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La Ropa De La Mujer


Enviado por   •  30 de Septiembre de 2014  •  1.816 Palabras (8 Páginas)  •  292 Visitas

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Leamos ahora el versículo 16, en el cual se comienza a hablar de:

La ropa de la mujer

"Asimismo dice el Señor: Por cuanto las hijas de Sión son orgullosas y andan con el cuello erguido y ojos seductores; que caminan como si danzaran, haciendo sonar los adornos de sus pies"

¡Qué cuadro el que se nos presenta aquí en cuanto a las mujeres de aquella época! El problema, por supuesto, está en el corazón. El contraste en la Biblia lo tenemos en 1 Pedro 3:1-4. Los dos primeros versículos dicen: "1Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos, para que también los que no creen a la palabra sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas, 2al considerar vuestra conducta casta y respetuosa". Ahora, esto no quiere decir que ella debe tolerar abusos de su parte, sino que debe vivir una vida santa ante él. El versículo 3 dice: "3Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos",. La esposa que piense conservar a su marido únicamente con sus atractivos exteriores, lo perderá. Y el versículo 3 destacó que otro adorno mucho más importante, "4 el interno, el del corazón, en el incorruptible adorno de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios."

Ahora, hay tres cuerdas que mantienen vivo a un matrimonio. Como bien dijo el Eclesiastés en 4:12, un cordón de tres hilos no se rompe fácilmente. Está el hilo físico, y éste es importante. También está el hilo psicológico, es decir, los mismos intereses. Y en tercer lugar, tenemos el hilo espiritual, es decir, el amor de Dios y Su obra. Si una esposa intenta mantener a su lado a su marido sólo con su atracción física, llegará el momento en el que él ya no estará más interesado en ella. Esto es lo que el apóstol Pedro estaba diciendo. La atracción de una esposa debería consistir en más que su forma de vestir, o el peinado que use. Su belleza debería ser una forma de vida caracterizada por un espíritu tierno y sereno.

Esta figura está en contraste con la descripción de esta profecía, en la cual Isaías describió a muchas mujeres de su tiempo como altivas, sexualmente atractivas, que caminan como si danzaran, haciendo sonar los adornos de sus pies.

Entonces, el versículo 17 dice:

"Y el Señor herirá con tiña el cráneo de las hijas de Sión, y el Señor desnudará su frente."

Estaba hablando de una enfermedad de la piel del cráneo. Al leer esto recordamos enfermedades como el sida, el síndrome de inmuno deficiencia adquirida y otras, que en algunos países adquieren proporciones epidémicas. Realmente, Dios ha dispuesto que el pecado tenga consecuencias. Y continúan diciendo los versículos 18 al 24:

"Aquel día quitará el Señor el adorno del calzado, las redecillas, las lunetas, los collares, los pendientes y los brazaletes, los turbantes, los adornos de las piernas, los partidores del pelo, las cajitas de perfume y los zarcillos, los anillos y los joyeles de las narices, las ropas de gala, los mantoncillos, los velos, las bolsas, los espejos, el lino fino, los turbantes y los tocados. En lugar de los perfumes aromáticos vendrá hediondez, soga en lugar de cinturón, y cabeza rapada en lugar de rizos del cabello; en lugar de vestidos de gala, ceñimiento de ropas ásperas, y cicatriz de fuego en vez de hermosura."

La ropa de mujer puede ser uno de los barómetros de cualquier civilización. Cuando los vestidos femeninos son modestos, ese detalle nos dice algo sobre la nación en su totalidad.

En estos últimos versículos se mencionan por nombre, alrededor de veinte artículos de ropa y moda femenina. Dios no estaba condenando a las mujeres de Israel por vestirse a la moda de su tiempo. Él estaba hablando de su vida interior. Eran altivas y descaradas. El verdadero adorno tenía que haber estado en su interior, no en el exterior de la piel. La motivación que tenían al querer destacarse de esa manera revelaba el nivel moral de ellas y de su nación. Y la profecía continúa en los versículos 25 y 26 diciendo:

"Tus varones caerán a espada y tu fuerza en la guerra. Sus puertas se entristecerán y enlutarán, y ella, desamparada, se sentará en tierra."

Había una medalla romana que mostraba a una mujer llorando; la inscripción bajo la imagen decía "Judá cautiva". Representaba a las cautivas de Israel. Como esa nación no hizo caso a las advertencias de Dios, los israelitas fueron conducidos al cautiverio. ¡Qué imagen dramática la de aquella nación! Pero, ¿no se parece acaso a la condición de la humanidad que vive sin Dios, bajo la esclavitud de su pecado y las pasiones? También hoy, Dios ha advertido de las consecuencias del pecado y la rebelión humana. Y sólo el aceptar por la fe en el Señor Jesucristo y su obra en la cruz, puede liberar al ser humano de ese cautiverio espiritual. Sólo Jesucristo pudo decir, "Si el Hijo os liberta, seréis verdaderamente libres".

En los versículos 16 y 17, el Señor azotará a las hijas de Sión por su altivez. El versículo 16 describe su libertinaje: “Asimismo dice Jehová: Por cuanto las hijas de Sión son altivas y andan con cuello erguido y ojos desvergonzados, que caminan como si danzaran, haciendo sonar los adornos de sus pies”—

La palabra hebrea Sión, que se usa en este versículo y que significa “lugar secado”,[22] tiene varios niveles de significado en las escrituras. Durante la época de David era el nombre de una fortaleza cerca de Jerusalén;[23] el arca de la alianza fue traído por Salomón de allí al templo en Jerusalén.[24] El monte del templo en Jerusalén también se conocía como el monte de Sión,[25] y Sión se utiliza en varias escrituras como un sinónimo poético para Jerusalén.[26] Sión también se refiere al recogimiento espiritual de los últimos días—la restauración de la plenitud del evangelio desde los cielos y el establecimiento de un pueblo que viviría según sus principios.[27] Sión, por tanto, es un sitio en el cual los puros de corazón morarán.[28] Esta definición puede substituirse en lugar de la palabra Sión para ayudar en su comprensión: “Por cuanto las hijas de los puros de corazón son altivas…”. Por contraste, el Jerusalén de los últimos días significa un sitio para el recogimiento físico de las tribus retornantes de Israel, no importa si es el sitio original de Jerusalén u otro sitio.[29]Una “Nueva Jerusalén” para el recogimiento de algunas de las tribus se establecería sobre el continente americano.[30] La gama de significados para las palabras tales como “Sión” y “Jerusalén” provee una clave para entender los significados ocultos y el cumplimiento recurrente de las profecías de Isaías en varias dispensaciones.

En el versículo 16 Sión tiene significados dobles: es un sitio para el recogimiento espiritual en los últimos días y también un sinónimo para la Jerusalén antigua tal como la de los últimos días.[31] La acusación profética de Isaías de mundanearía se aplica igualmente a la gente antigua y moderna del convenio del Señor.

Tocante a la vanidad, el Señor amonesta à los santos de los últimos días:

“Y en ocasiones pasadas vuestras mentes se han ofuscado a causa de la incredulidad, y por haber tratado ligeramente las cosas que habéis recibido,

“y esta incredulidad y vanidad han traído la condenación sobre toda la iglesia”.[32]

La vanidad aflige a la Sión moderna tal como al Israel antiguo.

El versículo 17 describe la maldición: “por tanto, el Señor herirá con sarna la mollera de las hijas de Sión, y Jehová descubrirá su desnudez”. “Descubrir su desnudez” es un modismo hebreo que significa “ponerles en deshonra”.[33]

En los versículos 18 al 23 se mencionan ornamentos, accesorios, y artículos de ropa. La nota al pie de página tratante al versículo 18 dice “Las autoridades en la materia no siempre concuerdan con respecto a la índole de los adornos de la mujer que se mencionan…”[34] Traducciones bíblicas en idiomas modernos presentan listas de ornamentos usando palabras que dependen de la época en que la traducción se hizo. Por ejemplo, la traducción bíblica de King James en inglés usa palabras que datan de hace cuatrocientos años, algunas de las cuales no son conocidas por los lectores modernos. La traducción de Reina-Valera que se usa en este comentario usa palabras que, por la mayor parte, son bien entendidas.

El versículo 18 comienza la lista de los artículos femeninos mencionados por Isaías: “Aquel día el Señor quitará la hermosura de los adornos de sus tobillos, y las redecillas, y las lunetas”— “Lunetas” quiere decir adornos en forma de luna en cuarto creciente.[35]

El versículo 19 continúa, enumerando más accesorios que se usarán por las mujeres vanas de los últimos días: “los collares, y los brazaletes, y los velos”—

El versículo 20 enumera más ornamentos vanos y artículos de ropa: “las cofias, y los adornos de las piernas, y las cintas, los pomitos de olor, y los zarcillos”— “Las cofias” quiere decir gorras femeninas.[36]

El versículo 21 nombra algunos artículos de joyería: “los anillos, y los joyeles de la nariz”—

El versículo 22 describe más artículos de la ropa y accesorios: “las ropas de gala, y los mantoncillos, y las capas, y las bolsas”—

El versículo 23 completa la lista: “los espejos, y los linos finos, y los tocados y las gasas”. “Gasas” quiere decir las ropas transparentes.[37]

El versículo 24 describe el resultado de la ira del Señor vertida sobre las hijas de Sión: “Y acontecerá que en lugar de los perfumes aromáticos habrá hediondez, y soga en lugar de cinturón, y calvicie en lugar de cabellos peinados, y en lugar de faja, ceñimiento de cilicio y quemadura en vez de hermosura”. “Cilicio” significa “saco o vestidura áspera que se usaba antiguamente para la penitencia”;[38] el llevar cilicio era una muestra exterior de angustia profunda o de luto. “Quemadura” significa marca o cicatriz.[39] Antiguamente, era costumbre marcar a los esclavos con herradero. En tiempos modernos tal herradero es raro; Isaías podía haber visto los tatuajes comunes, tanto como en hombres como en las mujeres. La gente, a causa de su maldad, sería azotada, muerta y vendida en la esclavitud.

Los versículos 25 y 26 describen la destrucción que caería sobre la Jerusalén antigua y Sión en los últimos días. El versículo 25 declara: “Tus hombres caerán a espada y tus fuertes en la batalla”.

El versículo 26 completa la profecía concerniente a Sión y Jerusalén: “Y sus puertas se lamentarán y enlutarán; y ella, desolada, se sentará en tierra”. En vez de sentarse en esplendor en un lugar de honor, el trono de Jerusalén sería quitado—dejando solamente la tierra en que sentarse. Esta profecía se relaciona al tiempo cuando Jerusalén fue destruida en el año 587 aC, y también a un tiempo en el futuro cuando condiciones orgullosas existirían entre las mujeres de Sión, quienes en aquel tiempo serán sujetadas a las consecuencias descritas. ¿Quién puede debatir con las descripciones vivas de Isaías de nuestra época y del comportamiento de la gente orgullosa en nuestra sociedad?

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