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HISTORIA DE LA IGLESIA I, IMPERIO ROMANO PAGANO


Enviado por   •  23 de Febrero de 2019  •  Resúmenes  •  2.405 Palabras (10 Páginas)  •  168 Visitas

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Resumen, HISTORIA DE LA IGLESIA I

EDAD ANTIGUA, ÉPOCA PRIMERA (1-313)

LA IGLESIA EN EL IMPERIO ROMANO PAGANO

CAPÍTULO I. Nociones preliminares

La historia de la humanidad, de la que la historia de la Iglesia forma parte, es un proceso indefinido e irreversible que obliga al hombre a estar continuamente definiendo su relación con la realidad inmanente y por tanto, la historia no es simplemente algo que ha sucedido, sino algo que ha comenzado y camina hacia su fin. Es también narración, explicación de cómo ha llegado a ser posible este mundo en que viven los hombres que han entrado ya en el tercer milenio después de Cristo.

ESTRUCTURA «SACRAMENTAL» DE LA HISTORIA    La historia no es solamente un mero acontecer humano, sino también acción salvífica de Dios; en ella la acción humana y la acción divina se entrecruzan; no existe una dicotomía entre historia profana e historia salvífica porque, al ser la historia profana expresión de un ser religado a Dios, se torna historia salvífica, porque la gracia de Dios entrevera la singularidad de cada acontecimiento humano.  El papa Juan Pablo II ha trazado con mano maestra la síntesis de la historia; una historia que toda ella es historia salvífica: «en el cristianismo el tiempo tiene una importancia fundamental. Dentro de su dimensión se crea el mundo, en su interior se desarrolla la historia de la salvación, que tiene su culmen en la plenitud de los tiempos de la Encarnación y su término en el retorno glorioso del Hijo de Dios al final de los tiempos. En Jesucristo, Verbo encarnado, el tiempo llega a ser dimensión de Dios, que en sí mismo es eterno. Con la venida de Cristo se inician los "últimos tiempos” el tiempo de la Iglesia que durará hasta la Parusía».

LO QUE ES LA IGLESIA LO DIRÁ SU HISTORIA      La historia de la Iglesia,  tiene su punto de partida en la etapa actual de la historia de la salvación que empezó con la encarnación del Hijo de Dios. En Jesús de Nazaret se realiza el gran sueño de la humanidad de todos los tiempos, y que, de una manera o de otra, se halla presente en todas las religiones del mundo.  La historia es un elemento esencial de la Iglesia; lo que es la Iglesia lo dirá su historia; la Iglesia se manifiesta como realidad histórica en sí misma, como una entidad que se desarrolla y se realiza en la historia, participando de sus cualidades esenciales.

LA HISTORIA DE LA IGLESIA ES UNA TEOLOGÍA    La Iglesia es, en consecuencia, la presencia de la Palabra de Dios en el mundo; y ella tiene la misión de conservarla y proclamarla en su integridad, y de administrar la gracia de Cristo. El comienzo y el final de la historia de la Iglesia se apoyan en los sillares teológicos de la Revelación y de la Encarnación.  Dios se ha revelado a los hombres en unas determinadas coordenadas de tiempo y de lugar y, sobre todo, porque, al revelarse definitivamente en el Verbo «nacido de una mujer» (Gal 4,4), ha entrado de lleno en la historia.  La revelación de Dios se inicia, remotamente, con la aparición del hombre, e inmediatamente, con la elección del pueblo de Israel y su historia consignada en el Antiguo Testamento; y esta primera parte de la revelación se orienta a su plenitud definitiva en la persona de Cristo, en su evangelio y en su acción redentora. Los apóstoles, y en ellos sus sucesores y todo el pueblo santo de Dios, recibieron de Jesús de Nazaret la misión de conservar y transmitir la revelación, a través de la Tradición oral y de los escritos del Nuevo Testamento.  La historia de la Iglesia propiamente dicha empieza con el hecho de Pentecostés, aunque estuvo prefigurada en toda la primera etapa de la historia de la salvación: Dios «determinó convocar a los creyentes en Cristo en la santa Iglesia, que fue ya prefigurada desde el origen del mundo, preparada admirablemente en la historia del pueblo de Israel en el Antiguo Testamento, constituida en los últimos tiempos, manifestada en la efusión del Espíritu Santo, y se perfeccionará gloriosamente al fin de los tiempos» (LG 2). En estas palabras de la constitución Lumen gentium se enmarca todo el curso de la historia de la salvación, desde los orígenes del mundo, pasando por Pentecostés, hasta la Parusía.

LA HISTORIA DE LA IGLESIA ES TAMBIÉN CIENCIA EMPÍRICA  La historia de la Iglesia es también ciencia empírica en el más genuino sentido de la expresión, porque su objeto es también una institución temporal, compuesta y dirigida por hombres concretos, cuyo acontecer puede ser investigado a través de las fuentes literarias y monumentales, y descrito mediante los auxilios que presta la metodología histórica.   La historia de la Iglesia se ha convertido en historia científica porque ha sido capaz de sobrepasar su exclusiva condición de historia de la salvación, de historia sagrada. Fue el cardenal Baronio quien puso los cimientos de la historia científica de la Iglesia católica, al refutar a los Centuriadores de Magdeburgo, que pretendían demostrar que la Iglesia romana se había desviado del evangelio y de las enseñanzas de los Apóstoles. Baronio y sus sucesores crearon la ciencia histórica, al establecer y perfeccionar el método histórico-crítico.

OBJETO Y DEFINICIÓN DE LA HISTORIA DE LA IGLESIA.   Eusebio de Cesárea dijo: «es mi propósito consignar las sucesiones de los santos apóstoles y los tiempos transcurridos desde nuestro Salvador hasta nosotros; el número y la magnitud de los hechos registrados por la historia eclesiástica, y el número de los que en ella sobresalieron en el gobierno y en la presidencia de las iglesias más ilustres, así como el número de los que en cada generación, de viva voz o por escrito, fueron embajadores de la palabra de Dios; y también quiénes y cuántos, y cuándo, sorbidos por el error y llevando hasta el extremo sus novelerías, se proclamaron públicamente a sí mismos introductores de una mal llamada ciencia y esquilmaron sin piedad, como lobos crueles, el rebaño de Cristo; y, además, incluso las desventuras que se abatieron sobre toda la nación judía en seguida que dieron remate a su conspiración contra nuestro Salvador, así como también el número, el carácter, y el tiempo de los ataques de los paganos contra nuestra doctrina, y la grandeza de cuantos, por ella, según las ocasiones, afrontaron el combate en sangrientas torturas; y, además, los martirios de nuestros propios tiempos, y la protección benévola y propicia de nuestro Salvador.

FUNCIÓN PASTORAL DE LA HISTORIA DE LA IGLESIA.    El Decreto del Concilio Vaticano II, Optatam totius, sobre la formación sacerdotal confía a la historia de la Iglesia dos funciones específicas: 1) concentración de las distintas asignaturas dentro del Curso institucional; 2) orientación hacia los diferentes ministerios que han de desempeñar los sacerdotes y sus colaboradores.   Sin un conocimiento suficiente de la historia de la Iglesia será difícil que los sacerdotes, catequistas, y profesores de religión, puedan explicar de un modo adecuado las circunstancias e intenciones de las decisiones del Magisterio eclesiástico, y el significado real de las doctrinas de los Padres y de los Concilios.   Lo que existe de imperfecto en la historia de la Iglesia también constituye parte de lo que la Iglesia es.

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