El cristianismo como hermenéutica
Andrés Mauricio Quevedo RodríguezEnsayo30 de Agosto de 2022
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El cristianismo como hermenéutica.
Aportes para una nueva comprensión de cristianismo a partir de la filosofía de Gianni Vattimo
Introducción
En el marco del estudio de la filosofía contemporánea, la hermenéutica se presenta como una de las disciplinas filosóficas por las que es preciso transitar si se desea comprender adecuadamente el pensamiento contemporáneo. Ella es la llave hacia una racionalidad que conjuga la tradición interpretativa con la crítica a los presupuestos desde los cuales se interpreta. La constelación de autores que pueden ser considerados hermeneutas se enriquece con la figura de Gianni Vattimo, profesor italiano que ha hecho mella en la reflexión filosófica actual gracias a sus planteamientos acerca de la posmodernidad, el pensamiento débil y la ética de la interpretación.
La relevancia del aporte que Vattimo ha hecho a la contemporaneidad motiva a elegirlo como guía de la presente reflexión que, por su parte, pretende dilucidar la relación entre hermenéutica y cristianismo. En efecto, la fe cristiana sigue teniendo un rol fundamental en la constitución del tejido social, por lo cual la dinámica religiosa no puede negarse sin más. Tampoco basta con realizar una crítica férrea a la religión que apunte a acabarla. Es evidente que la tensión entre religión y filosofía no deja de ser problémica, en cuanto que tradicionalmente se ha movido la discusión entre los extremos: desde la legitimación por la fuerza hasta la negación radical.
En este sentido, la búsqueda de un punto de vista diferente que promueva otras comprensiones de la religión es del todo plausible y deseable. Entonces, ¿es posible seguir siendo cristiano en una época en la cual las instituciones religiosas han ido en declive? ¿Cuál es la relación entre la hermenéutica de Gianni Vattimo y el cristianismo? ¿Dicha relación puede permitir una reinterpretación de la experiencia cristiana en el contexto actual? Con estos cuestionamientos de fondo, la finalidad del texto será dilucidar algunas nociones de la comprensión que tiene Vattimo tanto de la hermenéutica como del cristianismo, para así aportar al debate de la identidad y pertinencia de la fe.
Para alcanzar el objetivo propuesto, la presente ponencia contará con tres momentos diferentes. Inicialmente se hace un acercamiento general al pensamiento de Gianni Vattimo, con el fin de ofrecer un marco conceptual que permita familiarizarse con los grandes temas que el autor aborda en su filosofía. Posteriormente, se plantea un acápite compuesto de dos espacios; en cada uno de ellos se expondrán las nociones fundamentales que tiene Vattimo en torno a la hermenéutica y al cristianismo respectivamente. Por último, se realizan algunas anotaciones que hacen las veces de conclusiones.
Aproximación a la figura de Gianni Vattimo
En 1936, la ciudad italiana de Turín fue el escenario en el cual vio la primea luz el filósofo contemporáneo Gianni Vattimo. Formado tempranamente bajo el modelo establecido por la democracia cristiana de su época, encontró su camino epistemológico personal por las vías del pensamiento de izquierda, bajo la notoria influencia de dos pensadores de renombre: el prusiano Karl Marx y el alemán Friedrich Nietzsche. Tras este primer cambio de perspectiva, las múltiples investigaciones realizadas le llevaron a asumir de manera crítica el aporte efectuado por autores tales como Löwith, Gadamer, Benjamin, Heidegger y Apel, a quienes estudió detenidamente en distintas etapas de su vida (Vattimo, 1992).
Con el paso del tiempo, Vattimo se ha convertido en un icono de la filosofía posmoderna o, como le gusta denominarla a él, la filosofía característica del pensamiento débil. Su rigor e importancia le han permitido trascender los límites de las instituciones educativas de su país para impactar positivamente otros entornos académicos, principalmente el de Estados Unidos. Precisamente, varias universidades de la nación norteamericana le han concedido el título de profesor visitante. En el ámbito europeo, ha sobresalido, además, por la vinculación que ha tenido en movimientos políticos prominentes, destacados periódicos italianos y programas culturales de diversa índole.
Ahora bien, en cuanto a su pensamiento se refiere, es preciso acotar que la amplitud de temáticas abordadas a lo largo de su carrera hace irrisoria cualquier clase de síntesis. Por eso, las siguientes líneas darán cuenta únicamente de aquellas nociones que se identifican como articuladoras de su sistema filosófico, sin que esto signifique, ni mucho menos, el agotamiento del tema. Con tal claridad, a continuación se ofrecen ciertas categorías que servirán al lector para acercarse a la filosofía vattimiana y, al mismo tiempo, construir un andamiaje conceptual que posibilite la adecuada comprensión del segundo acápite.
En primer lugar, conviene hablar del pensamiento premoderno, en cuanto que en él se encuentra, según Vattimo, el germen de la crisis que tendrá lugar en la modernidad. En efecto, el talón de Aquiles de las cosmovisiones anteriores a la Ilustración está dado por la creencia en una verdad absoluta dotada de infalibilidad, en virtud de su origen divino. Una situación así no produjo otra cosa que tildar de erróneo a todo aquello que se planteara como contrario a la verdad. Se forja así la discriminación hacia colectivos humanos que comparten características extrañas al status socialmente aceptado y dominante: los herejes, los extranjeros, los homosexuales y los negros, por hacer mención de sólo algunos ejemplos (Morra, 1996).
La modernidad, por su lado, es entendida como el sistema racional que, por su estructura interna, se identifica como vástago de esa dinámica histórica bautizada con el rótulo de Ilustración. Uno de los pilares fundamentales del ideal promulgado por los modernos tiene que ver con la utopía de un desarrollo colectivo del género humano. De ahí que las instituciones ancladas en presupuestos irrefutables adquieran una centralidad especial, toda vez que se precisa de unas bases sólidas que sean capaces de soportar la grandeza del progreso.
Con todo, será la posmodernidad la que haga evidente el desastre al que se vio abocado el conjunto de intenciones del pensamiento moderno. Lejos de cumplir las promesas pactadas, los modernos se hallaron ante la frustración producida por encontrarse de frente con el fin de la modernidad y, con él, el fin de: a) el progreso el lineal, puesto que numerosos pueblos no participaron de los procesos de culturización y civilización, antes bien se quedaron relegados; b) la historia, ya que era impensable sostener como universalmente válido el planteamiento de una única narración histórica, generalmente construida desde la perspectiva de los poderosos (Vattimo, 1990).
La posmodernidad entonces es el momento histórico en el cual existe una llamada permanente a la comprensión, tanto subjetiva (de la persona) como objetiva (del mundo circundante) desde el punto de vista que el Siglo de las Luces hizo famoso: la sospecha. Efectivamente, la toma de conciencia en torno al carácter contingente de los discursos religiosos que fundamentaban la sociedad, lo cual fue obra de la modernidad, no queda exenta, a su vez, de una mirada desconfiada en torno al mismo proceso de la Ilustración. En otras palabras, se abre aquí la posibilidad de poner en tela de juicio las pretensiones de verdad actuales (Vattimo, 1990).
El escenario descrito funge como suelo nutricio sobre el cual germina el pensamiento débil, tipo de racionalidad que tiene en cuenta la experiencia de fragmentación tanto del conocimiento como de la sociedad misma. Es preciso mencionar que la expresión pensamiento débil fue dejada de lado paulatinamente por Vattimo, dado el sinnúmero de interpretaciones literales que varios autores hicieron de ella (Vattimo, 1995). Para el filósofo italiano, la debilidad del pensamiento no estriba en la fragilidad de las convicciones contemporáneas, sino en el hecho de que las afirmaciones metafísicas ya no están en condiciones de dar sentido al momento presente.
En la medida en que la historia deja de ser reconocida como un relato unitario, la hermenéutica se convierte en el lente a través del cual la realidad puede ser asumida en toda su exuberancia. Se dejan de lado las fundamentaciones clásicas para reconocer la existencia de la diversidad humana. Dicha diversidad se expresa en la aparición de multiplicidad de relatos que están en condiciones de alcanzar el grado de validez que antes estaba reservado para un sólo planteamiento. Las nociones de pensar unívocamente las nociones relacionadas con el Bien, lo Bello y la Verdad son desterradas al olvido; se privilegia, más bien, la diversidad (Morra, 1996).
Frente a aquellos que acusan al pensamiento débil de querer acabar con la cultura contemporánea, Vattimo asegura que su filosofía pretende promover la actitud reflexiva que proviene del pensar. El señalamiento de la estructura social a partir del juicio de sus cimientos conlleva a repensar las verdades adoptadas como universales y, al mismo tiempo, a todas las instituciones que crecen sobre ellas. Vattimo pondera un nihilismo definido como la ausencia de referentes axiológicos a la hora de asumir la radicalidad de la historia. Sería absurdo seguir ponderando la interpretación matemática de la vida, ya que se hace diáfano cómo florecen filosofías contextuales igualmente válidas y significantes (Vattimo, 1990).
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