Orad sin cesar
Ruben Rafael Aguilar GrajalesReseña27 de Octubre de 2015
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ORAD SIN CESAR.
Por ello, nuestra primera oración debería ser: «Señor, desvela mi yo ante mí mismo».
Al mismo tiempo, ora así: «Señor, enséñame a morir a mis deseos, a mi orgullo, a mi autoestima».
Lucas 18.13 (NTV)
13 »En cambio, el cobrador de impuestos se quedó a la distancia y ni siquiera se atrevía a levantar la mirada al cielo mientras oraba. Sino que golpeó su pecho en señal de dolor mientras decía: “Oh, Dios, ten compasión de mí, porque soy un pecador”.
“SIEMPRE DEBEMOS ORAR”
Filipenses 4.6 (NTV)
6 No se preocupen por nada; en cambio, oren por todo. Díganle a Dios lo que necesitan y denle gracias por todo lo que él ha hecho.
Lucas 11.5–10 (NTV)...no pierdo la fe en orar
5 Luego utilizó la siguiente historia para enseñarles más acerca de la oración: «Supongan que uno de ustedes va a la casa de un amigo a medianoche para pedirle que le preste tres panes. Le dices: 6 “Acaba de llegar de visita un amigo mío y no tengo nada para darle de comer”. 7 Supongan que ese amigo grita desde el dormitorio: “No me molestes. La puerta ya está cerrada, y mi familia y yo estamos acostados. No puedo ayudarte”. 8 Les digo que, aunque no lo haga por amistad, si sigues tocando a la puerta el tiempo suficiente, él se levantará y te dará lo que necesitas debido a tu audaz insistencia.
9 »Así que les digo, sigan pidiendo y recibirán lo que piden; sigan buscando y encontrarán; sigan llamando, y la puerta se les abrirá. 10 Pues todo el que pide, recibe; todo el que busca, encuentra; y a todo el que llama, se le abrirá la puerta.
La humildad en la oración no excluye la confianza. En nuestra vida de oración, la humildad y la confianza no constituyen una contradicción. La primera la obtenemos mirando al yo, y la segunda se obtiene mirando a Cristo.
¿Cómo oraremos? ¿Y qué deberíamos pedir? De cierto, lo que por encima de todo debería incluir una oración humilde es un ruego por la gracia de Dios. Pero además de por la gracia de Dios debemos rogar acerca de asuntos temporales y eternos.
Una verdadera oración se interesa ante todo por Dios y su causa, y luego por tu prójimo. Una oración así siempre te dará beneficios, porque cuando te interesas en la causa del Señor, también experimentas una bendición para tu propio corazón.
El gozo no es agradecimiento; el gozo se queda en el nivel horizontal, pero la gratitud se levanta desde las profundidades. El gozo está atado a las bendiciones, pero la gratitud nos ata al Dador de las bendiciones.
La palabra gratitud está relacionada con la palabra grato. La verdadera gratitud es grata a Dios y nace de la meditación en nuestro estado de desnudez y de darnos cuenta de que todo lo que poseemos de más que cuando nacimos es una misericordia inmerecida.
Así, ya hemos considerado diversas facetas de la oración.
La oración secreta puede ser solo un suspiro en pos de Dios. A menudo este suspirar no va asociado con palabras, ni con una forma, tiempo o lugar. La verdadera oración no va atada a formas externas; lo que importa es el corazón.
La oración perseverante tiene lugar muchas veces cuando el pecador experimenta las tinieblas de un Cielo cerrado y, sin embargo, antes preferiría perecer que soltarse de Dios. Sin atreverse a ofender la justicia y la santidad de Dios, este orante no deja de suplicar.
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