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La voz de Jesús: Padre en tus manos encomiendo mi espíritu


Enviado por   •  5 de Abril de 2015  •  Informes  •  564 Palabras (3 Páginas)  •  178 Visitas

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La voz de Jesús:

Padre en tus manos encomiendo mi espíritu.

Palabras:

Realmente fue impresionante oír sus últimas palabras en la cruz, siempre que este hombre hablaba sucedían cosas extrañas.. pues yo vi mucha gente que fue sanada por él, aunque a nosotros los soldados romanos nos prohibían hablar de estas cosas, yo estuve parado junto a esa cruz Y la verdad no quería estar ahí porque cuando volteaba para ver a Jesús su mirada me hacía sentir y pensar que yo debería estar en su lugar él no me veía con odio si no que a pesar del gran sufrimiento que padecía y de su expresión de agonía el me miraba con amor y aun no alcanzo a entender por qué él decía palabras como; PADRE PERDONALOS POR QUE NO SABEN LO QUE HACEN ,en mi interior yo le decía; vamos si eres el hijo de Dios porque no bajas de esa cruz porque si dices que no has conocido pecado mueres por los pecadores y los presentas justos ante tu padre cuando creo que el único justo eres tú.

De pronto me di cuenta que mi cuerpo comenzó a temblar porque parecía que el escuchaba mis pensamientos y mientras por su cuerpo desfigurado corría la sangre él me decía con su mirada: SI NO BAJO DE ESTA CRUZ ES POR AMOR A TI.

Canto:

Te alabo, Santo. ¡Cristo Jesús! Pudiendo bajar de la cruz tu preferiste morir, en obediencia ¡Padre! y por a mí.

Te adoro Cordero de Dios Me rindo ante ti, y hoy crucifico mi ser. Se tu hoy en mí, en obediencia ¡Padre! yo te seguiré, por amor a ti.

Palabras:

Yo no sabía qué hacer, unos se burlaban de él, otros lloraban a lo lejos porque nunca lo volverían a ver. Aunque supuestamente él dijo que al tercer día iba a resucitar, y bueno, por esa razón, me ordenaron cuidar esta tumba. Sinceramente, yo quisiera irme de este lugar, no sé porque, pero me siento un poco temeroso. Además, yo no creo que este hombre salga de la tumba, y muchos menos, creo que pueda mover esta piedra tan pesada.

¡Claro que no! ¡Esto no sucederá! Pues le vimos morir, es más, le enterramos la lanza en su costado, y sus piernas ni quebrarlas fue necesario ¡Él estaba muerto! Ahora, que yo recuerde...Todos los reyes, emperadores y profetas...

La voz del Padre (Fil.2:6-9):

“Jesús, Hijo mío, por cuanto no te aferraste a ser igual a mí y renunciaste a todo lo que era tuyo, tomando forma de siervo y condición de hombre, haciéndote obediente hasta la muerte, Yo te levanto con el poder del Espíritu Santo, venciendo a la muerte y te doy el más alto honor y el más excelente de todos lo nombres que es sobre todo nombre.

Palabras:

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