Lo que más amo en el mundo

Lo que más amo en el mundo.

¿Qué es lo que más amas en el mundo?... Esta pregunta parece sencilla de contestar, de hecho, cuando se la haces a un niño podría responder: “A mi mami”, “Mi nueva play station”, “Mi mascota”, “Mis abuelos”, “El chocolate”, y sí, son respuestas válidas, ¡Son niños! Los niños suelen amar esto por la simple razón de que los hace felices.

Cuando amas algo o a alguien, no te limitas simplemente a “amarlo” porque el amor conlleva más que “sentir”; los hechos son los que fortalecen y forjan la base del mismo, y te esmeras por mantenerlo porque te hace feliz.

Pero… ¿Qué hay detrás de todo ello? ¿Una fuerza misteriosa? ¿Una fuente de los deseos? Nada de eso, hay un ser supremo y divino, un ser que es amor, sí amor, él es quien te brinda la oportunidad de vivir, de conocer, de ser feliz, de querer…Y ser querido. Entonces, ¿Por qué creer que  amas algo que hace parte de este mundo y que en cualquier momento podrías perder? ¿Es esa la idea de amor que tienes? Aún más importante, ¿Qué es lo que te permite amar? La respuesta a todo esto,  es simple como una ecuación, es la clave de todo, pero muchas veces lo olvidamos… Y sencillamente nos perdemos. Hacemos “Poff” apagamos nuestra vela y cuando estamos en la oscuridad nos damos cuenta de ello, como si antes, estando en la luz, hubiésemos estado ciegos y justo cuando no podemos ver nada, abriésemos realmente los ojos.

En la Biblia están escritos los diez mandamientos, diez sencillas reglas o condiciones que el señor nos impuso para vivir, es un manual de instrucciones si así lo queremos tomar, pues nos enseña cómo llevar una buena vida estando al servicio de Dios, el primer mandamiento es muy importante,  pues dice: “Amarás a Dios sobre todas las cosas” (Mateo 22:37) Y si el mismo señor es quien lo dice, el único que te puede enseñar el verdadero amor, el ser que te da todo lo que te hace feliz, ¿Por qué seguir con la misma idea errada de creer que amamos más lo que podemos tocar y ver que aquello que es igual de real, pero sin las mismas posibilidades de hacerlo tangible ante nuestros ojos? ¡Somos demasiado egoístas! Por ello el mundo es tan cruel y complicado, nosotros mismos nos convertimos en monstruos, nos asustamos de lo que podemos llegar a hacer, porque así como somos capaces de crear algo bueno, es igual de fácil sembrar destrucción y dolor, lo más triste es que esto último es lo que más hacemos…¿A caso hemos perdido nuestra humanidad? ¿Qué nos sucede? ¿Qué clase de esperanza se puede tener en un mundo en el que hay personas a las que sólo les importa lo que les conviene? Y me da tristeza ver que sí hay gente así, porque no viven con amor, sencillamente no lo conocen o lo confunden con ciertos “placeres” que al final terminan dañándolos.

Tenemos la posibilidad de elegir, esa es nuestra ventaja, todos empezamos desde cero y en algún momento de nuestra vida, cuando creemos estar en la cima, la válvula vuelve al inicio, y nos toca comenzar otra vez. Es momento de reflexionar, de hacer las cosas bien, nunca es demasiado tarde, “Carpe diem”, es una frase que traducida al español significa “Aprovecha el día” o “Disfruta el momento” , ¿Por qué no hacer eso? Dios te da la posibilidad todos los días, cuando abres tus ojos y estás allí, sentado en tu cama, muchas veces imaginando que tu vida es un fracaso, que odias la escuela o tu trabajo, ¡Un día más! ¡Otro aburrido y largo día! Son expresiones que quizá utilizas mucho, ¿Por qué no cambiar tus lamentos por gritos de júbilo? ¡Estás vivo! ¡Dale las gracias al señor! No sabes cuál será el futuro que te depare, y si ese egoísmo es lo que realmente te mueve, al menos utilízalo bien, siempre podemos tomar algo malo y convertirlo en algo bueno si queremos, todos tus defectos y todas tus cualidades te hacen ser quién eres, no te digo que cambies, pero cada día puedes ser mejor si te lo propones.

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