Sacramento De La Confiramación

El Sacramento del Bautismo y El Sacramento de la Confirmación

“Desde niño fui aprendiendo que la religión no es más que un método, con el título prohibido pensar que ya todo está escrito. Me bautizaron cuando tenía dos meses y a mí no me avisaron… hubo fiestas, piñatas y a mí ni me preguntaron. Bautízame tú Jesús por favor así entre amigos […]. ¡Eres el mejor testigo, del amor que te profeso!” .

En casi todos los contextos socioculturales prácticamente hay una imposición del bautismo. No obstante, el bautismo es fruto de una herencia familiar, cultural y en no pocas ocasiones aporta una riqueza tremenda para la identidad del individuo. Evidentemente, pertenece a una tradición, a una realidad del pasado. Sin embargo, no tiene por qué ser un obstáculo, un impedimento para la plena realización del individuo. Ya que en cierto sentido “yo nunca soy desde cero, siempre soy gracias a otro” . En términos de Levinás, el otro se me presenta como un “rostro” ante el cual yo me vuelvo sujeto. Es decir, el otro no aparece como adversario, sino cara a cara, como un tercero, como un testigo; el otro, en esta perspectiva, es aquel que me nombra, me identifica, me anuncia .

Dar un nombre, nombrar, es casi crear, o por lo menos instruir, a la persona. Lo que se encuentra aquí en juego es el tema del reconocimiento: yo sólo me conozco porque soy conocido y sólo soy conocido si soy reconocido. En este sentido, Heidegger esboza que desde el momento de su nominación, las cosas nombradas son llamadas a su ser . De este modo, todo ser debe ser aceptado y nombrado, reconocido y anunciado, bautizado y declarado. Nada existe a solas .

El hecho de ser bautizado, a propósito, no es una desgracia, sino más bien una opción. De este modo, bautizar a los niños, ante todo, es un valor. Todo lo que es un ser es gracias a su familia, a los demás, gracias a lo que se dio. Sin embargo, a partir de un momento determinado (adulto) se me da la posibilidad de optar, de ser libre, es decir, con–firmar lo que soy.

Para la fe de nuestra Iglesia, “los cristianos son bautizados en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo y no en los nombres de estos, pues no hay más que un solo Dios, el Padre todopoderoso y su Hijo único y el Espíritu Santo: la Santísima Trinidad” . En este sentido, “el bautismo nos da la gracia del nuevo nacimiento en Dios Padre por medio del Hijo en el Espíritu Santo” ; se constituye así al individuo Hijo de Dios con Cristo . Entonces, el bautismo acaece dentro de la lógica de la libertad, el –deseo–, el amor y no dentro del canon y de la exterioridad.

Evidentemente, el enigma forma parte de nuestras vidas. Sin duda, ningún ser es enteramente transparente a sí mismo . Como seres humanos somos enigma, es decir, no tenemos toda la respuesta y tenemos derecho a equivocarnos. El hombre siempre acude a Dios

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