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Guerras 5


Enviado por   •  10 de Marzo de 2014  •  598 Palabras (3 Páginas)  •  233 Visitas

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-Hola Phillip. Veo que me recuerdas - sonriò con maldad el azabache mientras se volteaba enteramente haca èl. Pip percibiò el cambio de color de sus ojos, Pasaron de ser guindas a ser rojo vivo, listos para atacar. Lo mismo con su acompañante. Y antes de que ambos dijeran algo, los dos chicos saltaron el uno hacia el otro al mismo tiempo, y chocaron en el aire para caer al piso causando estruendo. En dos segundos, Damien estaba sobre Pip, con dos cuchillos sai apuntados al corazón y la garganta del rubio; Pip tenía un puñal en el corazón del demonio, a punto de ser clavado; Gregory tenía una escopeta apuntada hacia Pip; y Christophe una espada en el cuello del demonio rubio.

-Bajen las armas ahora. - Ordenó el mayor de todos, por lo que los demonios obedecieron a regañadientes y desaparecieron sus armas en una nube negra. Gregory metió sus manos en los bolsillos y se recargó en la pared, mientras Damien se paraba y le ofrecía su mano al rubio que seguía en el suelo.

-Vaya, veo que estas bien cuidado, Phillip. - sonrió con malicia el anticristo. Pip no cambió su semblante frío y rechazó la mano mientras se paraba por sí mismo y volvía a guardarse su puñal detrás de su pantalón de mezclilla.

-Qué hacen aquí? - preguntó secamente.

-Nosotros? Esta es nuestra casa! Ustedes que hacen aquí?- le respondió Gregory mientras daba un paso retador hacia él.

-Vinimos a visitar a la abuela - Respondió con sarcasmo el rubio de ojos azules, que también dio un paso hacia el rubio de ojos rojos. Gregory enrojeció notablemente, pero le dio la espalda al ángel y se dirigió a la sala. Pip se sacó de onda y miró a Christophe, quien se encogió de hombros.

-Pues, hasta que sea el día indicado tendremos que convivir aquí. - dijo Damien de la nada. Todo mundo volteó a verlo con incredulidad. él se quitó su chaqueta negra y la colgó en el perchero, junto a la de Gregory.

-Estás loco? -Dijeron los tres al unísono.

-Bueno, en ese caso, dónde encontrarán otra casa? Recuerden que estamos en el mundo de los mortales, y aquí no podemos aparecer casas así porque sí.

-El demonio tiene razón - Dijo Christophe, y eso nadie se lo esperaba. - Tendremos que resignarnos a esto. Iré a ordenar las pizzas. - Dicho eso, se dió la media vuelta se aproximó a la cocina. El ojiazul no lo creía.

-Pero, Chris...!

-Pip, no reniegues. Esto tampoco me agrada a mí, pero es lo correcto. - Lo interrumpió con frialdad el castaño, y volvió a su labor de ordenar unas pizzas para cenar. A Phillip se le vinieron los colores a la cara y se cruzó de brazos de manera infantil mientras fruncía el ceño. Damien decidió aprovecharse de la situación y jugar un poco con su viejo amigo.

-Que pasa Pip, no te agrada mi compañía? - rió el anticristo

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