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LA META DEL CRISTIANO


Enviado por   •  10 de Febrero de 2015  •  2.166 Palabras (9 Páginas)  •  627 Visitas

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Las Metas de un Atleta Cristiano.

1 Corintios 9:24-27: 24 ¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. Así que, yo de esta manera peleo, no como quien golpea al aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado.

¿Cuáles deben ser las metas del atletacristiano?

• Correr para ganar (V. 24)

• Vivir disciplinadamente (V. 25)

• Tener un destino determinado (V. 26)

• Pelear la batalla objetivamente (V. 26)

• Ser ejemplo en el servicio (V. 27)

¿A quiénes compara el Apóstol aquí?

¿Cuál es su característica distintiva?

¿A dónde corría Pablo y con quién peleaba?

1. Se compara con:

• Los atletas dedicados a correr: “yo de esta manera corro”.

• Los pugilistas o boxeadores: “de esta manera peleo”.

La característica distintiva de ambos es la disciplina del duro entrenamiento. Hay muchas cosas que los competidores quisieran hacer o divertirse más con sus amigos, pero no lo hacen porque eso podría privarles del premio mayor.

La Versión Internacional dice “Todo el que compite en los juegos olímpicos se impone a sí mismo un severo entrenamiento, ellos lo hacen para recibir una corona de laurel que al fin se ha de marchitar; pero nosotros lo hacemos para conseguir una corona que durará para siempre.”

2. La versión Latinoamericana dice: “Así, pues, yo corro, sabiendo a dónde voy. Doy golpes, no en el vacío. Castigo mi cuerpo y lo someto, no sea que habiendo predicado a otros, venga a ser eliminado.”

Podríamos decir que aquí estaba el éxito del ministerio de Pablo:

• Tenía un objetivo claro y definido.

“Corro, no como a la aventura” “no como a ciegas” o “sin rumbo fijo”. En otra ocasión dijo: “me esforcé a predicar el evangelio no donde Cristo ya hubiese sido nombrado”. Todos sus viajes tenían este propósito.

• Adoptó una disciplina férrea.

“Golpeo mi cuerpo”, “obligo a mi cuerpo a que me sirva”. Podríamos decir que toda competencia es dolorosa. El buen deportista sabe bien que sin dolor no tendrá el premio. Los que triunfan deben soportar el sufrimiento hasta límites increíbles, obligando a sus piernas a continuar corriendo aun cuando ya no pueden más.

• En tercer lugar, tuvo éxito porque temía ser eliminado.

“no sea que después de haber proclamado a otros, yo mismo sea reprobado”, “eliminado”, “descalificado”. Para Pablo no existía tal cosa como “una victoria segura”. Sabía que debía luchar todos los días porque podía perder el premio. ¿Después de tanto trabajo, persecuciones, desvelos, sufrimiento y preocupación para que la iglesia prospere podría ser eliminado? Si. Eso es lo que dice el texto.

1ª Corintios 9:24-27, nos enseña que Lo importante no es simplemente participar, sino participar y ganar.

Cuando se celebra una carrera, del tipo que sea hay un lema deportivo que no debe olvidarse, y es que“lo importante no es ganar, sino participar” y con esto uno debe emprender la carrera y aunque no gane estar contento porque se ha participado.

Se suele creer que en la fe pasa lo mismo, que el hombre debe esforzarse lo suficiente, andando o corriendo por esta vida, recordando que lo importante es participar. En el texto de hoy, Pablo nos dice que no es así. El versículo 24, recuerda a los creyentes que hay un premio y les recomienda:“Corred, de tal manera que lo obtengáis”. Parece antideportivo que se recomiende al creyente que corra para ganar, pero en ese sentido lo es.

No se está hablando aquí de la salvación, que naturalmente es gratuita y nadie nos puede quitar, sino de una recompensa que recibiremos de acuerdo a nuestro comportamiento aquí en la tierra, una recompensa a nuestra manera de vivir la fe que un día experimentamos.

En este sentido debemos ser ambiciosos, y correr de tal manera, que obtengamos el premio. Ser tan consecuentes en nuestra fe, en esta vida, que Cristo nos ponga a su derecha junto con los corderos que fueron fieles y que recibirán su recompensa.

Como en toda carrera, se necesita una preparación. Alguien no preparado no puede emprender una carrera. Se necesitan técnicas para que nuestro correr sea provechoso, y sobre todo mucha constancia, para que no sean esfuerzos puntuales que no llevan a nada, sino un trabajo constante que nos llevará a la meta, victoriosos. ¿Quieres ganar la carrera?, presta pues atención a los consejos que Dios nos da.

I. Para ganar se necesita entrenamiento.

Pablo está utilizando una ilustración que los Corintios conocen a la perfección, el deporte. Después de los juegos olímpicos seguían en importancia los juegos ístmicos celebrados en Corinto cada tres años, se podían ver como los deportistas se preparaban para estos juegos, diez meses antes de los juegos se reunían todos los participantes para comenzar allí sus entrenamientos. Se podía ver cómo se levantaban de madrugada para poder realizar sus ejercicios, cómo se abstenían de comer algunas cosas con sus dietas especiales, cómo no participaban de muchas actividades, para que llegados los días de los juegos estuvieran en óptimas condiciones para participar.

No es tan raro, porque podemos ver que hoy en día siguen haciéndolo. Los deportistas llevan una estricta dieta que no deben saltarse para estar en forma, sacrifican muchos días para poder entrenarse, no asisten a determinadas fiestas para poder dormir lo suficiente, se abstienen de todo ello porque ansían conseguir el premio.

Los griegos tenían un entrenamiento que empezaba con los siete años, cuando los niños comenzaban a ir al colegio, estudiaban las asignaturas básicas como lectura, escritura, matemáticas, música, poesía, danza, aprendían a tocar un instrumento musical y paralelamente, tenían un duro entrenamiento físico, lucha, boxeo, carreras, lanzamiento de jabalina y disco. Eran las materias básicas.

A los dieciséis años se les agregaban los estudios de literatura, filosofía y política. Un duro entrenamiento, dejando muchas cosas de lado, para obtener una corona de pino.

El creyente también participa de una carrera, y no puede enfrentarse a ella sin un buen entrenamiento. Hay algunas cosas de las cuales debe abstenerse; no porque sean malas, sino porque dificultan y entorpecen mi carrera. El propio Pablo les recuerda esto a los corintios en, 1ª Corintios 6:12.

Es algo muy importante para que consigamos

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