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La Lepra En Tiempos Dejesus


Enviado por   •  11 de Febrero de 2015  •  2.572 Palabras (11 Páginas)  •  460 Visitas

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Introducción

La lepra es una patología bien conocida desde tiempos antiguos, estigmatizante, mutilante, socialmente marginarizante, crónica, con una expresión de lo más florida y variable, terrible para el paciente, marcadora de su forma de vida y de su destino. Su evolución lenta hacía de este padecimiento un calvario, cuya terapéutica antigua se basó en combatir sus estados sintomáticos, como resultado del conocimiento limitado de la época.

El término “lepra” proviene del griego y significa “escamoso”. La palabra griega utilizada por Hipócrates y los médicos de la Hélade llamaba lepra a las lesiones aparecidas en la piel con aspecto escamoso, lo que hoy conocemos con el nombre de psoriasis. También llamaron este tipo de lesiones “psoriasis léuki”, que significa lepra blanca.

El problema surge aparentemente a causa de las traducciones de la Biblia, por un lado, y de otro por las versiones al árabe de las obras griegas. Así el término hebreo “tsara´ath“, con el que se designaban las lesiones blanquecinas de la piel, es traducido por la palabra griega lepra. Con la palabra tsara´ath ha sucedido como con otros muchos términos bíblicos que designan enfermedades, que al no poder identificarlos han creado problemas insolubles de traducción. Tsara’ath es la palabra que se aplicaba genéricamente a todas las enfermedades de la piel.

Maimonides ya lo interpretó así en su «Tumat ha-tsara´ath», donde interpreta esta palabra como dermatitis o dermatosis. Así se hace distingo entre néga ha-tsara´ath (sífilis primaria, frambuesia), tsara´ath or basar (ulcus durum), tsara´ath puráht (sífilis secundaria), tsara´ath noshénet (sífilis terciaria, frambesia), tsara´ath ha-rosh (tricoficia o tsara´ath de la cabeza), tsara´ath ha-báyit (saprofites, suciedad, contaminación).

Aunque tsara´ath se suele interpretar por lepra, sólo la tsara´ath ha-metsah es la lepra leonina. El hecho de que se curaba la tsara´ath en días o semanas indica que no siempre se trataba de lepra.

También se hace distinción en los textos bíblicos entre tsarúa (luético o bejel, frambesia o pinta) y metsorá (leproso). Los griegos conocieron la verdadera lepra y la describieron con el nombre de elefantiasis, debido a la deformación facial producida por esta enfermedad, cuyos nódulos o lepromas, al ir creciendo y confluyendo, recordaban el aspecto de la piel del elefante.

Luego, cuando los árabes comienzan a hacer traducciones de los autores griegos, surge la segunda confusión al interpretar la palabra elefantiasis por «Dal-Fil» que significa «pata de elefante». De aquí que hayan surgido en la historia de la Medicina términos diferentes para designar a la verdadera enfermedad de Hansen: elefantiasis graecorum y elefantiasis arabum.

Los hebreos usaban la palabra juzam para describir la elefantiasis griega o lepra moderna y juzam será traducida al latín por medio de la palabra griega lepra, la misma palabra usada por los antiguos griegos para designar una serie de diversas lesiones de la piel.

Lucrecio y Celso harán el distingo entre elefantiasis graecorum o elefantiasis de los griegos y lepra graecorum, o sea psoriasis y enfermedades afines. Poco a poco el sonoro nombre de lepra fue reemplazando al no menos sonoro, pero más largo de elefantiasis graecorum, y hoy tiene carta de naturaleza.

Antigüedad de la lepra

Estudiando los textos antiguos de las diversas culturas de Oriente, se ha podido observar y anotar descripciones de esta enfermedad ya en documentos tan antiguos como el Papiro Brugsch (2.400 a.C.).

Por su parte las obras de Susruta, en la India (Susruta Samhita), y Charaka, dos de los más famosos médicos hindúes (500-100 a.C.), ya mencionan una enfermedad infecciosa, una de cuyas variedades producía la «pérdida del sentido del tacto», clara alusión a la lepra anestésica.

En China se la menciona en varios Pen-tsaos y en los Anales de Confucio (600 a.c.). El antiguo Testamento (Pentateuco, Levítico) establece el concepto de leproso.

Tomando en cuenta la antigüedad de cada uno de los testimonios documentales, una primera impresión parece demostrar que desde tiempos muy remotos fue conocida en Egipto y Oriente (Mesopotamia e India), más tarde aparece por un lado en China y Japón y en Occidente en Grecia, la Península Itálica y Norte de Africa, y ya en la Edad Media se extenderá por toda Europa. Pero puntualicemos más detalladamente esta primera impresión.

Los Vedas de la India recogen ideas y tradiciones orales muy antiguas que se remontan hasta 6.000 a.C. Ya en los Vedas se puede observar la idea de lepra, la idea de la existencia de esta enfermedad en Asia en tiempos muy remotos. La medicina hindú conoció la lepra verdadera y su atención médica con métodos que podemos calificar de «modernos», esto en una época en que aún no se tenía noticia de ella en Grecia, o al menos no existe constancia documental, ya que no existen fuentes escritas con esa antigüedad en Europa. En el Atarva-Veda y en el Manava Darma Castra, se describen los síntomas de la lepra verdadera (1500 – 500 a.C.) recomendándose diversas medidas profilácticas contra esta enfermedad. En el Susruta Samhita (600 – 100 a.C.) se cita la lepra con el nombre de Vat-Rakta, Vat-Shomita y Kushta, recomendándose para su curación el aceite de chaulmoogra. En la India se conocía desde esa gran antigüedad la palabra kushta que englobaba una gran cantidad de enfermedades cutáneas entre las que predomina la enfermedad de Hansen.

En China existió desde tiempo muy antiguos un término, li o lai que englobaba lesiones de piel también muy variadas desde el psoriasis al prurigo y eczema, y posiblemente la lepra. También en sánscrito existe la palabra kilasa con la que se designa la leucodermia. En los viejos textos chinos como el Shan-Han-Lun y el Kun-Yin-Chen-Sien-Chuan se describe una enfermedad que cubre el cuerpo con úlceras con aspecto y olor repugnantes. No menos de 15 palabras chinas se han identificado para designar lesiones de la piel compatibles con lepra. Los más aparentemente significativos son los citados términos li y lieh, lieh-fang y wu-chi, que aún siguen utilizándose para designar la lepra. En los textos chinos, además de las descripciones de la lepra, se trata ésta con purgantes, diaforéticos y arsénico. Se dice que uno de los discípulos de Confucio, de nombre Pe-Nieu, murió a causa de la lepra. La crónica de la dinastía Chu contiene una detallada descripción de la lepra verdadera. Hua-To, el famoso médico-cirujano chino que fue decapitado por uno de los emperadores chinos, que pensó

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