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HORA SANTA


Enviado por   •  22 de Junio de 2014  •  4.703 Palabras (19 Páginas)  •  330 Visitas

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HORA SANTA

OFRECIMIENTO

Lector: Señor Jesucristo, otro jueves más nos congregamos junto a ti en esta audiencia que nos concedes bondadoso cada semana.

Todos: Somos tus amigos, Señor. Tú nos amas, y queremos corresponder a tu amor. Somos los creyentes de esta comunidad cristiana. Tenemos hambre de ser santos, aunque somos pecadores. Y sentimos tu llamada a ser apóstoles entre nuestros hermanos.

Lector: Creemos, Señor, que Tú eres el camino único que conduce al Padre. Pero son muchos los hombres, hermanos nuestros, que andan perdidos sin saber que han sido creados por Dios y para Dios. Ignoran que Tú los has rescatado con el precio de tu Sangre. No atinan a dar sentido a su vida, y no aspiran a ocupar el lugar que Tú les tienes preparado en tu gloria. Por nosotros, los creyentes, y por los que no te conocen, venimos a rogarte, Señor.

Todos: Te agradecemos el regalo de la vida y el tesoro de la Fe; la alegría y la Esperanza que arraigas en nuestros corazones; el don del Amor y la ilusión que nos das de ayudarte en la salvación de nuestros hermanos.

Lector: Venimos a adorarte, Jesús, porque eres el Hijo de Dios, Uno con el Padre y el Espíritu Santo. Vives desde siempre y para siempre. Posees la plenitud de la gracia y eres la Sabiduría y la Verdad. Junto con el Padre creaste todas las cosas y te ha sido dado todo el poder en el cielo y en la tierra. Eres digno de adoración, gloria y alabanza por siempre.

Todos: Por eso te agradecemos que te hayas hecho hombre; que estés formado de nuestro mismo barro; que conozcas nuestras angustias, depresiones y miedos; que hayas saboreado nuestras mismas alegrías, ilusiones y éxitos.

Lector: Maestro, háblanos al corazón, porque tu palabra nos alienta y nos perdona, ilumina nuestra vida y nos hace sabios con la sabiduría de Dios.

Todos: Te queremos escuchar hoy con la atención de María de Betania; con la fe de los doce Apóstoles, con el amor de María tu Madre, que atesoraba en su corazón tus gestos y tus palabras, para meditarlos y hacerlos vida. Ayúdanos a mantenernos vigilantes y atentos como Ella en esta hora de adoración. Amén

Acción de gracias

Todos:

Gracias Señor, por tu muerte y resurrección que nos salva.

Gracias Señor, por haber instituido la Eucaristía que nos alimenta.

Gracias Señor, por este tiempo que nos has concedido para adorarte y venerarte.

Gracias Señor, por todos los beneficios que nos concedes.

Gracias Señor, por esta hora de comunión contigo

Gracias Señor, por tus palabras que reconfortan y sanan

Gracias Señor, por tu cruz que tanto enseña

Gracias Señor, por tu sangre que a tantos salva

Gracias Señor, por tu amor sin tregua y sin fronteras

Gracias Señor, por la Madre que al pie del madero nos dejas

Gracias Señor, por olvidar nuestras traiciones e incoherencias

Gracias Señor, por perdonar el sueño que nos aleja del estar en vela

Gracias Señor, por ese pan partido en la mesa de la última cena

Gracias Señor, porque aún siendo Dios, te arrodillas y a servir nos enseñas

Gracias Señor, por tu sacerdocio que es generosidad, ofrenda y entrega

Gracias Señor, por tu amor sin límites y en la cruz hecho locura

Lector: Reflexionemos sobre todo lo que tenemos que agradecer a nuestro Padre Dios, por este día o por toda nuestra vida, demos gracias en silencio.

CANTO: ALTISIMO SEÑOR

Canto:

Altísimo Señor, que supiste juntar

a un tiempo en el altar ser Cordero y Pastor,

quisiera con fervor amar y recibir

a quien por mí quiso morir.

Cordero divinal por nuestro sumo bien,

inmolado en Salén, en tu puro raudal

de gracias celestial, lava mi corazón,

que el fiel te rinde adoración.

ACTO DE REPARACIÓN

Lector: Dios está muy ofendido por el hombre pecador. En esta Hora Santa, nos unimos también a la reparación incesante de Cristo en el Sagrario por los pecados del mundo. Meditemos y pidamos perdón a nuestro Señor con el salmo 51:

TODOS:

Ten piedad de mí, oh Dios, en tu bondad, por tu gran corazón, borra mi falta.

Que mi alma quede limpia de malicia, purifícame tú de mi pecado.

Pues mi falta yo bien la conozco y mi pecado está siempre ante mí;

contra ti, contra ti sólo pequé, lo que es malo a tus ojos yo lo hice. Por eso en tu sentencia tú eres justo, no hay reproche en el juicio de tus labios.

Tú ves que malo soy de nacimiento, pecador desde el seno de mi madre.

Mas tú quieres rectitud de corazón, y me enseñas en secreto lo que es sabio.

Rocíame con agua, y quedaré limpio; lávame y quedaré más blanco que la nieve.

Haz que sienta otra vez júbilo y gozo y que bailen los huesos que moliste.

Aparta tu semblante de mis faltas, borra en mí todo rastro de malicia.

Crea en mí, oh Dios, un corazón puro, renueva en mi interior un firme espíritu.

No me rechaces lejos de tu rostro ni me retires tu espíritu santo.

Dame tu salvación que regocija, y que un espíritu noble me dé fuerza.

Mostraré tu camino a los que pecan, a ti se volverán los descarriados.

Lector: Señor y Dios nuestro, ofendido por los pecados del mundo. En unión con nuestro Señor Jesucristo, presente aquí en la Eucaristía, quiero ofrecerte con mi oración y mi plegaria una humilde reparación por los pecados de tantos hombres hermanos míos y por mis pecados propios. Por todos nosotros, y por todos los pecadores, te digo una y mil veces: Todos- Perdón, Señor, perdón.

Lector: Por los que se oponen y se enfrentan al avance del Reino. Por los que obstaculizan la labor de tu Iglesia. Por los ateos que te niegan y combaten. Por las sectas secretas que siguen obstinadamente promoviendo el mal. Por los catedráticos que conscientemente o por cobardía siembran el error: Todos- Perdón, Señor, perdón.

Lector: Por los que dividen a tu Iglesia con las sectas. Por los que siguen oponiéndose a la unión de los cristianos. Por nuestros hermanos que abandonan la Iglesia Católica y apostatan de la fe: Todos- Perdón, Señor, perdón.

Lector: Por las injusticias sociales, causa de las guerras fratricidas. Por los asesinatos, secuestros y robos que nos quitan toda paz. Por los abusos y corrupción de muchos gobernantes. Todos - Perdón, Señor, perdón.

Lector: Por los que voluntariamente cierran los ojos a la fe y no

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