LA REALIDAD DEL SERVICIO EN UNA COMUNIDAD

La realidad del servicio

en una comunidad

En muchas ocasiones se ha oído decir cosas como, que hay más felicidad en dar que en recibir, ¿pero realmente lo ponemos en práctica? Dando una mirada al lugar donde vivimos nos damos cuenta que parece aplicarse lo contrario al servicio, el interés propio prima sobre el comunitario, y son pocas las acciones a favor del otro, vemos día a día personas que habitan en el mismo barrio con nosotros y al mismo tiempo perece que no existieran en nuestro entorno, pues no existe ningún tipo de relación, no sabemos nada del vecino ni de sus necesidades y parece que cada vez esto es menos importante.

De forma antinatural nos quedamos como niños espiritualmente hablando tal y como se hace referencia en el escrito “Vino para servir” de la revista Aguas Vivas; y así como niños estamos a la espera de ser servidos, de que suplan nuestras necesidades y quedamos cómodos con esta situación y se nos olvida que tenemos madurar y dar espacio a otro para que reciban algo del servicio que se no ha dado en retribución a la comunidad, para avanzar juntos y en armonía.

Si tomamos como punto de referencia el ideal de Jesús y la Iglesia y lo confrontamos con nuestra experiencia como habitante de determinado barrio, notamos el aislamiento que el hombre mismo se impone olvidado que el principal motor del humanidad debería ser su vida en comunidad y seguir el ejemplo de Jesús y ver el servicio como el arte supremo. Jesús vino a servir a los hombres pero no es siervo de los hombres y así como él todos estamos llamados a hacer cosas buenas por los demás y brindar ayuda oportuna sin esperar nada a cambio.

Hay pequeñas cosas que podemos hacer y empezar a madurar espiritualmente como regalar un saludo y una sonrisa, comprar unos zapatos para el niño que lleva los zapatos rotos, enterarse de las necesidades básicas de un vecino pobre y ver qué puede hacer, reunirse con sus vecinos para mejorar totalmente su calle de este modo sentirse como hermano de los que vemos como desconocidos, y comenzar a sentirnos útiles para la comunidad, para que en un futuro podamos mirar atrás, en el pasado y ver que no se guardó todo para nosotros y los seres queridos más cercanos, si no que compartimos y dimos lo mejor de nosotros.

Conclusión

Entre servidor y sirviente hay mucha diferencia, el servicio está enfocado a suplir necesidades, mientras que el sirviente está para obedecer y complacer gustos o caprichos. Teniendo estos dos aspectos podemos concluir que no es usual ver personas sirviendo a otras porque confundimos estos dos términos y vemos en el servicio más trabajo, más responsabilidad, una opción de vida complicada que nos quita en vez de darnos. Pero si se quiere una sociedad, debemos practicar el servicio para darnos cuenta que la única manera es trabajar en función de las necesidades comunes y no personales.

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