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La Biblia Y El Libro Del Mormon


Enviado por   •  26 de Mayo de 2012  •  1.726 Palabras (7 Páginas)  •  547 Visitas

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Junto con la Biblia, el Libro de Mormón es un testigo indispensable de las doctrinas de Cristo y de Su divinidad.

Hace ya años, mi tatarabuelo tuvo en sus manos el Libro de Mormón por primera vez. Lo abrió en el medio y leyó unas páginas. Entonces declaró: “Este libro fue escrito por Dios o por el diablo, y voy a averiguar quién lo escribió”. Leyó el libro dos veces en los diez días siguientes, después de lo cual afirmó: “El diablo no pudo haberlo escrito; debe ser de Dios”1.

Ésa es la genialidad del Libro de Mormón, no hay término medio. Es la palabra de Dios, como asegura ser, o es un fraude total. Este libro no afirma ser sólo un tratado moral ni una crónica teológica ni una colección de escritos aclaratorios; afirma ser la palabra de Dios: cada frase, cada versículo, cada página. José Smith declaró que un ángel de Dios lo condujo a las planchas de oro, las cuales contenían los escritos de profetas de la antigua América y que tradujo esas planchas mediante poderes divinos. Si esa historia es verdadera, entonces el Libro de Mormón es escritura santa, tal como asegura ser; si no, es un engaño sofisticado, pero diabólico.

C. S. Lewis habló de un dilema similar que enfrenta todo aquel que debe escoger entre aceptar o rechazar la divinidad del Salvador, en lo que tampoco existe término medio: “Lo que trato de hacer es evitar que alguien exprese la necedad que muchas veces las personas dicen en cuanto a Él: ‘Estoy dispuesto a aceptar a Jesús como un gran maestro de principios morales, pero no acepto su aseveración de que es Dios’. Eso es algo que no debemos decir. El hombre común y corriente que dijera la clase de cosas que Jesús dijo no sería un gran maestro de principios morales… Es necesario decidir: o aquel hombre era, y es, el Hijo de Dios, o es un loco o algo peor… Pero no salgamos con la tontería de que es tan sólo un gran maestro humano. Él no nos ha dado esa opción; ésa no fue Su intención”2.

Del mismo modo, debemos tomar una simple decisión respecto al Libro de Mormón: o es de Dios o es del diablo; no hay otra opción. Por un momento, los invito a hacer una prueba que les ayudará a determinar la verdadera naturaleza de este libro. Pregúntense si los siguientes pasajes del Libro de Mormón los acercan más a Dios o al diablo:

“Deleitaos en las palabras de Cristo; porque he aquí, las palabras de Cristo os dirán todas las cosas que debéis hacer” (2 Nefi 32:3).

O estas palabras de un amoroso padre a su hijo: “Y ahora bien, recordad, hijos míos, recordad que es sobre la roca de nuestro Redentor, el cual es Cristo, el Hijo de Dios, donde debéis establecer vuestro fundamento” (Helamán 5:12).

O éstas de un profeta: “…venid a Cristo, y perfeccionaos en él” (Moroni 10:32).

¿Sería posible que estas declaraciones del Libro de Mormón las hubiese escrito el maligno? Después de que Cristo echó fuera ciertos demonios, los fariseos afirmaron que Él lo había hecho “…por Beelzebú, príncipe de los demonios”. El Salvador respondió que esa conclusión era absurda: “Todo reino”, dijo Él, “dividido contra sí mismo es asolado; y toda… casa dividida contra sí misma no permanecerá”. Y luego, Su concluyente punto culminante: “Y si Satanás echa fuera a Satanás, contra sí mismo está dividido; ¿cómo, pues, permanecerá su reino?” (Mateo 12:24–26; cursiva agregada).

Si las Escrituras del Libro de Mormón que mencioné nos enseñan a adorar, a amar y a servir al Salvador, lo cual hacen, ¿cómo pueden venir del diablo? Si fuera así, él estaría dividido contra sí mismo y, por tanto, estaría destruyendo su propio reino; precisamente la misma condición que el Salvador dijo que no podía existir. La lectura sincera y objetiva del Libro de Mormón llevará a cualquier persona a la misma conclusión que llegó mi tatarabuelo, es decir: “El diablo no pudo haberlo escrito; debe ser de Dios”.

Pero, ¿por qué es tan esencial el Libro de Mormón si ya tenemos la Biblia para que nos enseñe acerca de Jesucristo? ¿Se han preguntado alguna vez por qué hay tantas iglesias cristianas en el mundo hoy cuando extraen sus doctrinas esencialmente de la misma Biblia? Es porque interpretan la Biblia de manera diferente. Si la interpretaran de la misma manera, sería la misma iglesia. Esa situación no es lo que el Señor desea; el apóstol Pablo declaró que hay “un Señor, una fe, un bautismo” (Efesios 4:5). A fin de lograr esa unidad, el Señor estableció la ley divina de los testigos. Pablo enseñó: “Por boca de dos o de tres testigos se establecerá toda palabra” (2 Corintios 13:1).

La Biblia es un testigo de Jesucristo; el Libro de Mormón es otro. ¿Por qué es tan crítico este segundo testigo? La siguiente ilustración puede ayudar: ¿Cuántas líneas rectas se pueden dibujar que atraviesen el mismo punto en una hoja de papel? La respuesta es: infinitas. Imaginen por un momento que ese punto represente la Biblia y que cientos de esas líneas que lo atraviesan representan diferentes interpretaciones de la Biblia; y cada una de esas interpretaciones representa una iglesia distinta.

¿Pero qué pasa si en esa hoja de papel hay un segundo punto que

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