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Los Sacrificios


Enviado por   •  30 de Septiembre de 2012  •  2.526 Palabras (11 Páginas)  •  437 Visitas

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LOS SACRIFICIOS

(Segunda Parte)

PARA ESTUDIO: Citas notadas en el comentario.

LECTURA DEVOCIONAL: Isaías 53.

TEXTO PARA MEMORIZAR: Hebreos 9:14.

A. EL SACRIFICIO DE PAZ (Levítico 3:1-17; 7:11-38)

Este sacrificio era el más ofrecido mientras vivían en el desierto, porque tenían que presentar así todos los animales que mataban para comida de entre sus ganados, cabras u ovejas. La idea principal de este sacrificio es la comunión. Representa la comunión con Dios. El altar era la mesa de Dios (Ezequiel 44:16; 41:22; Malaquías 1:7, 12). Se ve la idea de una mesa de comunión en varias porciones de las Escrituras: Éxodo 18:12; 24:9-11; Levítico 23 (las fiestas); Deuteronomio 12:17, 18; 14:22-26, 28, 29; la última cena de Jesús con sus discípulos y la cena de las bodas del Cordero (Apocalipsis 19:9).

Era un sacrificio con sangre, pero solamente el sebo y unas partes interiores de los animales eran quemados sobre el altar. Estas eran las partes que pertenecían a Dios. Siempre el sebo tenía que ser quemado; nunca se permitía a los israelitas comerlo. Kinlaw (Beacon, vol. 1, p. 333) dice que el sebo representa lo más rico y lo mejor porque son las riquezas guardadas en el animal en caso de necesidad.

Lo demás del animal sacrificado fue comido. El sacerdote que oficiaba tenía la espaldilla derecha, los otros sacerdotes, el pecho; y el que ofrecía el animal en sacrificio, podía comer lo demás con su familia y amigos. Tenían que comerlo en ese día y el siguiente (el mismo día si era por acción de gracias; el mismo y el siguiente si era por voto); lo que quedaba para el tercer día debía ser quemado. Esto, por lo menos, sería una provisión de higiene, porque en tierras cálidas la carne se arruina al guardarla por mucho tiempo (en este caso, tres días).

Desde la antigüedad los hombres han tenido el concepto de comunión por medio de una comida, juntos. Aquí Dios tiene su parte en el sacrificio; los sacerdotes también tenían sus partes, y el que ofrecía también tenía su parte. Esto indica la comunión y alegría de todos los participantes. Indica compañerismo con Dios. En esta ofrenda, Dios y el hombre son reconciliados y se reúnen en comunión. Como este era sacrificio con sangre, muestra que la comunión con Dios es imposible aparte de la remisión de pecado por medio de la sangre de Cristo. Este sacrificio implica la salvación ya recibida (Kinlaw, p. 333).

En los sacrificios de paz, hay algunos de los aspectos del holocausto (Levítico 3:3-5) y unos aspectos de las oblaciones (Levítico 7:12-14). Esto era cuando era ofrenda de acción de gracias. En esta ofrenda algunas de las tortas, eran tortas de pan leudo (Levítico 7:13), reconociendo que nuestra alabanza humana es imperfecta y afectada por el pecado (Sacrificial System in the O. T., p. 101).

En el holocausto tenemos a Cristo como hombre exhibiendo su plena devoción a Dios. En las oblaciones tenemos a Cristo como hombre exhibiendo su plena devoción al hombre. La ofrenda de paz es central. Se ve entre el holocausto y las oblaciones a un lado, y el sacrificio por el pecado y el sacrificio por la culpa al otro lado. En el holocausto y la oblación, vemos a Dios en Cristo acercándose al hombre; en el sacrificio por el pecado y el sacrificio por la culpa, vemos al hombre en Cristo acercándose a Dios. En la ofrenda de paz, tenemos el punto de unión entre los dos lados; y el resultado es la comunión.

En los capítulos 1-5 queda el sacrificio de paz en el lugar central. En la condensación de los capítulos 6-7 queda en el último lugar. En el primer grupo significa que está entre el acercamiento de Dios al hombre y el acercamiento del hombre a Dios. En la segunda descripción simboliza que éste es el fin o meta de todos los sacrificios: la consumación, por decirlo así, la renovación de perfecta comunión con Dios.

B. EL SACRIFICIO POR EL PECADO (Levítico 4:1-5:1-13; 6:24-30)

Los primeros tres sacrificios descritos (holocausto, oblación, y paz) son voluntarios. Son sacrificios de olor grato. En contraste con ellos se estipulan las razones y ocasiones en que se sacrifican el sacrificio de pecado y de la culpa. Son obligatorios y conforme a las responsabilidades y el oficio del que ofrece el sacrificio (Kinlaw, Beacon, p. 335).

En este sacrificio vemos al hombre como pecador acercándose a Dios, al hombre en Cristo acercándose a Dios. El mensaje de este sacrificio es el de expiación del pecado. Enseña que solamente con sangre, con una vida derramada, puede ser expiado el pecado. Solamente ciertos pecados podían ser expiados por este sacrificio; eran los pecados hechos por yerro. Estos pecados son pecados de ignorancia. Dios le revela el pecado al individuo, y la persona llega a ser, pues, culpable (Levítico 5:4, 5). Ignorancia significa actitud, que resulta de las debilidades humanas. Los pecados de “mano altiva” indican una actitud de desafío u obstinación. Los que cometían pecados groseros y con “mano altiva” tenían que sufrir la pena sin ninguna esperanza (Hebreos 10:28). Pero ahora hay un sacrificio mejor, el de Cristo, que es suficiente para la expiación de todo pecado. Este sacrificio no es solamente por lo que ha hecho el pecador, sino que también por lo que es.

Había tres tipos de sacrificios según la persona que había pecado. Se requería más de las personas de alto rango. Los tres rangos notados son: 1) Un sacerdote o todo el pueblo. 2) Un príncipe. 3) Cualquier persona ordinaria del pueblo. La variación de los requisitos no indica que el pecado es menos grave en una persona ordinaria; indica, más bien, que la responsabilidad es mayor y las consecuencias son peores cuando un sacerdote o un príncipe peca, que cuando el pecado es cometido por cualquiera persona. La culpa se mide por la responsabilidad, y la responsabilidad, por el privilegio. Los diferentes sacrificios indican diferentes niveles de responsabilidad y de culpa.

PARA EL SACERDOTE O TODO EL PUEBLO: Se requería un becerro. La sangre era rociada delante del velo del tabernáculo y puesto sobre los cuernos del altar de incienso. El sebo y las partes interiores tenían que ser quemados en el altar de sacrificio. Lo demás de la sangre debía ser echada al pie del altar de sacrificio. Lo demás del cuerpo del becerro tenía que ser quemado fuera del campamento en un lugar limpio.

PARA UN PRÍNCIPE: Se requería un macho cabrío en sacrificio. La sangre era puesta sobre los cuernos del altar de sacrificio y

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