La gloria de Dios Y ¿Qué es la gloria de Dios?

La gloria de Cristo

Esta frase está dando vueltas en mi mente y en la de los demás maestros de la iglesia, el Señor nos ha hablado y estamos viviendo sus manifestaciones poderosas.

Y ¿Qué es la gloria de Dios?

En el versículo Juan 17:24, Jesús dirigiéndose al padre y pidiendo por los que creen en él, pide que donde él este, ellos también estén. Era el momento de enfrentar la entrega de su vida, el cumplimiento de la promesa al Padre, la voluntad de Dios, la misión de redención y salvación.

Me llama poderosamente la atención como lo dije anteriormente, dado que en la iglesia donde me congrego el Señor se manifiesta con poder y nos habla en diferentes maneras a través de los pastores y diferentes miembros de la iglesia, hemos venido cumpliendo su palabra de que en sus obras de evangelización, de estudio, de oración, de ayunos, de vigilias, de aperturas de escuelas de formación de niños, de preparación y esfuerzo, preparándonos para enfrentar la difusión de su palabra sin contaminación, frente a muchas iglesias apostatas que leudan la Santa palabra de Dios en nuestra ciudad, Barranquilla – Colombia.

Las manifestaciones de milagros, de sanaciones, son cumplimientos de lo que se dice sobre los miembros, sobre su cuerpo, el caminar en el crecimiento personal, trabajando por nuestros familiares inconversos y confiando en lo que su palabra dice, en el crecimiento de la fe.

El Señor ha venido anunciando las pruebas individuales, luego entramos en pruebas colectivas y en llevar la palabra a colegios donde niños y jóvenes son evangelizados, donde se continua ahora indicando y enseñando a otras iglesias, dado que la misión de la nuestra congregación “Iglesia Cristiana Berea” es mostrar la importancia de llevar la palabra sin contaminación; esto es no centrarnos en los problemas, no recibir beneficios personales y materiales, no buscar al Señor por lo intrascendente, sino por sus promesas de salvación, por creer en su palabra de verdad, en la convicción de lo que se espera y creer fervientemente en el cumplimiento de lo que aún no podemos ver, en participar en su plan de salvación, cumpliendo la gran comisión de predicar su evangelio.

Cuando se nos dijo entraran en una prueba, toda la iglesia, y los que permanezcan, los que se mantengan, “vengan los convidados a la mesa”, “la mesa ya está servida”, “sufrirán como iglesia y cuando todo lo vean perdido, entonces verán mi gloria”. Estas palabras han sido repetidas en diferentes ocasiones a través de diferentes miembros de la iglesia, en oraciones de guerra, vigilias y servicios.

“Van a sufrir” más deben levantar su fe, esta está siento probada.

Al encontrar esta frase en el inicio del capítulo I, estoy interesada y al tiempo en acuerdo a planteamiento interesante del autor, en el cual siento que nos muestra énfasis explicativos con revelación: al recordar y compara al sacerdote representado en el antiguo testamento con el gran sumo sacerdote dela iglesia, nuestro Señor Jesús quien ofrece el sacrificio por nuestros pecados, entra al cielo entregando sus oraciones con olor fragante ante el padre.

Recordando a José el hijo de Jacob, el que fue vendido por sus hermanos, al ser reconocido ya en Egipto pide a sus hermanos que le contaran a su padre: Haréis, pues, saber a mi padre toda mi gloria en Egipto, y todo lo que habéis visto; y daos prisa, y traed a mi padre acá. Génesis 45:13 lo hacía para dar a su padre gozo, después de tanto sufrimiento en que él sabía que había pasado después de su supuesta desaparición y muerte.

Cristo al hacer la oración de despedida a sus discípulos y recomendarlos al Padre desea que ellos vean su gloria y estuvieran seguros y satisfechos, con la convicción de tener la promesa de la palabra y así como los apóstoles vieron su gloria, porque esta da el sustento para lo que tenían que enfrentar.

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