Nuestra Labor No Es En Vano

*Imagínate una tarde fría de invierno, está lloviendo , llegas de trabajar. Lo primero que se te viene a la mente es darte una ducha relajante y acomodarte en el sofá. Pero es miércoles. ¿Has tenido que luchar contra el deseo de quedarte en casa y no venir a la reunión?

*¿Trabajamos los territorios asignados a la congregación, aunque estén lejos?

*Te acabas de enterar de la fecha de la asamblea de distrito, ¿buscas otro lugar de asamblea simplemente porque te parte las vacaciones por la mitad?

Si acudimos a la pagina tres de Nuestro Ministerio Teocrático, encontramos el tema que vamos a desarrollar. "Nuestra labor no es en vano."

Abramos nuestros anuarios por la pág. 112.

Aquí hemos encontrado las características de los viajes de un superintendente de circuito y su esposa en el país de Myanmar. Por ponernos un poco en situación ante las dificultades que tuvieron que afrontar, para poder llevar a cavo la obra de predicar, pues la experiencia menciona:

*Las carreteras no existen.

*Los caminos se vuelven casi imposibles por la lluvia y algunos quedan cortados por los desprendimientos de tierra.

* Algunas montañas llegan alcanzar los tres mil metros de altura y están cubiertas de densas junglas, lo que dificulta el poder viajar por ellas.

*A muchas aldeas solo se puede llegar a pie. Teniendo que caminar 32Klm. diarios, durante seis días consecutivos o más.

No solamente esta pareja. Otros hermanos de la zona cuentan sus experiencias: *con nubes de mosquitos,

*toda clase de insectos desagradables,

*caminos polvorientos y atravesando zonas donde abundan jabalíes, osos, leopardos, tigres y la mayor variedad de serpientes venenosas del mundo.

Por mencionar un detalle para que entendamos la dureza de la zona. (pág. 114, párr. 1).

Ante semejante fauna no es de extrañar que a la hora de dormir se rodeasen de hogueras.

¿Cuál sería tu actitud en medio de estas circunstancias?

Lo normal sería un rostro cansado, caminando en silencio.

Pero no fue el caso de la congregación de Matupi que caminaron de seis a ocho días de ida y otros tantos de vuelta para asistir a su asamblea a mas de 270klm. Ellos iban entonando canticos del Reino.

Pero todos nosotros sabemos que este tipo de circunstancias jamás han impedido que un siervo de Dios declare las buenas nuevas. No es la primera vez que leemos de situaciones similares de hermanos y hermanas yendo a las reuniones, a predicar

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